— ¡Joder! —Zayn dio una patada al escritorio, con frustración.
Liam lo miraba desde el umbral de la puerta, preocupado.
Estos últimos días había estado mas irritable que de costumbre y cada cosa que hacia le cabreaba. Es por eso que Liam no se atrevía a hablarle, ni siquiera para preguntarle que le apetecía de cena. Muchas veces se había parado a pensar porque Zayn era tan malo con él, ¿acaso no lo quería? ¿No era lo suficientemente bueno para él? Quizá ya se había cansado de él. ¿Podría ser que Zayn no lo quisiera?
Todos esos pensamientos eran los que tenían a Liam llorando en cada esquina cuando su novio salía a trabajar. Tenía miedo de que le dejase, porque él estaba completamente enamorado del moreno. Tanto, tanto... que dolía. Ponerse a pensar en que pronto lo dejaría era un sinvivir. También pensó que quizá era él mismo quien provocaba esto. Su manera de actuar... ¿Molestaría a Zayn de alguna manera? Liam se esforzaba al máximo para intentar complacer a su novio. De verdad que lo hacía. Se desvivía por él, jamás lo traicionó... ¡Nada tenía sentido!
Luego pensó en las palabras de su mejor amigo, cuando lo llamó esta mañana para preguntarle como iba.
«— ¿Y no será que Zayn tiene algún tipo de problema? Quiero decir... Podría tener cualquier trastorno o quizá esté desarrollando algún tipo de esquizofrenia.»
Eso sólo conseguía hacerle estremecer. A Louis no le faltaba razón, debería de tenerlo en cuenta.
— Liam.
El castaño lo miró a los ojos, y sin querer, sollozó. No se había dado cuenta de que en todo el tiempo que había estado pensado, sus ojos soltaban lágrimas que resbalaban por sus mejillas como cascadas de agua salada. Pero el moreno seguía neutral. No se acercó a consolarlo, ni siquiera fue capaz de sentir ningún tipo de tristeza por él. Zayn no reaccionaba. Lo miraba llorar y no se inmutaba. ¿Acaso era eso normal?
— Acércate.
Y Liam como el tonto obediente que era, se acercó a él. Zayn seguía mirándolo, sin pestañear. Una sonrisa siniestra cruzó por su rostro. ¿Qué estaría pensando? ¿Por qué sonreía?
— Bésame.
(...)
— ¡Liam! ¡Qué me mires pedazo de idiota! —los gritos de su amigo Niall en su oído consiguieron sobresaltarlo. Sin querer, se puso a pensar en todo lo que ocurría con Zayn y había desconectado en el momento que lo escuchó hablar.
— Uh... lo siento. Estaba distraído —se disculpó, sonrojándose.
— No hace falta que lo jures —el chico rubio rodó los ojos. Segundos después, retomó su charla de minutos antes. Liam resopló e hizo que lo escuchaba, pero en realidad se estaba comiendo la cabeza con Zayn. No podía dejar de pensar en ello un segundo. Ahora mismo, era lo único que ocupaba su mente. Y eso era algo que afectaba tanto a su vida personal como cotidiana. No era capaz de abrir un libro y ponerse a repasar porque en seguida pensaba en el moreno. Tampoco podía entablar una conversación porque al minuto desconectaba y volvía a pensar en lo mismo. Lo tenía completamente absorbido y hasta que todo no se arreglase, sería misión imposible volver al mundo real y volver a pensar en todo y no sólo en su novio. ¿Qué le ocurría?
