Eres mi pequeña

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Zara

Trate de acelerar lo que más pude hasta llegar a la ciudad, no tenía idea de lo que haría ahora, quizás mi suerte siempre sería un agujero negro cada vez más grande por el que caería una y otra vez.

La única persona que me puede ayudar es Camille, pero ni siquiera me contesta el teléfono, intento buscar el móvil pero no lo encuentro debí dejarlo en casa, busco un teléfono público y marco su número, cada sonido que daba esa maldita cosa antes de que contestara era una eternidad

-¿Hola?

-Camille soy Zara no cortes necesito tu ayuda, si alguna vez fuiste mi amiga aunque sea un poco por favor no cuelgues

Podrían haber pasado 10 segundos pero en mi situación actual parecían minutos eternos en los que solo escuchaba su respiración al otro lado de la línea

-Cafetería Hill's en 15 minutos

-Allí estaré, gracias por aceptar

Alcance a decir eso cuando corta la línea, no podía estar feliz de verla después de estos años en que he sido una desconocida para ella, me limite a pensar que se avergonzaría de tener una amiga dos años menor estando ya en la universidad.

No tenía idea como llegar a la cafetería, pregunte a unas cuantas personas para llegar al lugar.

La cafetería tenía un aspecto pintoresco y simpático, se preguntaran ¿cómo es que puede ser simpático?, las personas ríen, los niños tienen chocolate en la cara y se lanzan malvaviscos, los meseros tienen patines, siendo sincera solo de estar aquí pienso que aparecerá un payaso para hacer reír.

Empiezo a buscar a Camille entre las mesas, hasta que la encuentro en una apartada de la multitud, perfecto.

-Hola extraña- digo mientras le toco el hombro

Su cara tenía una expresión fatal, estaba llorando y sollozando, nunca pensé verla así en general ella era una persona feliz y en todos los años de amistad ella era la que me consolaba a mí.

-Perdóname por favor, tú no sabes... tú no sabes

Me incline para abrazarla, pasara lo que pasara siempre estaría para ella, eso de guardar rencor en el corazón es lo peor, siempre quedaras sola, aunque a veces estamos los casos especiales que tratamos de hacer lo correcto, de inclinar la cabeza y perdonar pero siempre nos pasan cosas malas, la suerte de los astros no está bien repartida.

-¿Qué es lo que pasa?-susurre

-No me merezco tu perdón, pero he estado averiguando para ayudarte

-No entiendo lo que me dices- frunzo el ceño

Creo que no estamos hablando de las mismas cosas, la curiosidad empieza de nuevo

-Zara yo no pude seguir viéndote, ni siquiera llamándote, me transforme y eso según Will te pondría en peligro, tu no sabías lo que eras y yo siempre estuve en contra, nos contábamos todo y estaba escondiéndote un secreto importante, de todas formas nunca me perdonarías, luego llego la universidad y me concentre en eso

Mis ojos seguían derramando lágrimas, en 3 días no he parado de llorar intermitentemente, mi cabeza dolía, ¿Por qué tenía que pasar por todo esto?

Trato de hablar cuando un mesero trae una malteada de fresa con canela, le sonrió mientras se retira.

-¿Tú has pedido eso?

-Sí, todavía recuerdo que te vuelves loca por las fresas, una lástima siendo una ciudad nevada, tus gustos son muy exóticos

-¿mis gustos exóticos? Acaso estás loca, te gustan las galletas oreo rellenas con mostaza eso si es raro

Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora