¿Y los asesinatos?

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Los días pasaron y no supe nada de Colores cálidos. Fer, me decía que era una broma de mal gustó. Pero eso no me convencía. Ya eran tres días que pasaban sin que me escribiera...
-¡Listo Mara! Ya se quien es Colores cálidos. ¡Soy un genio! No entiendo como no me di cuenta antes... ¡Mara! ¡Mara! ¡Mara! ¿Me estás escuchando? ¡Mara! No quiero que te duermas antes de que empiece la clase... MARA
- Ah ¿si? ¿Qué pasó? ¿Qué dijiste?
-¡Qué se quien es colores cálidos! MARAAA
-NO GRITES, no dormí en toda la noche... tengo sueño...
- ¿De vuelta? ¿Cuantas veces está noche?
- No se... demasiadas...

Los últimos tres días no podía dormir... Investigaba día y noche sobre "El Artista". No encontraba nada, no había vuelto a atacar algo era raro...
Además, Colores cálidos no había vuelto a aparecer, bueno en realidad sus cartas...
-Mara... MARAAA
-Si, ¿qué? ¿qué? ¿qué?
-Te volviste a quedar dormida... Además, te estaba diciendo quien es, para mi, Colores cálidos.
-Ah, si, si. Decime...
-Bueno para mi es... trrrrrr*hace sonido de tambores*
-No te hagas el importante, porque me estoy durmiendo y estoy de mal humor.
-Bueno... sólo le quería poner suspenso. Para mi es Marcos Gonzáles... NO TE RÍAS- dijo ya enojado, porque no pude contener la risa, era una idea muy tonta.
-Es... es una idea... interesante...
-Mentirosa, sólo lo decís para no ponerme mal... No se... ¿No te parece raro, él?
-Como si fueras normal...
-Lo defiendes porque él gusta de vos
-Si... claro... como si eso pasará- dije con pena. No me disgustaba la idea de que Marcos gustará de mi.
- O... acaso es al revés... TE SONROJARSE
-Si seguís gritando lo que va a quedar rojo es tu nariz, por la sangre. Te podes callar... ¡Fer!
- Perdón, jajaja, no puedo evitarlo es lindo verte así... DIGO así de nerviosa... Ah mira quien viene ahí, "tu amor".
- si ja...ja...ja... no voy a caer, Fer. Sos muy malo mintiendo...
-Hola Mara- dijo Marcos Gonzáles.
Su voz era profunda, pero no llegaba a ser voz de ultratumba. Era tranquila y cálida, como un café por la mañana. Tenía una cara larga y fina, pero su nariz era pequeña y redonda. Sus ojos eran color miel brillante y su cabello era negro opaco, de esa forma su par de faros color miel resaltaba con gran facilidad. Era alto y flaco, parecía que él no había comido nada. Siempre vestía de colores oscuros y cálidos. Lo único que no era un punto a favor suyo, era su actitud ganadora. No se si me expresó bien, siempre quiría codearse con los favoritos del profesor (eso nos incluia a Fer y a mí, sobretodo a mí), y no soportaba que lo opacaran.
-Ah... ho...hola Gonzáles- dije fingiendo desinterés.
-Perdón por lo de la otra vez...
-Hola Marcos- dijo Fernando interrumpiendo a Gonzáles.
-Ah si... hola Scotis... me fue inevitable no ver tu pelo rojizo y tus llamativas pecas...
-Bueno al parecer, si lo hiciste. Porque tu mirada sólo iba a Mara.
-¿Qué pasa Scotis?¿celoso?
-Eh... no claro que no...
- Entonces no te metas en donde no te llaman. Como te decía Mara, perdón por lo de la burla de la otra vez... n...no sabía que tu madre había sido asesinada p...po...por él - Gonzáles dio media vuelta y se fue rápidamente hacía el aula, no obstante de eso Fer me dijo:
- Y por eso, señores, él es Colores cálidos- dijo con voz de conductor de programa de preguntas y respuestas.
-Espera... ¿qué?
-Sip, como oiste, niña ingenua. El sólo quiere arreglar la metida de pata que hizo contigo. Es obvio...
-Mmm, buena deducción, muy buena... pero sólo una cosa más. Él no tiene el suficiente cerebro para idear tal plan.
-Pero te observa constantemente y rara vez no lo veo viéndote.
- Bueno, luego seguimos hablando que hay que entrar a clase.

Entramos a clase. Puedo recordar que ese día llovía muchísimo y como nuestros pupitres estaban al lado de la ventana, tuvimos que sentarnos en otro lado. Ya que la lluvia entraba con facilidad. Pero antes de ir a otros lugares, observe que había un sobre de papel marrón con un sello bordo, sobresaliendo de mi pupitre. Lo tome con rapidez antes de que alguien se percatara de el objeto.
Nos sentamos en el fondo del aula, porque en ese lugar no había ventanas, ni estábamos cerca de Marcos.
Al sentarme, me dediqué a observar el sobre. Evidentemente era de Colores cálidos. Pero está vez en lugar de ser grande y grueso, era pequeños y fino. Lo abrí y lo que contenía era una pequeña nota que decía:
¿Y los asesinatos?

Colores cálidos.

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