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Hoy la había llamado muy pronto, solían quedar por la noche pero, era mediodía.

Entró en su habitación sin llamar como a él le gustaba. Se agarró la falda mientras pasaba.

Inuyasha agarró su mano y la sentó en su cama.

- estate quieta.

Se acercó a la puerta, la cerró y se colocó entre las piernas de la joven levantando su vestido y bajando sus bragas.

- ¿Inuyasha-kun?

La azabache miró confundida como él no se levantaba ni se desnudaba.

- hoy no quiero que hagas nada, túmbate y sé una buena chica.

Kagome se quedó tumbada mientras se aferraba a las sábanas fuertemente.

Inuyasha agarró sus piernas y las colocó sobre sus hombros mientras lamía su entrada, le escuchaba gemir mientras su lengua se movía sobre esa zona.

Le gustaba que gimiera, debía admitirlo, y también debía admitir que le encantaba tenr un velo de misterio a su alrededor.

Ella era Kagome Higurashi, una estudiante de universidad y él era Inuyasha Taisho, un crío que seguía en preparatoria.

Pero le gustaba mandarla, le gustaba tenerla en su cama, vestida con falditas cortas, pomposas y con sus pechos redondos cubiertos por finas telas.

Le gustaba tenerla cerca.

Le encantaba tenerla cerca, y desnuda.

Se había vuelvo adicto a sus pequeñas manos agarrando su pelo y tirando de él, de sus gemidos que ahogados mientras se besaban.

Hundió su lengua en su cavidad sintiendo como su querida maid llegaba al orgasmo.

- Has sido una buena chica...-Susurró mientras se relamía los labios y e tumbaba con ella en la cama.

Todavía quedaba una hora para llegar a clases, tal vez podía seguir jugando con ella...

Taisho's MaidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora