Mi Mejor Error

Capítulo 2: Desafío

Emma

—¡Hey! ¡Despierta!— escuché a Cassie golpeando mi puerta. Me levanté apresurada para abrirle y tropecé con la alfombra.

—¿Qué pasa?—pregunté irritada y adolorida.

— Mamá me pidió que te despertara—respondió con los brazos cruzados y poniendo sus ojos en blanco. La vi uniformada y corrí hacia el reloj.

—¡Mierda! ¡Ya es tarde!— chillé. Me alisté lo más rápido posible y baje corriendo hasta la cocina. Todos ya se habían ido y solo encontré a mi madre lavando unos trastes.

—Buenos días— dije intentando sonar animada.

—¿Pasó algo ayer?

—¿Por qué lo preguntas?—respondí a la defensiva.

—Bueno, llegaste, te encerraste en tu habitación, y te acostaste temprano—dijo segura.

—Estaba cansada y... Espera ¿Cómo sabes que me acosté temprano?

—Yo... lo supuse— respondió no muy convencida. La mire extrañada y me acordé que tenía que ir clases.

—Ya es tarde, comeré en el camino— dije tomando una manzana.

—De acuerdo, llamaré para que no te den una tardanza.

—¡Gracias!—grité cuando abría la puerta.

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Salí apurada, la charla con mi madre me había retrasado un poco más, ella dijo que llamaría, así que no me preocupé por una tardanza en mi record de asistencia perfecta, pero aún así no me gustaba saltarme las clases.

Al llegar me encontré al Sr. Carter, auxiliar de nuestro instituto.

— Srta. Lawrence, muy buenos días— dijo sarcástico.

— Buenos días—respondí tajante, mientras sacaba mis libros de mi casillero.

Era muy arrogante, déspota, y odioso. Nadie lo soportaba, ni siquiera los docentes.

—Su madre llamó justificando su tardanza, me podría explicar exactamente que sucedió—dijo sonando dudoso y creyendo escuchar otra versión de mí.

—Discúlpeme, si mi madre ya le explicó la situación, no tiene por qué indagar demás; y como ve, estoy apurada, tengo clases a las cuales asistir; con su permiso, me retiro—dije victoriosa.

Me encontraba fuera del aula con los ojos del gato con botas esperando que me dejará pasar.

—Pase Srta. Lawrence—dijo suspirando el Sr. Smith.

—Gracias—dije sonriendo y caminando hacia mi asiento junto a Andy.

—¿Qué pasó? ¿Por qué llegaste tarde?— susurró Andy.

—Me quedé dormida— contesté sacando mi cuaderno de apuntes.

— ¡Rayos! Olvidé mi cartuchera— dije buscando una vez más.