Sueño

120 20 14
                                    

Atado entre las miradas ajenas, me fui ocultando.
A diferencia de la mayoría de los humanos, yo deseaba el olvido.
Me parecía triste apegarme a alguien, siempre se marchaban, la gran parte de ellos se iban por la noche cuando yo dormía plenamente.
Algunos aprovechaban el momento, otros, en cambio, quedaban tan sorprendidos como yo al amanecer.

Después de que ella se fuera, prometí no volver a dormir, la siguiente vez sería más dolorosa y dudaba si podría soportarlo. Esta vez le vigilaría después de que el sueño profundo la acogiera, después de que aquel breve brindo de su cuerpo me alertara.

Después de 34 noches en vigilia no lo soporté, me levanté de la mesa donde solía permanecer, tomé la taza y la llené de café, me esperé unos segundos para que no me quemara la lengua y le di un pequeño sorbo; me acomodé de manera que lo único que viera fuera ella, tenía una calma al reposar que no me percaté del momento que mis labios formaron una sonrisa.
De repente el sueño me comenzó a retar, me negaba aceptar sus condiciones y me levanté de la silla provocando que mi cuerpo se mantuviera atento, pero, cuando menos lo esperé, él me tomó del brazo y me empujó al sillón color vino del lado de la cama, se acomodó a mi lado y me acarició el rostro, me hizo mirarla a ella y en susurros me afirmó que todo estaría bien.
-No puedo, debo quedarme.
-Tranquilo, siempre vuelve.
-Ella no puede irse...no...-todo se volvió oscuro.
Me desperté y ella no estaba...su cuerpo se había esfumado, caminé hacia afuera de la casa y corrí entre las calles, (todas parecían la misma del comienzo), las personas me miraban con pena y atado entre las miradas ajenas, me fui ocultando.

A diferencia de la mayoría de los humanos, yo deseaba el olvido.

Hola, este es mi nuevo proyecto, espero te conectes conmigo.
Muy pronto estaré actualizando mis otras historias.

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