Seung-Gil Lee, a sus 20 años, y siendo uno de los mayormente reconocidos autores de novelas de suspenso, se encuentra en un momento crítico en su carrera como escritor al no poder lograr que sus nuevas novelas sean publicadas.
Dispuesto a cambiar...
Parecía que Chulanont respetaba el silencio que se formaba pero el es una persona muy activa, no paraba de ver de un lado a otro moviendo su pierna sin cesar. Reía a mis adentros al ver esta escena del chico, pero preferí iniciar un tema de conversación para no tenerlo tan nervioso.
-¿Tienes mascotas?.- pregunté sin saber qué otra cosa decir.
-Ah! Sí.- dijo con una sonrisa de alivio.
-¿Que es?
-Hámsters-dijo sacando su celular.- mira.- me extendió su celular mostrándome un fotografía de él con sus hámsters.
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-Pensé que tendrías un perro ya que te llevas muy bien con Dae.- dije sonriendo viendo la foto del chico.
-Oh jaja, es que me gustan mucho los animales pero más estos pequeños.-contestó algo sonrojado.
Le devolví el celular, ya habíamos acabado de comer y teníamos los platos en el pequeño bote de basura del cuarto de hotel. No había notado que la computadora se había descargado. Tome el cable de ésta y me levante de la silla para conectarla, la entrada estaba cerca de la cabecera de la cama así que tenía que acercarme mucho a donde estaba Chulanont. En ese momento Dae despertó de golpe saltando de las piernas del tailandés, la sorpresa de su acción me sorprendió tanto que me tropecé con el cable y para evitar pisar a mi perro caí sobre la cama pero mi cabeza se golpeó con algo y dolió.
-¡Auch!.- exclamó Phichit. No me había fijado que mi frente se pego en la nariz del chico.
-¡Y-yo lo siento!
Trate de incorporarme pero volví a tropezarme con el cable de la computadora haciendo que me acercara otra vez al rostro del chico. El me miraba asombrado. Nuestras narices se estaban casi rozando y podía sentir el calor que emanaba de su piel. Mi corazón latía con fuerza y sentía que el color subía a mi cara y no fui al único. Las mejillas del tailandés comenzaron a tornarse Rojas.
-L-lo siento.- dije tartamudeando incapaz de moverme.
-No... No te preocupes.- el tampoco se movía.
Parecía que nos íbamos a quedar así para siempre hasta que una canción comenzó a sonar desde el celular del chico. El sonido hizo que me apartara de repente y comencé a buscar a Dae. Phichit atendió el teléfono.
-¿Yuuri?- dijo.- No... Jaja ¿pero qué haces allá?... De acuerdo... Sí... Sí, ya voy. Nos vemos.- colgó y se levanto de la cama.
-¿Ya te vas?.- ¿por qué pregunté? Él se puede ir cuando quiera.
-Sí, por alguna razón Yuuri está en mi casa esperándome.- río.
-Esta bien...
quería que se quedara por más tiempo ¿Qué estás diciendo Seung?
-Bueno, fue un gusto pasar un rato contigo. Espero tengamos otra oportunidad para continuar con...- se corto de pronto para después agregar.- ¡para vernos! Sí, eso.
-Dae, despídete.- le dije a mi perro y él se acercó al tailandés y le lamió la cara, éste sonreía.
-Bien, nos vemos Seung.- dijo al pie de la puerta y se fue.
Cerré la puerta y me puse a pensar en que podía hacer ahora, no tenía un itinerario de viaje y no conozco ni un poco de Tailandia a parte de mi salida de ayer. No sabía qué hacer.
Recordé que no había conectado la computadora por el incidente de hace un rato. Al acercarme a la cama y recargar mi mano podía sentir que todavía se encontraba cálida de cuando Chulanont estuvo aquí.
Me acosté en la cama acariciando las cobijas... Estaba cansado pero no podía dormir. Sentía que mi corazón latía de un forma extraña y no comprendía por qué. Dae me miraba desde el piso y luego lamió mi mano como si quisiera tranquilizarme. Me levante para tomar un baño y ver si eso me calmaba.
Salí del baño y Dae estaba encima de la cama dormido. Busque ropa en la maleta para vestirme; los colores que predominaban en mis prendas eran negros simplemente así que no había problema de combinación o algo por el estilo.
Una vez me vestí opte por mirar la tele un rato pero seguía sin estar tranquilo. No paraba de pensar y recordar al chico. Quise dormir pero la ansiedad me abrumaba. No sé qué hacer.
Prendí la computadora y comencé a escribir. No con la intención de hacer una novela sino describiendo el como me sentía en este momento. Una vez termine lo guarde y estando más tranquilo me acosté.
Es temprano, a penas serán las 4:05 pm y aún así pude quedarme dormido.
