Uno, dos, tres golpes más y el chico calló de bruces al suelo.
Zayn miraba a su presa con una sonrisa extendida por su rostro. Sus puños llenos de la sangre de ese gilipollas que había intentado ordenarle algo a él. Su risa inundó aquel solitario lugar y sus compañeros lo miraban atemorizados. Zayn no estaba en sus cabales, nadie en su sano juicio machacaría a otra persona sólo por darle una simple orden. El moreno no supo controlar su ira, no le importó dejarlo medio muerto, no sintió remordimientos. No era capaz de sentir ningún tipo de pena por el chico mal herido que apenas tenía diecinueve años recién cumplidos.
— ¡Ryan! —una chica rubia corrió a socorrer al joven magullado. Lágrimas caían en cascada por su suave rostro mientras intentaba despertar al chico tirado en el suelo.
Zayn chasqueó la lengua y se limpió la sangre con la chaqueta del chico, que había quedado tirada en el suelo. Como un verdadero hijo de puta.
Después se acercó con total normalidad hacía donde estaban sus "amigos". Los tres chicos y la chica pelirroja lo miraban incrédulos, aún en estado de shock. Y para ellos, ver una pelea de la calle no era nada nuevo, pero que Zayn atacase a uno de los suyos solo por ordenarle que se callara un segundo era algo excesivo. Ninguno se atrevió a intervenir por miedo a que Zayn les agrediera a ellos también y la tranquilidad que mostraba en estos momentos era jodidamente extraña. ¡Una puta locura! Casi mata a un hombre y parecía no importarle.
— ¿Vamos a tomar una copa? —preguntó el moreno de ojos miel.
Zayn observó como otro de sus compañeros se iba para ayudar a la chica a que el medio moribundo se pusiera en pie. El moreno gruñó cuando vio que todos lo ignoraron y se fueron para socorrer a Ryan.
Rodó los ojos, molesto con todos. Entonces decidió marchar a su casa.
Necesitaba hechar un buen polvo con su novio, porque hacía como una semana desde la última vez que lo folló. Liam había estado distante con él y las putas no eran su estilo. Él prefería tener a su pequeño juguete para él solo.
Sonrió imaginándose lo bonito que tenía que estar su castaño durmiendo plácidamente bajo las mantas, con los labios entreabiertos y las mejillas ligeramente coloreadas. Y esos pensamientos solo conseguían endurecer su colosal pene. Portaba una erección de caballo pensando en el bonito muñeco que le esperaba en casa.
Aceleró sus pasos, impaciente por llegar al apartamento. Pero toda esa felicidad se esfumó cuando vio una moto muy conocida aparcada frente al portal. Era la de Harry.
Sus puños se apretaron a cada lado de su cuerpo. Conocía a la perfección la historia de Harry y Liam, sabía lo que el rizado sentía por su novio y odiaba la idea de que se encontrara con él en estos momentos. Le rompería la puta cara si le veía tocando a su Liam. ¿Qué mierdas hacía él allí?
Entró al edificio con una velocidad monstruosa y subió las escaleras de dos en dos, sin poder esperar para espantar a ese gilipollas que se había atrevido a visitar a Liam cuando bien le advirtió que no quería que se acercara a su novio. Cuando llegó al piso correspondiente, abrió de golpe y miró a los lados del apartamento, no encontrándolos sentados en el sofá y tampoco en la cocina. Entonces, empezó a temerse lo peor, porque si no estaban ni el salón ni tampoco en la cocina...
Corrió hacía la puerta del dormitorio y de una patada, derribó la madera. En el interior Liam estaba con los ojos cerrados tumbado sobre la cama. Las mantas lo cubrían casi al completo y su boca estaba entre abierta. Frunció el ceño cuando vio al rizado sentado en una silla al lado de la cama. Sus puños se apretaron y Harry se levantó automáticamente.
Zayn mataba a Harry con la mirada.
— ¿Qué mierdas haces aquí? —cuestionó el de piel morena con voz de ultratumba. Sus ojos se habían oscurecido, estaban casi negros.
— Liam me llamó y a mitad de la llamada cayó desmayado. Me preocupé y vine corriendo para ayudarlo —explicó lentamente, sin ningún tipo de miedo. Porque al igual que Zayn, Harry podría ser bastante tenebroso en ocasiones— Está agotado, recién le di de comer y ahora está durmiendo. Te agradecería que lo dejaras descansar. Cuando despierte lo acompañaré al médico, por lo que me ha dicho, tiene mareos constantes y dolores de cabeza muy fuertes.
La expresión de Zayn se relajó. Aunque no lo pareciese, el moreno creyó las sinceras palabras de Harry. Se veía que Liam estaba agotado por el profundo sueño que tenía, y por primera vez en bastante tiempo... se sintió preocupado.
Se acercó con lentitud donde su novio y se sentó a su lado en el colchón. Escaneó un angelical expresión y una extraña culpa lo invadió. Se dio cuenta de que el niño no era feliz, algo hacía mal. Recordó el primer día que lo conoció, en aquella floristería del parque. Mientras que él buscaba un ramo de rosas blancas para llevar a la tumba de su abuela, Liam observaba maravillado las margaritas de todos los colores. Supo que el chiquillo amaba esas flores y cada día que pasaba le regalaba una margarita amarilla como muestra de amistad, que pronto se convirtió en un amor intenso y duradero. Cuando empezaron a salir, Liam ya había cumplido los diecinueve y juntos compraron el apartamento actual en el que ya llevan por varios meses. Liam comenzó la facultad, como siempre había deseado, que por problemas familiares no pudo ser posible antes. Pasaron los días y él mismo comenzó a estropearlo todo. No sabía como, pero la mayoría del tiempo no era consciente de lo que hacía. Sentía que debía controlarlo todo, necesitaba ser quien dirigiese todo a su manera, se volvió más agresivo y no fue capaz de ver que Liam lo estaba pasando mal.
Y aunque ahora se pusiera a reflexionar, sabía que no pararía. Era su mente quien lo controlaba y estaba jodiendo a Liam. No era capaz de amarlo como se merece el pequeño ángel pero es demasiado egoísta como para dejarlo a manos de otro hombre. Liam es suyo.
— Puedes irte. Yo lo llevaré al doctor —murmuró Zayn.
Harry lo miró por unos segundos, no muy seguro de sus palabras. Al final, asintió y después de dejar un pequeño beso sobre la frente del menor, salió del piso cerrando la puerta de la entrada lentamente.
Los ojitos de Liam se abrieron muy despacito, acostumbrándose a la luz de la habitación. Su cabeza dolía un poco, pero se sentía notoriamente mejor que antes.
No le costó recostarse sobre la cama y cuando vio a su novio sentado a un lado... sonrió. Zayn también lo hizo.
— Perdóname, precioso —murmuró el más mayor— Siento si te estoy jodiendo, soy el mayor imbécil que existe...
— Lo sé.
Zayn pestañeó algo sorprendido. Pensaba que Liam se lo negaría pero no fue así.
— Eres un gilipollas en toda regla, Zayn Malik —Liam amplió la sonrisa y gateó hasta quedar sobre el regazo de su novio— Un gilipollas que va a follarme en este mismo instante.
Liam estampó sus labios contra los de Zayn, quien correspondió el beso con gusto. Lo sujetó por las caderas y sonrió en mitad del fogoso beso cuando el castaño dio un mordisco en su labio.
¿En qué estaría pensando Liam?
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¡Actualicé!
Se van ha llevar muuuuchas sorpresas 😏😏😏
Si hay faltas, lo siento. Tenía ganas de subir y ni lo miré jsjsjs
En fiiin....
¡Aroa se despide! 😘😘