Capítulo 4

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Estaba sentada en una de las bancas de la fuente de agua mientras doblaba mi ropa para secarla de alguna forma.
Era inútil.

-¿Me quiere decir que pasó?- habló David seriamente, llamando mi atención. Pensé que me hablaba a mí, pero en realidad tenía su atención en Federico- Señor, ¿Que fue lo que pasó?

-Esta chica apareció de la nada y empezó a hablar sola.

-¿Disculpa?- me puse de pie al escuchar su aclaración.

-Te disculpo- contestó sin emociones en su voz, pero con un toque de burla en su mirada- ¿Me vas a decir que no estabas hablando sola?

-Solo pensé en voz alta- me defendí.

-Loca.

-Basta- interrumpió David nuestra absurda discusión- El que esté hablando sola no justifica el hecho de que esté mojada ahora mismo.

-David- Federico posó su mano izquierda en su hombro- La chica está loca, se cayó en la fuente, fin de la historia.

-¡Tu me empujaste!- rápidamente enfurecí.

Di una patada al suelo en forma de berrinche y suspiré forzadamente.

-Ok, está bien, le creo- David trató de calmarme.- Ahora usted- miró al muchacho a su costado- Pídale disculpas.

Me crucé de brazos esperando escuchar un "lo siento" de sus labios, aunque siendo sincera, no lo perdonaría tan rápido, ni olvidaría lo que me hizo.

-Siento mucho- habló después de unos segundos en silencio. Sonreí- Siento mucho el hecho de que estés loca.

-¡Que no estoy loca!- volví a gritar frustrada e irritada ante su actitud.

David se agarró la parte superior de la nariz entre sus dedos y cerró los ojos. Suspiró una y otra vez mientras trataba de calmarse.

-Me empujaste- miré a Federico quien no me quitaba su mirada frívola de encima.- No me mires así.

-¿Como quieres que te mire? Estás totalmente empapada y estás tratando de inculparme por algo que no hice.

-Pero si me empujaste- me crucé de brazos mientras empezaba a temblar de rabia.- todavía no entiendo porqué me presionaste tanto.

Aún podía sentir sus manos en mi cintura y su aproximación a mi rostro, tanto así, que llegaba a recordar su aliento rozar mi nariz.

-Eres una completa extraña- imitó mi postura con los brazos cruzados- Una que se pasea por el jardín de mí casa, ¿Se supone que no tengo la autoridad suficiente para interrogarte?

Abrí mis ojos a más no poder. ¿Este chico se creía policía o algo así para presionarme como lo hizo hace unos segundos?

-No tienes la autoridad suficiente para estarme acosando como lo hiciste.

El rodó los ojos ante mis palabras para después darse la vuelta y empezar a caminar lejos de nosotros a paso lento.

¿Asi nada más? ¿Sin pedirme disculpas?

Me estiré de las raíces de mi cabello mojado mientras empecé a hacer lo que había hecho David, tratar de calmarme.
Comencé a contar lentamente para después cerrar mis ojos con bronca.

-Manzanas, peras, uvas...- apreté mi dentadura.

Entonces en medio de mi crisis nerviosa, pude escuchar una suave risa proveniente a solo tres pasos de distancia.
Consideré que podría ser Federico, por lo tanto, abrí mis ojos rápidamente y preparé mi lengua para un sin fin de insultos.

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