Give You What You Like

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—Míralo con ese cuerpo y su linda cara, como si no rompiera ni un plato, no le basta con ser bien parecido y de venir de una buena familia.

Como si hubiera nacido con este cuerpo, como si no me hubiera tenido que esforzar para tenerlo, como si mi familia me hubiera dado todo en bandeja de plata y no me hubiera tenido que esforzar para estar en donde estoy ahora.

—Para nada, así son los de su tipo, siempre van a querer más.

—Si, si. Pobre de la joven Jessica, caer con semejante hombre tan bajo.

¿De dónde sacan esos rumores?

—Ni qué lo digas, el jefe debería prohibirle verlo.

Alza más la mirada, Jonghyun. Endereza tu postura y toma más firme la mano de Jessica.
Sabes que todo lo que murmuran en los pasillos es mentira.
Tu quieres a Jessica.
No a su dinero.
Y sabes que estás donde estás por tu arduo trabajo, no eres un ningún hijo de papi.

—¿En qué piensas, cariño? —miro a Jessica y le sonrío, llevo la mano que tengo sujeta a mis labios y beso sus nudillos. Ella se sonroja como cada vez que lo hago.

—En nada, linda—le abro la puerta para que entre a mi oficina y le ayudo a sentarse frente al escritorio—. ¿Estás ocupada esta noche? Podríamos ir a cenar —tomo mi lugar en la silla frente al ordenador y lo enciendo casi al instante.

—Me encantaría —sonríe dulce—. Pero tengo que revisar mi agenda con mi secretaria —escuché que dijo, tengo que revisar unos correos. 

Me gustaría salir con ella, hace mucho que no lo hacemos, hemos tenido demasiado trabajo los dos como para darnos ese pequeño lujo.

—De todas formas, yo te llamo como por las seis ¿De acuerdo? —la miré y asentí.

Se levantó y fue hacia mi, se acercó a mi rostro, y lo que esperé a que fuera un beso en los labios, fue un soso beso en la mejilla, le regalé una sonrisa un tanto desanimada, pero no lo suficiente para que ella notara la desilusión en mi rostro.

—Está bien, te veo más tarde —la vi marcharse y quedé embobado en su figura esbelta, incluso aún cuando había salido, miré la puerta con añoranza, tal vez volvería a besarme como quiero.

Obviamente, no lo hizo.

Golpeo mis mejillas ligeramente para espabilar, y me concentro en mi trabajo, o eso intento, ya que mi cabeza no quiere cooperar conmigo.

Había conocido a Jessica en una fiesta de la empresa de su padre, mi jefe.

El papá de Jessica, el señor Jung, era dueño de una de las más grandes empresas publicitarias de toda Corea. Prácticamente, si tu producto o servicio era anunciado con la ayuda de nuestra empresa, se volvía al instante un éxito y ya tenías en la puerta a más de un cliente.

Mi jefe nos presentó y al instante hicimos click .

Teníamos muchas cosas en común, Jessica estudió economía en una Universidad reconocida, para entrar en el negocio de la familia, mientras yo, que había estudiado marketing, por algún golpe de suerte, había dado con mi trabajo actual.

—¿Señor Kim? —salí de mis pensamientos con algunos movimientos de cabeza, después miré a mi secretaria que estaba en el marco de la puerta.

—¿Si?

—El joven Kibum Kim acaba de llegar a su cita, ¿lo hago pasar?

—Que pase, por favor —me levanté de mi asiento cuando vi al joven entrar, caminé hacia él.

¿Sólo sexo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora