>5< |Llagada|

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─Ya Señorita, abra los ojos no tema ─negué ─como quiera, la llevaré a su habitación ─ comenzó a caminar de nuevo abrí un poco los ojos notando un pasillo con las paredes color marfil, el lugar parecía recién construido, no notaba un solo rincón sucio o agrietado ─ ¿Sabe? Usted al parecer consume mucho calcio en ciertos alimentos porque sí que sus uñas son fuertes ─quité un poco mis manos viendo que lo había dañado en el cuello al haberlo sujetado por ahí, me bajó y el haber tocado el suelo por fin no me hizo despegarme de él, me concentré en las heridas que le provoqué, pero noté que aquellas marcas se iban poco a poco hasta que no quedó nada más que sangre en mis uñas y en su cuello, acerqué mi mano para por lo menos quitar la sangre tratando de no manchar su camisa ─no manche sus hermosas manos conmigo, por favor Señorita ─ sacó un pañuelo de un bolsillo suyo y quitó la poca sangre de mis manos, temblé y se la arrebaté, me apoyé en su hombro contrario a la herida y lo limpié.

─Lo siento mucho─ susurré, sentí una mano en mi cintura y la otra en mi mano con el pañuelo, me separó un poco, ya había terminado, pero parte de mí buscaba las heridas.

─Su hermosa voz no debería gastarse en alguien como yo, usted en todo su esplendor ya es incluso algo demasiado para mí ─abrió una puerta a mi lado, las luces estaban prendidas, me asomé un poco notando que era una bonita y sencilla habitación, grande con una cama de dos plazas que al verla creí que mi corazón se saldría de mi pecho, estaba realmente cansada ─Disfrute su hogar temporal, Señorita, esta mansión, los empleados y yo estaremos a su completa disposición, desee lo que desee─ me sonrió al verle─ mi habitación es la que está enfrente a la suya por ciertas cosas pequeñas indiscutibles, solo toque y pídame lo que quiera, hoy en la mañana aproximadamente para las 7, la vendré a buscar para que sepa el por qué se encuentra usted aquí, ahora mismo con su permiso voy a hacerle una taza de té con miel para que su garganta esté en perfectas condiciones para el día de... Hoy, en la mañana ─ le tomé de la muñeca, parecía sorprendido ─ ¿desea acompañarme? ─ asentí, él encarnó una ceja, inclinó la cabeza y asintió extrañado ─vaya, nadie nunca me había dicho que sí, como quiera, acompáñeme y no se distraiga, pregunte lo que quiera y lo que su voz le permita ─cerró la habitación y comenzó a caminar hacia las escaleras, mi cuerpo tardó unos segundos en seguirlo.

Él... su forma de caminar era muy fina, siempre recto, parecía no cansarse, el cómo bajaba las escaleras era hasta milimétrico, si pudiera calcular dónde caería su pie apostaba en que la variable sería idéntica en cada escalón, no tenía la necesidad de ser perfecto conmigo ahí, lo entendería que lo hiciese con su amo, pero no con una total desconocida. Y una cosa importante ¿dónde estoy?

Al llegar hacia abajo entramos a la cocina, era bastante grande y alargada, al fondo notaba varias puertas cerradas con candados, algunos barriles y unas repisas con utensilios varios.

─Siéntese por favor─ me señaló una mesa en el centro, tenía una placa de vidrio impecable, me senté en una de las sillas─ le haré su té y mientras tanto ─ buscó por unos cajones hasta que se detuvo en uno.

Encima de la mesa me pasó una libreta y un lápiz.

─Me diría su nombre? ─ se dio la vuelta y en lo que escribía fue a por lo que necesitaba para mi té. Al terminar lo volteé para que lo viera, se acercó.

─Willow─ murmuró ─ es muy... Muy lindo, pero lamentablemente mi señor se lo quiere cambiar para que no la puedan rastrear y también porque quiere que se juegue un poco, ya sabe le pondrá un nombre como... Bonnie o Candy o Dulce, también puede ser algo como... ─ comenzó a hacer mi té, se lo veía concentrado abriendo y cerrando cajones ─ Cat, ya sabe, lo típico de nuestra compañía, seguro la pondrán como la Reina del caramelo, ya que la Señorita Elizabeth no lo quiso porque, admitió que se encontraba un poco grande y además, el Vizconde la criticó, dejó mal a mi Señor, se descontroló un poco, y ahora, no quiere tener nada que ver ─ conocía al Vizconde, pero no creo que hablase del mismo que yo conocía ─ Oh, Elizabeth es la esposa de mi señor, hay mucho lío por aquí por quién debería ser la cara de la compañía─ tenía muchas más preguntas pero me decidí por una que me dería varias respuestas más.

En el papel escribí, ¿Qué compañía?

Se lo pasé luego de que él me diese el té, olía muy, muy bien.

─Primero, tómelo con calma, que la miel pase suavemente por su garganta, segundo, su letra es hermosa y tercero, la Compañía Funtom ─ abrí los ojos y escribí apresuradamente: ¿qué se supone que quiere hacer conmigo una compañía de caramelos y juguetes? lo miró y suspiró ─ tome su té, por favor─ tomé aire.

Suspirando llevé la taza a mis labios, estaba delicioso, la dejé en la mesa, él se sentó por suerte, muy derecho, lo copié y volví a tomar, ojalá no note mi piel, estaba erizada cual gato en una pelea.

Eso sí, el té no me quitaba el enojo, la empresa Funtom estaba en Londres, estaba muy lejos de mi hogar, ¿cómo haría para regresar? Entonces sí hablábamos del mismo Vizconde, esto era muy malo.

Al terminarlo lo miré, dispuesta a hacerle un ataque de preguntas.

─Si se lo digo, no seatreva a hablar, debe descansar ─asentí, me tomó de la muñeca y se acercó paraponerse detrás de mí, cubrió mi boca, sentí la suave tela del guante alpresionar suavemente─ Será la nueva imagen, usted es adorable y hermosa,atraerá miradas donde pase, eso necesita mi amo, un nuevo rostro una modelo yusted es todo eso─ negué y traté de que me suelte pero me tomó de las muñecas apretándolas.

El nuevo Rostro de la Compañía FuntomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora