El Hombre Perfecto

Dime la verdad...

Veamos.

Un día hermoso. Si, en efecto lo era. Nada como una tarde en el parque más lejano y solitario de la ciudad en una banca solo para mí. Con pocas personas, con sólo él sonido del viento golpear contra mis oídos.

El libro que sostenía entre mis dedos eran el objeto de mi total atención. Realmente, al menos para mi, este era el paraíso. Yo era esta chica, la inadaptada, la antisocial, la de humor sarcástico e insoportable cuando me lo proponía. Si. Esta era yo. Sinceramente no es algo que presumiría en mi vida, es más... Era la peor arma que tenía contra mi.

Saque una cajetilla de cigarrillos y tomé sólo uno, encendiéndolo en el acto dándole una suave calada.
Esta... Era una agradable sensación. ¿Adictiva? En realidad no.

-No sabia que fumabas - escuche detrás de mí la voz que me hizo sobresaltar. Ya me estaba cansando de recibir tantas sorpresas en mi vida. Al voltear lo vi allí

-Kazunari - dije simple. Una sonrisa apareció en su rostro mientras llevaba sus manos a los bolsillos de aquel pantalón café, mientras su camiseta se balanceaba gracias al viento - No es de tu incumbencia... - dije algo molesta. Había pasado una semana desde aquel incidente en la cancha de basquetbol

-Si, si - dijo acercándose más a mi hasta el punto de sentarse conmigo - Satomi... - dijo lentamente - no te agrado, ¿cierto?

Un largo y sonoro suspiro salió, acompañado de una estela de humo sobre mis labios. Lo miré fijamente, teniendo las palabras en mi mente, queriendo decirlas, queriendo gritarlas

-No - susurre finalmente dejando caer el cigarrillo al suelo y presionandolo con la suela de mi zapato. - no tengo una razón para...

-No mientas - su expresión se torno completamente seria - yo... Se muy bien lo que sientes por él - dijo desviando la mirada hacia el frente - Lo vi aquella vez. Ibas a confesarte a él ¿no es cierto?

-... - en mis labios se desdibujó la mueca de molestia que se había formado. Ahora... Yo estaba realmente en blanco. Aquel momento que tanto temí, llego de la nada

-¿No es cierto? - pregunto de nuevo, con tono de voz más impaciente que el anterior

-¿De qué sirve decírtelo ahora? - dije yo a como pude. - si ya lo sabes... ¿Vas a reclamarme? ¿Chantajearme? ¿Amenazarme? - voltee a verlo, con un nudo en la garganta

-¿Lo amas? - me pregunto de manera sencilla. Cubriendo la mitad inferior de su rostro

-N-no...- balbucee, tomando mis cosas. Lo que más deseaba era solo huir de allí

-¡No mientas! - grito poniendose de pie y cubriendo su rostro. Su actitud me provoco sorpresa, más que miedo

-Kazunari, no tiene sentido seguir... - sentí como mis ojos querían explotar de nuevo. Aquella situación se escapaba de mis manos - por favor... Detén esto

-Dimelo Satomi... - escuche su voz quebrada - ¿lo amas? - pregunto una vez más. Apreté mis puños y me levanté

-Kazunari... - llame tras suyo y el se dio la vuelta para mirarme. Levante mi mano rápidamente y dejé ir una bofetada con fuerza a su mejilla. Mis dedos ardieron, pero no tome importancia a nada. Todo lo que hacía era mirarlo con rabia - ¿¡Tu lo amas!? - grite apretando el cuello de su camiseta con fuerza. Sus ojos se abrieron con sorpresa

-Sí - dijo mirandome fijamente. Liberé su agarre y me di la vuelta para tomar mis cosas -S-Satomi...

-Yo también lo hice alguna vez - dije sin voltear - incluso si aún lo sigo haciendo ahora, jamás me interpondria... - mis hombros comenzaron a temblar. Había logrado explotar de nuevo en llanto - Y-yo solo... Quiero deshacerme de esto - até mi cabello en una coleta mientras mordía mis labios - de este sentimiento, de este dolor, de todo - regrese mi vista hacia él - Ayúdame con esto un poco. Es algo justo... - dije mirando hacia el suelo y comenzando a caminar a pasos lentos en medio de aquel hermoso parque lleno de sakuras

-Lo lamento... - murmuró con dulce y apagada voz a mis espaldas

-No es tu culpa - dije deteniendome una vez más para mirarlo -Dime, ¿Quién no se enamoraría de él? - pregunte con una pequeña sonrisa triste, antes de salir corriendo de allí

Esto nunca estuvo en mis planes, pero de alguna manera... Me sentí por un momento más ligera, más libre, más... Yo. Un sentimiento confuso apareció dentro de mí. Tal vez por fin podría librarme de este sentimiento.

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Continuará... Tal vez.