Into You

672 74 17
                                    

Después de nuestro delicioso encuentro, y de arreglar nuestras ropas, salimos del pequeño baño y nos dirigimos hacia la mesa donde se encontraban sus amigos. Con energías renovadas, por así decirlo, me presté a los juegos de bebida que los chicos estaban montando, no sé qué mosco me picó, en otras ocasiones jamás hubiera accedido a hacerlo.

Después de un rato, ya ni siquiera sabía diferenciar mi lado derecho del izquierdo.

Tan mal me encontraba, que no me di cuenta de cuando fue que nos despedimos de sus amigos y mucho menos, el momento en el que Key me subió al auto y comenzó a manejar para dejarme en mi departamento, pareciera que él no había tomado casi nada ya que manejaba muy bien, a comparación de mí, que apenas si con su ayuda podía mantenerme despierto en el asiento del copiloto.

Entró conmigo al edificio, siempre sosteniéndome de la cintura y con uno de mis brazos por sobre sus hombros, me dejó frente a la puerta del departamento.

Al medio distinguir la placa con mi apellido, traté de sacar las llaves para pasar de una buena vez, pero juro que la cerradura se movía y cambiaba de lugar cada que acercaba la punta de la llave, después del quinto intento, vi las mismas siendo arrebatadas por él de mis manos y también me di cuenta de un bufido que salió de sus labios al momento en el que abría, le agradecí a como pude, porque era obvio que yo no iba a poder hacerlo solo —apenas si lo quería (podía) admitir—,  y tal vez me hubiera molestado por eso —obviamente me molestaría por eso—, y terminaría dormido en medio del pasillo —y para cuando despertara me moriría por el dolor de la resaca y por haber permanecido a la intemperie toda la noche y en ese estado tan deplorable, causando la burla de mis vecinos y una reprimenda del portero, que era una persona tan conservadora.

—¿Estás seguro de que te vas a poder cuidar tú solo? —dijo al momento de entrar, me pareció reconocer cierto tono de fastidio en su voz, pero no le presté atención. Asentí torpe y repetidamente a su pregunta con los ojos entre cerrados.

—Si~ ¿O te quieres quedar conmigo?  —arrastraba las palabras y trataba de fijar mi vista en Kibum, con movimientos torpes y demasiado lentos, llevé mis brazos a su cintura y acerqué mi rostro al suyo—. ¿Eh? ¿Qué dices, Key? ¿No quieres continuar lo de hace un rato?

Traté de besarle, pero me empujó un tanto brusco y retrocedió, eso me extrañó.

Pero me extrañó más esa mueca de asco, que aunque no le duró mucho en el rosto, y aun por sobre el estado etílico en el que me encontraba, la pude apreciar bien.

—En definitiva, no debí haber dejado que bebieras tanto —más que para mí, siento que eso se lo dijo a él, sentí sus manos en mi cuerpo, pero muy al contrario de lo que esperaba (que comenzara a acariciarme, por ejemplo), me llevó a mi cuarto y me dejó en la cama.

—Vamos, Key~ —con más esfuerzo del que esperaba necesitar, me apoyé con mis brazos para ver que hacía, me estaba quitando los zapatos—. ¿Me vas a dejar aquí solo? —le di palmadas a la cama para ver si así lo convencía, por alguna razón no quería que se fuera, no quería dormir sin compañía. Al menos esta noche no.

—Escucha, Jong —lo vi a los pies de la cama, sonreí ladino, tal vez al fin mis suplicas habían dado frutos—. Sólo porque la pasamos de maravilla en el club —sentí un escalofrío recorrer mi espina por la mirada tan fría que me dirigió—. No quiere decir que te puedes tomar algunas "libertades" conmigo —subió a la cama gateando sobre mi cuerpo de forma seductora, me relajé al instante, pues se sentó casi sobre mi entre pierna—. Que aunque debo admitir que fue delicioso —susurró sobre mis labios—. Y que me gustaría volverlo a repetir.... —lamió mi labio inferior y abrí mi boca ansioso, quería más, mucho más.

¿Sólo sexo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora