3. Escuchar a Alguien

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Cuando ya había sacado cualquier rastro de agotamiento del cuerpo, se levantó, sin antes estirar un poco su brazos y piernas.

—Aquí vamos —se dijo así mismo.
Solía olvidar su propósito en aquel mundo, e irónicamente lo recordaba porque lo olvidaba.
Al entrar allí, aquella botella se había llevado sus pensamientos, su memoria, sus mejores y peores momentos.

Cruzó un pequeño río brincando de roca en roca hasta caer de frente en el césped al otro lado.
Sacudió el polvo de sus rodillas y avanzó. Entre más caminaba más le llamaba la atención...un canto de sirena adormecía su oído.
—¿Qué es eso? —preguntó esperando respuesta, la cual no llegó, estaba solo y no podía quejarse, había sacado a Sky de su vida, hace unos metros atrás.

—¡Hola buen caminante! —saludó un hombre agitando la mano hacia su dirección. En la otra tenía un hongo del cual sonaba aquel canto.
Alguien miró hacia su alrededor, asegurándose que el saludo fuera para él, completado el objetivo lo miró.
—Hola —limitó sus palabras.
—Soy Max, fiel acompañante.
Alguien lo miró y volcó los ojos, era otro loco similar a Sky.
Se detuvo a apreciarlo, obeso, piel pálida, leves arrugas alrededor de los ojos, vestimenta color café. ¿Tenía algún significado?

—Lo agradezco, pero no necesito un acompañante, mi labor es llegar solo.
—Eso dicen todos —carcajeó terminando la frase. Pasando al lado de Alguien, Max le guió el camino adecuado.
—Vas de Sur a Norte, y te pierdes, lo correcto es de Sur a Oeste.
Alguien alzó una ceja, ¿acaso todos hablaban con lírica?
—¡¡Acompáñalo!! —le indicó su conciencia.
Confiado en su exactitud, le siguió.

—¿Hay más personas como usted y Sky en esta tierra? —preguntó curioso.
—¿Sky? —Max detuvo su paso pero no volteó a ver.
—Sí, el hada azul...la encontré atrás.
—¿Por qué no vienes con ella ahora?
—Le dije que no la necesitaba, ¿es malo?
Y Max le preguntó: —¿Qué es el mal?

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