Capítulo 10: La Elección.

339 33 19
                                    

En la Mansión reinaba el silencio absoluto, todas esperan que Emily se entregara.

Pero otra incertidumbre las embargaba. ¿Cuál sería el castigo para Emily esta vez?

Miss Margaret no tenía ni idea de que castigo le daría a Emily en esta ocasión, eran tantas las travesuras que había hecho desde pequeña, que los castigos se fueron agotando con el tiempo.

Por otra parte, Emily no sospechaba que castigo le tocaría esta vez, hace años había perdido la cuenta y uno más, no haría la diferencia y preparada con su mejor cara de ángel, salió de su escondite.

—Mamá, todo es culpa de Pedro –dijo arrepentida.

—Emily. ¿Qué debo hacer contigo hija? –indagó sonriendo. —¿Sabes qué es lo peor?

Emily sabía el significado de esa sonrisa, mierda.

—No tengo ni idea.

—Que en el fondo, ya me lo esperaba.

—Mamá, yo no sabía que una simple caminata se saldría así de control. Ese niño Pedro es el diablo, mamá.

Una risa inesperada escapó de Miss Margaret. Un burro hablando de orejas.

—Tú, eres peor Emily y porque te crié, sé lo que tengo por hija.

—¿A qué te refieres mamá?

—Pobre del hombre con el que te cases –aseveró divertida.

—¡MAMÁ!

Miss Margaret salió de la habitación, pasando por delante del resto de sus hijas, que la miraban con la boca abierta.

—Niñas, ¿Qué modales son esos? Dejen de mirar fijamente y con la boca abierta. Sus instructores estarían muy decepcionados.

—Lo sentimos. –respondieron al unísono.

Ella marchó a la sala conjunta; el traqueteo de los tacones de sus hijas al seguirla apresuradamente, llenó el aire.

Y como no, Marta se unió a la reunión. Todos se sentaron en la sala en la espera del veredicto.

Sebastián ama a su madre, pero momentos como ahora, solo le hacían desear lanzarse por la ventana más próxima.

—Hijo, dime como es mi nuera. –La misma pregunta que le hacía una y otra vez, cada vez que la visitaba.

—Madre, ella es muy hermosa y me hace muy feliz. –La misma respuesta de siempre, salvo pequeñas variaciones.

—¿Cuándo exactamente es que viene? –aclaró.

Demonios, persistente tenía que ser.

—Dentro de quince días, madre.

—Eso es mucho tiempo, y la semana pasada me dijiste que ella llegaba en quince días. Así que ella debe estar acá en una semana.

Mierda, mierda, mierda. Sabía que me atraparía.

Lucia no evito esconder su sonrisa, lo había atrapado. Una cosa era segura, ella quería una nuera y su hijo necesitaba una buena mujer a su lado y si de ella dependiera, hace mucho lo hubiera comprometido con la hija de una de sus amigas.

Pero el terco de su hijo no se dejaba y en las escasas ocasiones en las que lograba embaucarlo en una cita a ciegas, él se portaba como un auténtico gruñón.

—Tienes razón, madre –Estaba atrapado y no le veía la lógica negar el aprieto, en el que él solito se había metido.

—Perfecto. Ni un día más mi cielo, no quieres verme enojada, eso me saca arrugas y me pondrá de peor humor –Guiñándole un ojo a su hijo se levantó.

—Hasta pronto madre. –Le dio un afectuoso abrazo y un beso.

—Lo espero con ansias.

Mientras tanto en la Mansión Miss Margaret ya tenía suficiente de hacerlas agonizar por saber el veredicto.

—Tu castigo, será que no serás una opción para ser la esposa de Sebastián Reynolds.

Emily escucho su castigo, un tanto sorprendida.

Oliver miraba divertido el ir y venir de su mejor amigo descalzo por la oficina en el hotel principal.

—Sabes que debes tomar una decisión.

—Hoy estás muy brillante Oliver. Sé que debo elegir a una, pero cuál.

Ya tomándose el asunto en serio, le sugirió a su amigo.

—Solo elije a la que más te guste. ¿No eras tú el que decía que el amor llegaba con el tiempo?

—Eso no es lo que me preocupa –expresó pasándose las manos por el cabello cada vez más largo.

—Ilumíname.

—¿Qué tal si no hago la elección correcta?

Entendía el miedo de su mejor. —Te entiendo, pero es un riesgo que tienes que tomar.

La cara de Sebastián se iluminó antes expresar su brillante idea.

—Oliver, elígela tú por mí.

La escandalosa carcajada de Oliver lo dejó pasmado

—Ni por todos los años que llevó siendo tu mejor amigo, estás loco hombre.

—No jodas, ¿entonces cómo coño la elijo? Tengo a varias en mente –Pidió desesperado.

—Dejémoslo a la suerte.

—Habla.

Sebastián miro el momento exacto en el que saco la moneda de su bolsillo y ya sabía a qué se refería.

—¿Cómo lo hacemos? –pregunto con todo el interés.

—Elegimos de dos en dos y las vamos descartando.

Los hombres buscaron en la Tablet el archivo que les enviaron con los datos de cada una de las chicas.

La elección comenzó y una, una las chicas fueron descartándose.

Las primeras dos, Adriana y Val, de ellas Val pasó a la siguiente ronda. La selección duró más de un hora, hasta que las últimas dos fueron Star y Emily.

—Solo quedan estás dos –señaló Oliver.

—Cara para Star y sello para Emily.

La moneda fue lanzada en el aire, el tiempo pareció detenerse para Sebastián, la moneda giraba en cámara lenta, parecía nunca terminar de girar, pero el suplicio llegó a su fin cuando aterrizó en su palma.

Cerró la mano inmediatamente, la giró y presiono la fría moneda contra la cara de su mano.

Al ver resultado, vio directamente la foto de su futura esposa.

—Star Blackwood.

—Bueno la suerte ha elegido, ahora tú debes tomar la decisión y ver si la quieres como tu futura esposa –dice Oliver viendo la foto.

—Sin embargo, después de leer su expediente ella es una de mis favoritas, así que creo que no será difícil tomar una decisión después de ver que la suerte está de mi lado.

Próximo capítulo 11: Divina Sorpresa.

Fabrica de esposas perfectas #1. [Serie Esposas Perfectas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora