Capitulo 3

5 0 0
                                    

Aisha

Los días pasaban y decidí desconectarme del mundo virtual, no quería nada, cada vez que ingresaba a mis redes sociales me acordaba de él, y aunque él había sido mi amor cibernético igual lo quería y lo extrañaba.

- Ya olvídalo amiga, no vale la pena acordarse de él

- Lo sé, creo que en realidad me había enamorado de él

- No, solo era una ilusión lo que sentías, nada más, no era algo serio ni para ti, ni para él.

Cristina siempre trataba de subirme los ánimos, aunque a veces no le hacía caso.

- Ven a mi casa esta noche nos vamos a divertir

Cuando escuchaba esas palabras de mi amiga me daba un poco de miedo. El termino de ¨diversión¨ en serio que me asustaba, y más aún cuando salía de ella. Pero igual iría, necesitaba un poco de distracción y al menos con ella la pasaría bien.

Llegando ya casi las siete de la noche, fui a casa de Cris, cuando llegue, me encontré con Paula y Melisa. Nos saludamos cordialmente con beso en la mejilla y un abrazo.

- Bueno, ya vámonos – dijo Paula

- ¡sí! – gritaron Melisa y Cris al mismo tiempo

Preguntaba a dónde íbamos y nadie me decía, todas se reían, me decían que ya lo sabría y que tenga paciencia. Paciencia era lo último que tenía en ese momento, pero tenía que esperar a que llegáramos. Cogimos un taxi y nos dirigimos rumbo a la ¨diversión¨.

Cuando llagamos, no podía creer donde estaba, era una discoteca, era genial, jamás había pisado una y, está seria mi primera vez en una. Estaba muy emocionada. Cuando entramos el personal de seguridad que estaba en la puerta nos saludó amablemente, lo que hizo que me emocione más, seguidamente mis amigas y yo le devolvimos el saludo para no ser mal educadas.

Cuando entramos, el ambiente era oscuro con luces naranja, era un lugar tranquilo y no había música, cuando buscábamos algún lugar para sentarnos uno de los jóvenes que trabajaba ahí se acercó hacia nosotros, nos saludó y nos dijo que si queríamos podíamos pasar a la sala de karaoke. Así que las cuatro agradecimos al joven con una dulce sonrisa y nos dirigimos al segundo piso.

Mientras subíamos las escaleras, me puse nerviosa, me imaginaba que la sala estaría llena con personas tomando un trago, bailando y conversando. Cuando llegamos apenas había dos jóvenes sentados y por una esquina había una pareja de enamorados muy cariñosos. El ambiente estaba lleno de luces azules, y se escuchaba música electro. Decidimos sentarnos en unos pequeños sofás con la decoración de cebra, eran muy lindos y cómodos. Una vez cómodas una señorita se acercó a nosotras y nos preguntó que tomaríamos, yo no sabía que elegir, habían cerveza, pero eso no me gustaba por su amargura, así que decidí irme a la parte de tragos, mientras buscaba encontré uno que tenía frutas, su nombre era ¨anti estrés¨ llevaba, ron, vodka, pisco y jugo de frutas, yo me decidí por uno de maracumango. Demoramos casi diez minutos en pedir lo que tomaríamos. Pero la señorita fue muy amable que nos esperó.

A los pocos minutos llegaron nuestros tragos, cuando probé el primer sorbo lo sentí refrescante, casi ni se sentía mucho el licor. Nos la pasamos conversando, bromeando y moviéndonos al ritmo de la música sobre nuestros asientos. Fue muy divertido y sin duda una noche inolvidable. Estuvimos casi cuatro horas ahí, hasta que decidimos retirarnos porque se hacía tarde.

Apenas me levante de los asientos de cebra, sentí que el salón se movía, todo me daba vueltas, se lo dije a Cris y ella me agarro del brazo para no caerme. Primera vez en vida que me había mareado a causa de un trago, no paraba de reír, todas mis amigas quedaban mirándome, yo era la única que me reía sin parar. Cuando cruzamos la puerta el aire toco mi rostro y se sentía bien, me imaginaba que estaba en una película, esa sensación era única, jamás me había sentido así. Esta feliz de poder pasar tiempo con mis amigas, en todo ese tiempo no había pensado en Samer, era un gran avance.

Paula y Melisa tomaron un taxi que las lleve a su departamento. Ellas vivían juntas hace dos años y aunque eran tres años mayor que yo eran muy independientes. Son dos buenas chicas, cada una con una personalidad única. Cris y yo decidimos caminar hasta nuestras casas, ya que estaban cerca.

Cuando llegue a casa, opte por encerarme en mi cuarto, el cuerpo se me desvanecía, los ojos se me cerraban de tanto cansancio. Me lance en mi cama y me quede dormida hasta el siguiente día. Sin duda había sido un día ajetreado.

A la mañana siguiente, me levante totalmente fresca, como si nada hubiera pasado. Sin duda el nombre de aquel trago le favorecía mucho. Me sentía feliz, con muchas ganas de comenzar el día, me vestí y fui a la cocina para prepárame el desayuno.

Hoy era sábado, así que mi hermano y yo estábamos solos en casa; y como todos los sábados sería un día aburrido. Tomando mi café y observando a mi hermano, pensaba adonde podía salir y hacer que este sábado no fuera un día común. No se me ocurría nada, David miraba la televisión, pero mis ideas no surgían. Hasta que lo veo que revisa su celular y hace un pequeño gesto de alegría, voltea a verme y me sonríe. Antes que diga alguna palabra le digo que no tengo plata, y que si quiere puede salir a trabajar, ambos reímos. Me respondió que no era eso, se acercó a la mesa donde estaba sentada domando mi café y me pregunto si podía acompañarle a su campeonato de futbol, me dio una dirección y vi que no estaba tan lejos. Decidí acompañarlo, después de todo no tenía ningún plan; pero sin antes hacerme de rogar, y luego de tanta insistencia por parte de él, le dije que si iría, mi hermano sonrió y se fue a alistar sus cosas para su campeonato, mientras que yo me ponía otra ropa.

En el camino al lugar del campeonato, David me explicaba que su equipo había sido el mejor en todo el colegio y en qué consistía el juego, ya que yo no sabía mucho de futbol. Me tenía aburrida con eso del futbol, jamás me había interesado ese deporte, pero era que a los hombres les gustaba mucho.

Recuerdo que una vez cuando tenía ocho años jugué futbol con mis primos, pero en vez de patear una pelota, pateábamos una botella; era muy brusco, uno de mis primos me llego a empujar y caí fuerte, aquel día me di cuenta que el futbol no era lo mío.

Llegando a nuestro destino, David me presento a sus compañeros de equipo. Todos los jovencito quedaron mirándome, hasta que mi hermano los llamo para que vallan a prepararse, fue algo raro ese momento, me sentía vieja al estar frente a adolescentes entre quince y diecisiete años. Trate de olvidar ese momento incómodo y me dirigí donde estaba todo el público para hacer barra a los jugadores.

No podía creer como corría mi hermano, era muy ágil para este deporte, hubo en dos ocasiones que casi se cae, pero él siguió. Yo gritaba sin parar su nombre, aunque sabía que él no me escuchaba, pero tenía la esperanza de que me pueda ver.

Cuando el animador del evento anuncio a los ganadores, no podía creerlo, era el equipo de mi hermano, estaba muy feliz que grite sin parar, hasta llore de la emoción. Corrí hasta donde estaba mi hermano con su equipo gritando su nombre y lo abrace fuerte, sin duda estaba muy feliz de haber ganado. Al vernos abrazados a mi hermano y a mí, todo el grupo nos abrazó que casi me asfixio. Le tome una foto a todo el equipo con el trofeo.

Uno de los adolescentes se me acercó y me conto su experiencia en cómo se había preparado para hoy, yo solo lo escuchaba, hasta que David vino y me presento a uno de sus amigos, Marco, que había llegado tarde. Nos saludamos estrechándonos las manos. Hasta que alguien que estaba atrás mío lo llamo, Marco se despidió de nosotros y se fue.

Felicite nuevamente a David, por el gran campeonato que había tenido. Ambos no queríamos volver a casa, y decidimos ir a comer algo. En el camino encontramos un lugar de comida rápida. El pidió una hamburguesa mediana con una gaseosa, y yo pedí un twist con gaseosa. Nos sentamos y celebramos del gran triunfo de mi hermano.

CnXZ�/��

Sentimientos ForzadosWhere stories live. Discover now