El Artista

Una silla, una nota.

A la semana siguiente volvió Patricio a la clase. Seguía con la misma sonrisa de antes.
Eso no le gustaba para nada a Fer. Decía que era extraña y macabra. No le gustaba para nada que el hijo de Mirales me mirara así. A mi me causaba mucha gracia, ya que él se ponía colorado cuando yo le decía "qué acaso ahora sos mi protector ". Cada vez que tocamos ese tema se ponía colorado hasta las orejas. Era muy tierno...
En la clase, el dúo Mirales nos miraban a Fernando y a mi con mucha curiosidad.
Ese día, hacía demasiado calor. Los crayones se derretían con gran facilidad. Cuando uno los agarraba las marcas del que lo usaba quedaban allí.
Yo decidí abrir una de las ventanas, ya que no se podía respirar en ese lugar. Al sentarme, me di cuenta que había una nota en mi silla. Estaba en un sobre bien doblado y tenía un sello de color bordo oscuro, parecía que el que la hizo, se había tomado tiempo en hacerla. La agarre y me fije si tenía el nombre de quien la había hecho pero no decía nada...
Mire hacia los alrededores para ver si alguien tenía cara sospechosa. Pero nada, ni nadie parecía sospechoso. Entonces, mire a Fer disimuladamente, él me miraba en silencio con curiosidad.
-¿Qué tenes ahí?- dijo con curiosidad Fernando.
-No... nada.
-Si tenes un sobre... ¿es de un admirador ?
- No, porque sería tuya- dije entre risas pero al parecer a él no le hizo gracia, ya que se puso colorado hasta las orejas y dijo:
-Si, si claro. Para mi que fue de tu Patri...- dijo este con enojo.
-Bueno, bueno calmate. Luego de la clase nos fijamos ¿dale?
-Okey...
Después de la charla ninguno volvió a hablarse. Sólo se nos cruzaban las miradas y volvíamos rápidos a nuestros trabajos.