Reality

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El señor Ackerman se veía distraído y bastante serio mientras daba su lección, hoy le estaba enseñando un nuevo idioma a su criado, francés y Aleman en especifico, no se le daba mal diría que estaba aprendiendo bastante fácil y el gusto se reflejaba en su rostro, lo siguiente serian lecturas de un nivel más alto del que solía poner, pero necesitaba que aprendiera rápido su tiempo se estaba acabando.

Levi había notado un cambio en la metodología que su maestro/ amo tenia de costumbre, aún no entendía porque lo estaba educando, ¿por que simplemente no lo había mandado a que le cortaran la mano como normalmente hacía con gente como él?. Al final de su clase momentos antes de que  el adolescente digiera "con su permiso" el hombre comenzó sobre aquella inquietud que le rondaba últimamente.

Levi, escúchame bien. Necesito que cuides a mi hija, cuando seas mayor lee tú esta carta, después deberás mostrársela a ella; solo cuando cumpla ella la mayoría de edad—solo dijo eso, el muchacho solo se restringió a obedecer y volver a su habitación , pero aún con  curiosidad por saber que estaba allí escrito, ¿además por que le estaba pidiendo esto?.

Eso hacia todos los días, obedecer... simplemente eso, pero prefería eso a cualquier clase de tortura que pudieran darle en la cárcel, solo tendría que esperar hasta los veintiún año. Era demasiado ero aún era con lo que se conformada, con el fin de proteger a esa chica de cabellos rojizos que todas las noches lo visitaba por algo de comida. Cansado se recostó en su cama para quedarse profundamente dormido, hoy había sido un día bastante abatido, muy diferente al resto, había preguntado a todos a su  alrededor pero nadie le había dicho nada realmente, solamente lo observaban alterados o aterrados.

Por otra parte Mikasa se encontraba  de igual manera bastante confundida y ya se estaba empezando a asustar, ¿sucedía algo mal en la casa?,¿fantasmas?, ¿duendes?. No pudo más con la presión y se encerró en su habitación abrazando a sus juguetes esperando que alguna hadita la protegiera de aquellas malvadas criaturas que había leído durante la tarde, esas que aparecían en sus cuentos de terror.

***

Ya de media noche la pequeña niña se levantó sudando y con lagrimas en la cara al tener una terrible pesadilla, de la cual solo tenía pequeños recuerdos, caminando por los largos pasillos de su gran mansión con su mano  derecha pegada a la pared y la izquierda al frente para no golpearse con objetos en su tramo a la habitación de su padre, necesitaba quien la consolidara, fue tan real que observaba a todos lados en busca de aquellas personas que vio en su sueño.

En la parte inferior se oyó la puerta trasera cerrarse con un poco de brusquedad, seguida de voces murmuradoras, Mikasa se recostó de inmediato con la pared queriendo mezclarse con ella para no ser detectada, ¿ y si eran ladrones?. Con agilidad y pasos suaves y delicados se acercó a la habitación más cercana, a la del criado de su padre, alguien debía revisar las presencias de abajo y el era indicado. Al abrir la puerta no lo encontró, su cama estaba desordenada, lo cual la asustó más ¿y si él es el ladrón?. Con valor decidió bajar con una sombrilla en su mano como arma, guardiana y defensora.

—¿Q-quien e-está a-ahí?—murmuró Mikasa sintiendo como toda su valentía se iba al caño, con manos temblorosas se acercó a la cocina de donde provenían la mayor parte de los ruidos.

Estaba a punto de girar la esquina restante para entrar cuando Levi salió de allí dándole un susto tan grande que  la pequeña pegó un pequeño chillido cayendo hacía atrás abriendo la sombrilla que pasaba de ser excalibur a dulce escudo escudo rosa pálido con bordados negros.

—¿Se encuentra bien señorita?—preguntó el adolescente alarmado por la reacción de la hija de su amo.

—M-me... ¿Qué haces aquí abajo?, ¿porque no estas durmiendo?—cuestionó la pequeña de vuelta evitando verse asustada, tratando de compararse con el en cuanto valentía.

—Solo vine por un vaso de agua, ¿se encuentra bien?, no debería estar despierta a esta hora, ya es tarde.—respondió Levi ayudando a levantarla, tratando de ocultar su nerviosismo.

—¡L-lo mismo le digo a usted!—exaltó Mikasa subiendo su voz, para luego cubrirse la boca para evitar que su padre o otro de los sirvientes se levantara.

Levi no respondió más y la tomó de la mano para llevarla a su cuarto, ambos estaría en problemas si alguien los veía a esas horas allí abajo, en especial si se encontraban con Jeckins el jefe del personal; Isabel había logrado salir a tiempo de la casa con un trozo de pan y 2 libras de carne, no podía darle de más o comenzarían a sospechar.

Estando arriba llegando al cuarto de Mikasa la joven se paró para contemplar el cuadro de una mujer con vestido blanco y cabellera negra, con labios rojizos y piel pálida, aunque no sonriera se le veía feliz, la niña no dijo nada, solo bajó la cabeza y siguió su camino. Levi la esperaba en frente de su cama listo para arroparla y luego salir cerrando la puerta detrás de él, pero se percató de los sorbos de la pequeña, con ligereza y delicadeza -de la poca que le quedaba- se acercó a la niña para poder verla más de cerca, estaba llorando solo que estaba evitando hacer ruidos no dijo nada solo la tomó de la mano  y le acarició la cabeza.

—Señorita, no se que le sucede, pero supongo que ha permanecido fuerte frente alguna situación desafortunada...—decía Levi para luego ser interrumpido por la pequeña, quien lo abrazó recostando su cabeza en el espacio de su cuello y hombro, él se encontraba bastante sorprendido, nunca antes había recibido ese tipo de afecto antes.

—P-por favor... Q-quédate a dormir—gimoteaba la pequeña niña apretando con delicadeza su abrazo necesitado.

—No creo que sea posible las reglas dicen...—antes de terminar su frase mecánica, la pequeña le regalo un dulce beso en la mejilla.

—E-eso se arregla después... hoy no quiero dormir sola, por favor.—Suplicó la niña la cual continuaba llorando en busca de convencerlo, hoy estaba teniendo una pésima noche y sus juguetes con forma de monstruo no estaba ayudándola.

Levi la levantó con delicadeza para recostarla y cubrirla con sus sabanas gruesas y delgadas, el se recostó al borde de la cama esperando a que se durmiera, ella por su parte estaba muy asustada aún pero poco a poco fue reconciliando su sueño, su mano derecha sostenía la camisa del criado de su padre para asegurarse de que este no se fuera mientras ella durmiera. Cuando el adolescente consiguió su objetivo de dormirla con una melodía que le había enseñado la niña de cabellos rojizos de a poco fue levantándose soltando el agarre, no iba a fallar en su palabra, se suponía que debía protegerla, pero tampoco debía romper las reglas o seria echado a la calle otra vez así que acercó una silla de cojines pomposos cubriéndose con las sabanas sobrantes así no incumpliría su promesa ni haría algo "ilegal".

—¿Por que siempre termino haciendo estas cosas?—se preguntó molesto el joven para retomar el sueño perdido que de a poco lo fue conquistando, mañana sería otro día gris como siempre los tenia lleno de tareas y trabajos. Su mente aún no lograba comprender porque le habían dado esa carta  ¿tan fuerte era que debía ser oculta?, ¿ o había algo más?. 


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Mejor tarde que nunca, ¿no? ;v

Xoxo.







La fotografía (Rivamika AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora