Cuando abro los ojos esta mañana, lo primero que pienso es en que mañana es el día. El día en que voy a irme. Y a dejar todo atrás. Por demasiado tiempo. No quiero pensar en eso, porque me deprime bastante. Y ya estoy cansado de estar deprimido. Pero lo cierto es que no puedo evitarlo. En cuanto me incorporo en la cama, siento un nudo en la garganta. Decido que no soy lo suficientemente fuerte como para soportar este día, así que vuelvo a dejarme caer sobre el colchón y me cubro con las sábanas hasta la coronilla. Quiero volverme a dormir. En mis sueños, todo es mucho más fácil. En mis sueños, no tengo que irme a ningún lado, ni dejar a nadie atrás. Sí, en mis sueños, las cosas son definitivamente mejores. El único defecto de los sueños es que, bueno, son sueños. Lamentablemente, es un defecto demasiado grande como para ignorar.No logro volver dormirme. Tengo la cabeza demasiado llena de cosas, que se reproducen en mi cerebro a toda velocidad. Además siento el estómago lleno de agujeros, como si alguien me hubiera disparado unas cuantas veces. No es una situación excesivamente cómoda para conciliar el sueño. Así que me limito a quedarme acostado, boca arriba, contemplando las manchas del techo de madera, y jugando a ver formas en ellas. De alguna forma extraña, todas se parecen a Chris.
Chris, sorprendentemente, parece haber aceptado finalmente la idea de que me marche. Supongo que se ha dado cuenta de que tengo razón, que esto es realmente lo mejor para ambos. No me lo dijo en voz alta, claramente. Es demasiado orgulloso como para admitir que tengo razón de forma explícita. Pero, poco a poco, comenzó a resistirse menos a la idea. A dejar de protestar cada vez que hago un comentario en relación al tema. A no replicar cuando hablo de irme. A quedarse en silencio y mirando al suelo ayer, mientras yo armaba la valija. Y a simplemente asentir cuando le conté que mi avión salía mañana, que iba a pasar a decirle adiós, y, por vez número mil, que iba a extrañarlo muchísimo. A fin de cuentas, Chris terminó por hacer lo opuesto a lo que tanto me temía. Terminó por asimilar mi ida. Supongo que eso es bueno. Si me hubiera puesto las cosas más difíciles, hubiera acabado cediendo, o con el corazón destrozado, o destrozando el de él, y ninguna de esas son opciones demasiado atrayentes. Si hay una pequeñísima parte de mi corazón que está desilusionada de que no me haya pedido que me quede, es sólo porque es la parte de mí que está asustada de irse. La que desea tener una excusa por la que permanecer aquí. Pero necesito ignorar a esa parte. Es la única forma en que puedo hacer lo que es, a todas luces y sin duda alguna, lo correcto.
Es claro que en este momento, con el corazón en un puño y sin ser capaz de levantarme de la cama, soy demasiado consciente de lo mucho que deseo quedarme. No es algo que pueda negar. Quiero quedarme. Y estar con Chris. Quiero poder hacer juntos todas esas cosas que no hicimos porque el tiempo no nos alcanzó. O simplemente hacer las cosas de siempre. Hacer las mismas cosas rutinarias y sencillas que hacemos todos los días, porque parecen la aventura más apasionante del mundo si él las hace conmigo. Quiero ser feliz. Y sé que sólo puedo serlo estando junto a Chris. Pero no puedo ser tan estúpido como para creer que podemos estar juntos, y felices, y que todo va a salir perfecto simplemente porque sí. No puedo seguir así. No puedo seguir temiendo hacerle daño a cada segundo. No puedo seguir preguntándome cuando será el día en que voy a despertarme más loco de lo habitual y cometer la estupidez que va a arruinarlo todo. No puedo seguir viendo cómo sale herido por mi culpa. Por más que sienta la necesidad de protegerlo cada vez que dirige sus enormes ojos hacia mí, hay una verdad que no puedo ignorar, y esa es que, en realidad, él no está a salvo conmigo. Lo sé. Él también lo sabe, aunque no quiero admitirlo frente a mí. En realidad, a veces pienso que su corazón obstinado y testarudo ni siquiera le permite admitirlo ante sí mismo. Chris es, por lejos, lo mejor que me ha ocurrido jamás. Y esa es una de las tantas razones por las que no puedo soportar pensar en que es muy probable que yo sea una de las peores que le ha ocurrido a él. Pero no puedo lamentarme y autocompadecerme por ello. Después de todo lo que ha pasado, no puedo continuar siendo esa persona patética que no hace nada aparte de quejarse y afligirse por todo, sin hacer nada al respecto. No, esta vez voy a tomar cartas en el asunto. Voy a hacer algo al respecto. A hacer lo que necesite hacer para arreglar las cosas, para lograr que todo esté bien.
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Quédate a mi lado...
Romance(Segunda parte de "No me dejes ir". Si quieres leer esta historia, recomiendo buscar antes la primera parte) Desde aquella noche lluviosa, para bien o para mal, todo ha cambiado alrededor de Patrick. Su relación con Chris está avanzando a pasos ag...