My Little Mudblood (Dramione)#DramioneAwards

Pain

Narra Draco:

Tras el incidente con el Troll no había vuelto a ver a hermione, cada vez estaba más lejos de ella y me quemaba por dentro, no entendía como un padre podía hacer algo que arrebatase la felicidad a su hijo, como una creencia social podía afectar tanto y hacer tanto daño.

Aquel día me levanté pronto y fui a dar una vuelta, últimamente era muy difícil conciliar el sueño sin que alguna pesadilla lo cortase y las ojeras comenzaban a mostrarse en mi rostro. Al llegar al lago me quedé mirando el amanecer y suspiré apenado pensando que a lo mejor, algún día, ese momento lo estaría compartiendo con ella, si es que algún día se acababa esta pesadilla.

Justo en ese momento noté un suave tirón en la túnica y el aroma a caramelo inundó mis fosas nasales, suspiré porque sabía que iba a acabar muy mal, no sabía que iba a ser lo próximo que me haría decir mi padre y no quería hacerla daño, necesitaba que ella se mantuviese alejada de mi, porque solo podía hacerla sentir mal y me partía el alma hacerle eso a ella.

Se sentó a mi lado y se mantuvo callada durante el rato que duró el amanecer, pero cuando ya estaba a punto de terminar ese precioso momento noté como acercaba su mano a la mía, con un suave roce, con el tacto necesario como para devolverme una felicidad instantánea. Fue como una oleada de energía, como si hubiésemos sido creados única y expresamente para encontrarnos.

Me habría encantado decir que me giré, la miré a los ojos y entrelacé mis dedos con los suyos, que luego pasé mi mano por su delicada mejilla y la acerqué hasta unir nuestros labios en un grandioso beso que esperaba con ansias, pero no sucedió de esa manera. De hecho no sucedió nada parecido.

Al recibir su roce aparté la mano, giré la cabeza y la miré, pero la cara que recibió fue de asco, me limpié la mano en la túnica y pude ver lentamente como las palabras que salieron de mi boca la destrozaban una vez más.
Lo próximo que noté fue como estampaba su mano contra mi mejilla con aquellos ojos preciosos llenos de lágrimas, y desde aquello nada volvió a ser igual.

Aquel día me rompí un poco más, también la rompí a ella y sin quererlo y poco a poco apagué una llama que debería haber seguido ardiendo, que nunca debería haberse consumido.