Dipper necesita ayuda.

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Dipper miraba el techo de su habitación abrumado.

No tenía ni idea de lo que estaba haciendo con su vida, había aceptado un trato impulsivamente y ahora tenía que enamorar a Bill Cipher.

El mujeriego favorito de las chicas.

Y al menos para Dipper, el idiota más grande que ha conocido.

Suspiró levantándose de la cama, no dejaría que Bill le gane en esa apuesta, ya que por ningún motivo se enamoraría del menor de los Cipher.

Pero necesitaba pensar, ¿cómo podría enamorar a Bill? No tenía ni la menor idea de qué le gustaba o que le atraía para poder hacerlo... no sabía cómo podría "conquistarlo". Un escalofrío le recorrió el cuerpo por completo, la sola idea le causaba náuseas.

¿Qué podría gustarle a Bill Cipher? Claro además de mujeres bonitas y hacer estupideces.

Soltó un suspiró de frustración, esto era inútil, al castaño jamás podría ocurrírsele algo que pudiera servir, porque él no conocía a Bill, y por lo tanto no tenía ni una pista sobre por donde debía empezar para ganarse el corazón del rubio. Pero por fortuna, conocía a alguien quién sí.

Se dirigió hasta la sala de estar, donde sabía que su hermana gemela se encontraría sentada, viendo una película con su mascota.

—Mabel —la voz del castaño la llamó.

—¿Sí, Dip? —Preguntó aún sin quitar la vista de la pantalla.

Dipper inhaló, arrepintiéndose mentalmente por lo que haría.

—Ya que tú eres buena amiga de Bill, ¿sabes qué tipo de cosas le gustan? —Le preguntó intentando no morir con las palabras que tenía que decir.

La castaña abrió los ojos a topé, antes de soltar un chillido. Sí, definitivamente se había arrepentido, esta fue la peor idea que se le pudo ocurrir a Dipper.

—¿Para qué quieres saber que le gusta? ¿Le piensas regalar algo? ¿Hacer algo? —Preguntó Mabel emocionada—, ¿finalmente aceptaste que lo amas y que no puedes vivir sin él?

La castaña se levantó de su asiento al mismo tiempo que Dipper rodaba los ojos al notar la reacción de su melliza.

—No —le respondió el castaño—, sólo necesito saber cosas que le gusten, estoy intentando que nos llevarnos mejor... por ti.

—Bueno —habló su hermana—, eso va a estar difícil, pasar de enemigos mortales a amigos no es tan fácil Dipper, tendrías que hacer algo MUY GRANDE para siquiera cambiar de enermigos mortales a enemigos casuales, pero creo que se me ocurre algo.

—¿En serio?

—Sí, algo que incluso podría hacerte cercano a él.

—¿Que cosa?

—¿De verdad quieres saber?

—¿Estás seguro?

—Sí Mabel, dime que.

—¿Seguro, segurísimo?

—Sí.

—¿Completamente seguro de que quieres saber que le puedes hacer que le gustaría mucho?

—¡Sí! —le gritó—, sólo dime.

Mabel soltó una risa.

—Deberías hacerle una mamada.

Dipper enrojeció por la vergüenza, apartando a la chica.

—¿Se puede saber qué esta mal contigo? —Le preguntó intentando calmarla—. No le voy a dar una mamada a Bill Cipher, nunca. Que te quede claro Mabel.

Peleando por la misma mujer [Billdip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora