Capitulo 16

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Hace 2 horas que Lauren se había ido.
Camila seguía encerrada en el cuarto de su tía.
¿Por qué no había salido?
Pues claro, el solo pensar en qué se había metido la noche anterior y no recordarlo le atemorizaba.
Se imaginaba cualquier cosa.
Lauren no había dado detalles.
¿Será que de verdad la había salvado de una grande?
¿O estaba mintiendo y se había aprovechado de ella?
No lucía como una mala chica.
Aunque claro, su trastorno de doble personalidad de hacía notar.
De la chica tímida y buena a la atrevida e irritante.
Sorprendente.
Le daba vueltas y vueltas en la cabeza.
Y también que quisiera o no había casi fallado.
¿Y si volvía a pasar?
¿Y si mejor se quedaba los 2 meses encerrada, fuera de peligro?
No ¿Dos meses? ¿Con un verano tan lindo?
Salió a mirar por la ventana.
Bueno, ya estaban casi en Marzo y el verano no era "tan lindo" ahora.
Pero había sol, un reluciente sol.
No podía quedarse ahí.
Se mordió el labio.
Siguió observando a la poca gente que transitaba por la playa esa tarde.
Y entonces pensó...
¿Qué almorzaría?
Le crujía la panza, no había desayunado.
Apenas había traído los ahorros que le habían dado sus padres.
No sabía cocinar así que tendría que si o si invertir en un restaurante.
Muchas monedas menos ya.
Algún local de comida rápida, le alcanzaría.
Siguió mirando a través del cristal, hasta que divisó a una rubia de remera negra, un corto short beige y sandalias
La reconoció de inmediato.
Quitó el seguro del marco y empujó el ventanal.
-¡Dinah!- inclinó su anatomía hacia afuera.
Había una ligera ventisca que la estremeció.
La rubia se dio vuelta hacia la casa y sonrió al divisar a Camila.
Ésta le hizo una seña con la mano, primero agitándola en forma de saludo y luego para indicarle que se quedara ahí.
Tomó un suéter verde, se lo puso a la rápida y salió.
Corrió hacia Dinah.
-¡Camila! ¿Qué pasó anoche? No te vi después de la fiesta.- dijo ésta mientras su amiga se acercaba corriendo hacia ella.
Camila se detuvo, con una mueca dibujada en su cara.
-Ah, pues yo pensaba preguntarte lo mismo a ti.-
-¿Yo?- frunció una ceja. –Yo tomé un taxi a casa.-
-No, no.- soltó una risita débil. –Que si sabías que había pasado conmigo.-
-¿Qué si yo sabía que había pasado contigo?-
Lo hizo sonar mucho más complicado.
Camila bufó y agitó su mano con brusquedad.
-No importa.- agachó la cabeza, el viento le despeinaba aún más su desprolijo tomate.
-Ah, bueno.- dijo la rubia algo incómoda. –Iba camino al Burger King de aquí cerca, comer algo rápido para después broncearme cuando salga el sol.
Si quieres puedes venir conmigo, me agarra una inseguridad andar sola.-
Camila sintió que aquella era su gran oportunidad.
-¿En serio? ¡Me  encantaría!- exclamó, con exceso de felicidad. –Dejé la billetera en la casa, déjame ir por ella y vuelvo-
Se volteó, deseando ser detenida.
-Ay no, ven, yo invito.- sonrió.
Camila volvió a darse vuelta, aliviada.
Un problema menos.
Quedaban los miles que arrastraba tener que depender de ella misma.

Ambas caminaron por las calles casi desiertas.
Eran casi las 14:00, hora en la cual la mayoría almuerza.
La gente fue acumulándose en cuanto más se acercaban a las zonas comerciales.
Las dos chicas entraron al local al cual Dinah había sugerido, efectivamente estaba lleno.
Se sentaron en la barra.
Camila procuró pedir algo no muy caro, debido a que su comida sería financiada por el bolsillo de una casi extraña.
Una hamburguesa simple de queso y una limonada.
En cuanto les tomaron la orden, de inmediato sintió vergüenza al notar que Dinah apenas había pedido una ensalada.
Se sintió como una glotona consumidora.
Le daba vergüenza aquella situación.
Obviamente Dinah no le crucificaba nada, solo la miraba y hablaba de cualquier cosa acompañada de una singular sonrisa.
Pero Camila se sentía mal con ella misma.
¿Valdría la pena?
Pero ya no había vuelta atrás, no podía rendirse.
No podía darle ese gusto a Dylan.
Al terminar de comer, nació el temido tema de conversación.
-Gracias, de verdad gracias. No estoy acostumbrada a vivir sola y la verdad es que no sé cómo mantenerme ya.- dijo Camila en cuanto el camarero se fue con el dinero y la cuenta.
Dinah la miró, extrañada.
-¿Y desde cuando vives sola?-
- Hace un día.- confesó. –Cumplí los 18 y pues...-
-¿De verdad? ¿18? ¿Tan mal te va en tu casa?- preguntó sorprendida
Camila torció la boca y llevó la punta de la pajita negra de la limonada, bebiendo el concho que quedaba.
Arrugó la cara ante el cítrico sabor.
-No, claro que no, solo me quedo 2 meses.
Larga, larguísima historia.-
Dinah sonrió, interesada.
Se bajó de la silla.
-Tenemos bastante tiempo para escuchar esa larga, larguísima historia mientras caminamos de vuelta a tu casa.-
Camila sonrió también.
Le convenía tener una amiga en quien confiar, alguien que también la ayudase.
Después de todo, no era parte de la apuesta no tener que contarle a nadie.
Y Camila no era de guardar secretos, lo soltaba todo y ya.
Caminaron a paso lento por las mismas calles ya más pobladas.
Camila le contó sobre la apuesta a Dinah, lo más claramente posible.
-Niña, estás loca ¿En serio piensas pasar 2 meses si tuve que pagarte tu primer almuerzo y ni recordás tu primera noche?- ironizó.
Ya casi estaban llegando a la casa de playa.
Camila soltó una carcajada, aunque en el fondo se sintió algo ofendida.
Pero tenía razón.
-Bueno, espero que las cosas anden mejor de ahora en adelante.-
-Espero eso también.- dijo sonriendo. -¿Te parece si vamos por un helado?-
-¿Y dejar que sigas pagándome todo? No quiero molestarte.-
Dinah sonrió aún más.
-No me molestas, dale.
Conozco una cruzando la playa.-
Nada sacaba con negarse.
Accedió.
Caminaron por la arena, siguiendo la charla.
Había más gente y el sol calentaba con más intensidad.
Y entonces, alguien las interrumpió.
-¡Hey!- una voz masculina desde no muy lejos.
Ambas chicas se dieron vuelta.
Era Austin.

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Holaaaa, espero que les guste el capitulo, de verdad disculpen por tardar, mi Internet no es muy bueno :c besos.
                 - ally 👋💓

Learning To Fly; Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora