Aún seguía estática en mi lugar mientras observaba a la gran mansión frente a mi. El portón no me dejaba ver completamente la casa, pero por el poco fragmento que lograba visualizar, era preciosa. Lo que más me llamó la atención de la misma, fue la piscina.
Nunca había tenido ni había ido a una. No sabía nadar, por ende me aterraba el hecho de ahogarme.
-Cierra la boca, no quiero que piensen que estás loca- mi madre codeó mi costilla haciendo que me quejara. - ¿No que es bonita?
-Si mamá es bonita- volví a contemplarla- ¿Estas segura que eran amigos de mi padre?- cuestione.
-Ay hija- suspiró a mi lado- no todos los ricos son malas personas.
-No digo que sean malos mamá- me defendí- solo que me parece extraño- miré su perfíl- ¿De donde se conocen?
Ella iba a contestar mi pregunta, pero se quedó callada al ver como un hombre de traje abrió el portón y nos miró atentamente.
-Usted es la señora González- dijo más como aclaración que como pregunta. Mi madre asintió- Y usted debes ser su hija.- asentí- pasen por favor, el señor y la señora Hoffman les estaban esperando.
Su cuerpo notablemente trabajado se corrió hacia un lado para dejarnos pasar.
Cuando estuvimos dentro del "territorio" pude notar como mi cuerpo se tensaba.
Que pasa si la familia no era de mi agrado, o yo no les caía bien. Suelo ser un poco torpe, no quiero pensar que pueda romper algo y así arruinarlo todo.
Una mano me llamó la atención. Mi madre sacudía la mano frente a mi rostro notablemente divertida.
-Se que es linda la casa, pero ya enserio Crís, van a pensar que estás loca.
Asentí sin mucho humor y dirigí mis pies hacia la enorme casa.
El hombre de traje, que aún desconocía el nombre, se mantenía enfrente nuestro guiandonos hacia la puerta principal. Esta era enorme con detalles dorados alrededor de la madera. Subimos los escalones hasta ella y mi pulso se aceleró.
Miré a mi madre notablemente nerviosa, pero ella me ignoró.Entonces el sonido de la puerta abrirse me sacó de mis pensamientos. Giré rápidamente hacia al frente y me atraganté con mi propia saliva por el repentino sonido.
Enfrente nuestro se encontraba una mujer rubia con ojos azules y pechos enormes.Simplemente no pude evitar hacer una mueca al ver sus enormes pechos escondidos debajo de un vestido floreado.
-¡Dios mío!- gritó de la nada, haciendo que suba mi mirada de manera alarmante. Me había asustado.- ¡Mildred querida!
Rápidamente sus brazos se cerraron alrededor del cuerpo de mi madre en un fuerte abrazo.
Yo seguía estática mientras observaba a ambas mujeres moverse de un lado a otro sin rompes el abrazo.-Ella es la señora Hoffman-dijo el hombre de traje alado mío.
Yo lo miré confundida para después fijarme en mi madre nuevamente.
Entonces la mujer de la casa se dió cuenta de mi presencia haciendo que saltara de su lugar.
-¿Esta es tu hija?- habló casi gritando de alegria- ¿Cristalda verdad?- abrí mi boca dispuesta a corregirla cuando sus brazos me tomaron por sorpresa.- Siempre quise tener una hija, seremos grandes amigas, te lo prometo- me apretó más a su cuerpo.
Miré a mi madre en busca de apoyo, pero ella simplemente sonreía y asentía en forma de aprobación.
Tengo miedo.
ESTÁS LEYENDO
Porciones De Amor
JugendliteraturEl valor de las cosas es más importante que su precio... Y que precio eh pagado.