100% SEME~!

Capítulo 6: Kaede y Matsuma - 2da Parte

La historia avanzaba y Kaede había entrado en depresión por el encierro, lo que obró mal en su salud. No podía dormir bien por las noches. No se alimentaba bien. La presencia de su carcelero era una constante que de alguna forma la relajaba, aunque a veces solo la exasperaba debido a que nunca se dignaba a responder las preguntas que ella necesitaba saber. Sobre todo, porque comenzaba a sospechar de la identidad que él intentaba mantener oculta tras esa tela negra que cubría parte de su rostro. Sus ojos verdes e intrigantes, cada vez que se perdían en los suyos, lo delataban.

Era la hora de la cena. Y Kaede sostenía su plato, mirándolo sin interés.

Para Kae era difícil no fingir interés en el tazón de chocolatitos surtidos que le alcanzó su novio.

Siguiendo la historia, Matsuma observa fijamente a la joven, preocupación notoria en su mirada. Su ama no había comido bien en esos días. Y no podría consolarla como antes porque en aquel lugar y situación él ya no era más su sirviente.

- ¿Te quedarás mirándome así nada más? Si no tienes nada que decir, te agradecería que te retires. –

- Sé que le desagrada comer sin compañía. ¿Segura que desea que me vaya? –

- Tu compañía no es activamente comunicativa. En especial cuando necesito respuestas. –

- Lamento no poder ser lo que necesita. –

Ella dejó el tazón sobre la cama. Las lágrimas comenzaron a agolparse en sus ojos, viéndole directamente.

- No. . . lamentablemente no lo eres. . . Matsuma, ya no eres lo que solías ser. –

Su identidad había sido expuesta. Y aunque él no pareciera estar sorprendido, sintió la amargura de decepcionar a quién por mucho tiempo fue su ama, alguien a quién había dedicado sentimientos ocultos que sabía no podría expresar, sin mencionar la inmensa gratitud que le debía a su padre. Se retiró la tela oscura que cubría parte de su rostro, revelando la identidad de quien alguna vez fue una persona muy importante para ella.

- ¿Por qué haces todo esto? –

- Kaede sama, odiaría ser yo quien tenga que decirle la terrible verdad. –

-

- Entonces ¿quién? ¿cuándo? . . . ¿quién eres. . .? –

- Pronto lo sabrá. Créame cuando le digo que aquí está a salvo. –

Se levantó y avanzó hacia donde ella estaba, sentándose a su costado. Tomó el tazón de dulces e intentó darle de comer en la boca, simulando agarrar una cuchara acercó su mano a los labios de la joven.

- . . .Ya no soy una niña, puedo comer sola. –

- Puedes. Pero no quieres. . . y sabes que debes. Por favor, come. –

¿Aquello fue una amonestación? ¿Cómo si fuera una niña pequeña, tal vez una joven desobediente?

Kaede necesitaba reaccionar rápido antes de que sus pensamientos profundicen en los roles de tipo amo/sirvienta o padre/hija más allá de un leve ardor en sus mejillas.

Con su linda boquita apenas abierta y los ojos observándole con devoción y curiosidad, Asuma depositó el bocado de chocolate en los rosados labios de Kae, embarrando el dulce suavemente por el contorno de los mismos para después empujarlo delicadamente con su índice, hasta el interior de su deliciosa, caliente y húmeda boca.

- ¿Está rico? –

- . . . –

Sin poder hablar y no por tener la boca llena de chocolate, ella simplemente asintió. Sus ojos abiertos de par en par. Sus mejillas ardían en carmesí mientras Asuma repetía una y otra vez la sensual acción, deslizando cada vez más su largo dedo índice al interior de la boca de Kae en cada repetición y deslizándolo hacia afuera con premeditada lentitud, la punta de su dedo apretándose contra la humedad de la lengua femenina, repitiendo la acción incluso cuando no estaba deslizando ningún dulce al interior de su boca. Él miraba con ojos atentos y brillantemente fascinados los gestos tan expresivos y exquisitos que el ardiente y ruborizado rostro de su novia adoptaba. La tibieza de su aliento y la suavidad de sus gemidos rozándole el rostro.