IX. Visitas

9 0 1
                                    

Miro el teléfono un momento y lo dejó a un lado.

Estoy muy cansado, quiero dormir, me duele la espalda por haber dormido en aquella banca. Me recuesto en la cama para poder descansar, estoy apunto de lograrlo cuando escucho la puerta de la entrada siendo abierta, distingo pasos apresurados subiendo por las escaleras, vienen a mi habitación.

—Dios mío, que bueno que estés bien— dice mi madre con lágrimas en los ojos mientras se acerca a mí —Creí que algo te había pa...—

—No— la interrumpo con un tono seco. Se nota en su rostro que está confundida, supongo que no se esperaba eso —Tengo mucho sueño, déjame dormir— tiene una cara extraña de preocupación y susto al mismo tiempo.

—Per...— empieza a decir confundida.

—Mira, dormí en una maldita banca de un parque— me estoy fastidiando y no sé porque, solo no quiero verla. Verla me provoca un poco de ira —así que si eres tan amable como para dejarme solo te lo agradecería— sonrió de una forma muy fingida y giro los ojos en señal de fastidio.

Mi madre se endereza sintiéndose ofendida y sale la habitación sin decir nada, la verdad es que no me importa.

Creo que fui muy grosero con ella pero me da un poco de igual, solo quiero dormir.

~|O|~

No veo nada, acabo de levantarme. Distingo mi celular en la mesita que está junto a mi cama, lo tomo y al desbloquearlo me quedo un poco segado, son las diez y media. A esta hora mis padres ya deben estar acostados y yo estaría por acostarme.

Dejó el celular en la mesa y me siento en la orilla de mi cama. Todavía tengo la ropa de ayer, me siento sucio así que decidí tomar una duche. Me pongo de pie y prendo la luz de la habitación. Tanta luz hace que cierre fuertemente los ojos y me sienta algo mareado. Me quedo así hasta que consigo acostumbrarme.

Me acerco a mi ropero y escojo un pijama gris de dos piezas y unas pantunflas negras para después irme a la ducha.

Una vez bañado y cambiado me dirijo a mi habitación, realmente no tengo nada que hacer, creo que lo mejor será acostarme, aunque no tengo mucho sueño digo algo cansado.

Apagó la luz de mi cuarto y me dirijo a la cama, cuando estoy apunto de acostarme escucho un sonido que hace que de un brinco en mi cama. Provenía de la ventana, dirijo mi mirada hacia ahí y no logro distinguir nada, me quedo así unos segundos y cuando estoy a punto de dar por hecho que pudo haber sido cualquier cosa lo vuelvo a escuchar.

Rápidamente prendo la luz de mi habitación, siento que casi me desmayo cuando logro distinguir la cara de Lía con una sonrisa en ella atrás del cristal.

Corro hacia la ventana y la abro.

—¿Qué te pasa? ¿Qué haces aquí?— preguntó con la respiración agitada —¡Me sacaste el peor susto de toda mi puta vida!—

Está sentada en la rama del árbol que está afuera de mi cuarto, sentada como si fuera lo más normal del mundo, no sé cómo logro escalar el árbol hasta llegar a mi ventana del segundo piso.

—Ya no seas tan exagerado— dice con un tono de indiferencia —¿Porqué traes puesto eso?— dice después de mirarme de pies a cabeza.

—¡Pues estaba acostado! ¿Qué más?—

—Bueno, como sea, ya vístete, tenemos los que irnos pronto—

EL desastre de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora