-¿Que quieres decir madre?- hablé después de tragar el delicioso almuerzo.
La comida consistía de un guisado de verduras. Mi madre la había cocinado antes de que llegara de la escuela pública. Ella se encargaba de la comida y yo del aseo, era algo así como un tratado de paz.
-¿No escuchaste acaso Cristina?- ella se llevó la cuchara a la boca para después suspirar- No soy un lorito para estar repitiendo las cosas- dijo con burla. Se me escapó una sonrisa de perfil.
-Te escuché madre, lo que no entiendo es... ¿Escuela privada? ¿Acaso tenemos suficiente dinero?- dejé de comer para mirarla directamente a la cara- No me digas que vas a trabajar.
No me gusta la idea que mi madre trabaje, no fuera de casa. La gente le suele tratar mal de cierto modo, por haber "engañado a mi padre", pero eso no era cierto, mi madre nunca engañó a mi padre.
Ella lo amaba demasiado.
-Si, voy a trabajar. ¿Terminaste de comer?
-¿Que?- parpadeo rapidamente, notablemente confundida- ¿Donde vas a trabajar? ¿Como es que no me dijiste antes? No quiero cambiar de colegio.
-Tranquila y respira por favor- me miró molesta- cuantas veces te lo dije, quedas azul.
-Mamá, no quiero cambiarme de colegio.
-Mi vida, no me gusta ver que mi hija, que tiene un gran intelecto, vaya a una escuela con tan poco nivel educativo.
-Mamá no exageres- rodé los ojos.
-Es verdad- ella rápidamente buscó mi mano y la atrapó con las suyas.- Quiero ver a mi hija convertida en una persona exitosa. No quiero que termines como yo.
-Mamá...- me quedé sin palabras unos segundos admirando sus hermosos ojos azules- No me molestaría terminar como tú, no digas eso.
-Pero yo sufrí mucho hija, no quiero que te pase lo mismo a ti.- suspiró- quiero que progreses como persona. ¿Podrías hacerme ese favor?
Simplemente me quedé en silencio contemplando a mi madre. Yo la quería demasiado, más que nada en este mundo, era la única familia que me quedaba. Sabía cuándo había sufrido para llegar hasta aquí.
-Está bien mamá- le di una pequeña sonrisa- Solo te pido que si llegas a cansarte de tu trabajo, quiero que lo abandones, no quiero saber que sufres por mi culpa.
-Dios mío hija- me pellizcó la muñeca haciendo que haga una mueca- Todo el mundo se cansa de su trabajo alguna vez en la vida.
Sonríe con amargura.
-Es enserio madre.- le advertí.
Ella rodó los ojos para después levantarse de su silla y disponerse a poner los platos en la mesada.
-Al final ¿Donde vas a trabajar?- me giré hacia su dirección sin levantarme del asiento.
-Ah pues...En el barrio Wutman.- dijo rápidamente.
-¿Wutman dices?- contesté sorprendida. - ¿Y que vas a hacer allí exactamente?
-Seré la cocinera de una familia- se giró para mirarme a la cara- viviremos allí.
-¡¿Cómo?!- me levanté de mi lugar y me posicioné enfrente de mi madre.
Ella abrió sus ojos notablemente asustada por mi tono de voz.
Primero nueva escuela y ahora nueva casa. No era fácil para mí adaptarme a lugares o a personas nuevas.
La casa en la que estábamos no era muy bonita, pero era mi hogar.-No me levantes la voz jovencitas- me regañó- Esa familia nos dará una habitación donde habitar, son buena gente, eran amigos de tu padre y además... La casa es hermosa- me guiñó un ojo.
-Mamá- le di una pequeña sonrisa.- ¿Es necesario vivir allí? No quiero dejar esta casa.- bajé la mirada tristemente.
-Te va a encantar ¿si? Confía en mí. ¿cuando te eh fallado? ¿o mentido?- me codeó para después darme un abrazo. Su aroma inundó mis fosas nasales.- Se que éste es nuestro hogar, pero necesitamos avanzar, Crís.
Suspiré en su hombro.
Quizá este cambio sea algo bueno.
Se aproxima algo grande. No olviden 💬 y ⭐
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Porciones De Amor
Teen FictionEl valor de las cosas es más importante que su precio... Y que precio eh pagado.