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Jason estaba paralizado, bajo la dulce mirada de Leo.

Tal vez habrían pasado 15 años, pero Leo no había cambiado nada, y eso alegraba a Jason.

La sonrisa traviesa y sarcástica seguía en sus labios y sus ojos seguían teniendo ese brillo travieso.

—L-Leo—la voz de Jason se quebró , las lágrimas inundaron sus ojos y su labio inferior comenzó a temblar.

La sonrisa traviesa del castaño cambio a una triste. Leo seco con su pulgar las lágrimas del rubio, para luego sentarse en el regazo del ojiazul y esconder su rostro en el suave cuello de Jason.

Jason sollozo y rodeo al menor con sus brazos, aferrándose a él, como si temiese que desapareciese y volviese a irse.

Entonces un pensamientos inundo su mente, callo como una bomba en su cabeza y sintió como si le diesen un puñetazo en el estomago.

—Eres producto de mi imaginación... Verdad?

En los labios del ojimarron se formo una pequeña sonrisa.

—No...—contesto en un susurro.

—Entonces... De verdad estas aquí?—pregunto Jason esperanzado.

Leo levanto la cabeza, miro a Jason con una pequeña sonrisa y coloco un mechón rebelde detrás de la oreja del ojiazul.

—Físicamente quieres decir?...

Jason asintió.

—Nop—dijo remarcando la P.

Que Tu Eres Mi Que?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora