Capítulo 14: Tú y Yo + Una Habitación= Un Desastre.

231 32 13
                                    

Todos los presentes caminaron hasta la mesa dónde los esperaba un pequeño festín, entre los platos se encontraban los distintos postres favoritos de Sebastián, el cual era ignorante y no sospechaba las artimañas de su madre.

Lucía mira discretamente como todos tomaban asiento en sus respectivos puestos, sin embargo, una parte de ella no podía evitar estar nerviosa por lo que había tramado y era la desesperación uno de los principales patrocinadores de sus locas pero ojala eficaces decisiones y es deseaba de corazón que la noche diera frutos y que entre ellos hubiera un nieto.

Con lo que no contó fue que su esposo se sintiera demasiado cansado para compartir la velada con ellos.

—Querida, iré a descansar. Tú disfruta del resto de la velada.

Lucía era incapaz de dejar que su marido se fuera a descansar solo, aunque por dentro se muriera de ganas de ver sus planes en proceso, ahora todo se lo dejaría a la suerte y nada salía bien, nadie dijo que roma se construyera en un día.

—No querido. Yo también estoy muy vieja para tener horas de fiesta tan largas.

Sebastián al ver a sus padres hacer semejante esfuerzo por tratar de tener una velada tranquila junto a él y su "esposa" no pudo impedir sentirse culpable de ello. Al estar tan centrado en el trabajo dejó de lado sus compromisos como hijo, y al hacerlo puso a sus padres en segundo lugar, por ende, abandonándolos.

En consecuencia ellos tomaban cada segundo que podían pasar con él como algo valioso, cuando debería ser todo lo contrario. Sus padres nos se hacían más jóvenes con el paso de los días, todo lo contrario. Se hacían viejos y su salud decaía, debía aprovechar cada segundo que pudiera estar con ellos. Porque de nada le serviría lamentarse después de que estén muertos.

Por ese motivo decidió poner todo de su parte y pasar tanto tiempo con ellos como fuese posible.

Tanto Lucía como su esposo se dirigieron a su alcoba con la sonrisa más grande, ambos eran un par de zorros viejos y tenían sus mañas. Frank apoyaba los planes de su esposa y deseaba que salieran como ellos deseaban.

Oliver sin dudarlo comenzó a comer todo lo que se le atravesaba. Una parte de él ya se imaginaba la tortura que debía de ser para las chicas, todas las mujeres eran unas maníacas con su peso.

—Todo se ve delicioso –señaló Star.

Sebastián se sorprende cuando ve al ama de llaves traer un par de platillos con bizcochos de canela y rollitos de canela, cuando era joven fueron su perdición y ahora de grande todavía lo eran.

Sin necesidad de voltearse Emily ya sabia lo que se acercaba, veneno envuelto en un rico postre. Se sorprendió cuando Sebastián no esperó a que la señora le pusiera el plato.

¡Se lo arranco de las manos! ¡Y empezó a engullir como si no hubiera un mañana!

Instintivamente aguanto la respiración cuando la señora amablemente le puso un plato para ella.

Star esperó hasta que solo estuvieron ellos presentes y le robó el plato a Emily. Mierda eso estuvo cerca, un solo bocado y su hermana hubiera ido directa al hospital.

—Gracias. –dijo Emily sin llegar a emitir ruido alguno.

El aperitivo llegó a su fin y con ellos una empleada los llevó a sus respectivas habitaciones de huéspedes, salvo en el caso de Sebastián, él y Emily se alojarían en su antigua habitación.

Sebastián al ser informado él mismo la guío, al llegar le abrió la puerta para que ella entrara primero y Emily al hacerlo soltó un jadeo y se cubrió la boca con ambas manos, la habitación parecía sacada del cuarto de juegos de Christian Grey.

—¡Mierda! –gritó.

Próximo Capítulo 15: ¿Qué demonios pasa contigo?

Fabrica de esposas perfectas #1. [Serie Esposas Perfectas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora