Capítulo 20: Algo les hicieron. Segunda parte.

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Hey hey hey soy Machkin ¿qué tal?

Mis disculpas por no subir el capítulo el sábado o domingo como prometí en un comentario, pero he estado trabajando L y allá en el teatro, que es donde trabajo, no tengo señal y llegaba cansadísima a casa para corregir, escribir y todo eso.

Espero que les guste el capítulo. Mucho amor para todos. Disfruten de la lectura.

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Deslizaba con cuidado el paño sobre el torso de Merry haciéndole leves caricias con este para intentar distraerla de lo que fuese que la molestara tanto, pero no parecía dar resultados. La fiebre le había disminuido un poco tras su repentino vómito, pero su estado seguía siendo igual de deplorable que el de antes.

Se veía tan frágil ahí recostada, que me partía el alma no poder hacer nada más para ayudarla.

No teníamos medicina para darle y ya apenas nos quedaba comida. Los grandes conocimientos médicos de los que disponíamos ahora descansaban con Merry y aunque Fred sabía más o menos que hacer con los chicos no era de gran ayuda conmigo.

No lograba que mi brazo sanara y no era capaz de hacer lo que John podía con la adrenalina. Tendría que aprender a usarla cuanto antes pero sin él ahí para enseñarme cómo, las opciones se reducían a una sola, por la fuerza.

—Fred —me voltee a verlo, mientras me alejaba de Merry—, saldré a buscar cosas, comida, remedios, lo que sea. Volveré antes de que oscurezca.

—¿Pretendes dejarme solo aquí con estos tres? ¿Qué haré si algo les pasa?

—Eres inteligente sabrás como resolverlo. Yo soy más bien tu ayudante y por lo mismo ahora necesitas implementos e iré a conseguírtelos.

—Vale, pero no te demores. Si no vuelves para antes del anochecer iré a buscarte.

—Como tú digas Fred. No olvides asegurar la puerta cuando me vaya—dije, bajando por las escaleras del local.

Me encamine hacia la puerta, destrabándola para salir, tome el machete del suelo y abandone el lugar.

El bulevar se veía igual de vacío de cuando llegamos, sin embargo, la extraña sensación de que había algo ahí seguía latente.

Camine con cautela por sus calles, intentado abrir sus tiendas, pero estas estaban cerradas por dentro y no pretendía tratar de entrar alertando a lo que fuera que pudiera estar en los alrededores.

Luego de un par de minutos andando mis sospechas se volvieron ciertas.

Puede que el lugar estuviera vacío, pero solo porque los infectados se hallaban dentro de las tiendas, cuando intentaba abrir una de estas unos golpees tras la vitrina me alertaron y aunque me tomo unos segundos acostumbrarme a la oscuridad del lugar comencé a notar las manos golpeando el vidrio y no eran pocas, docenas de manos azotando el cristal y restregando sus pútridos rostros en este.

Di un paso hacia atrás lentamente sin despegar la vista de la horrible escena.

Era lógico con no podría darme el privilegio de entrar a los locales, no sin antes encontrar la forma de mirar a su interior, si no quién sabe qué otra sorpresa como la de ahora podría llevarme.

Avance un par de locales hasta que di con uno. Gire su perrilla y cuando la puerta cedió ante esta, la solté de inmediato, me detuve unos segundos esperando que algo apareciera y cuando nada se asomó talle un poco de la mugre de la ventana para ver a si anterior.

Dead runner.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora