Attack and lost

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La noche oscura, las calles frias sin estrellas llenar su vacio corazón de madre no podía sin un hombre en su interior, el niño llora y sus lágrimas se congelan, el padre grita, se enoja y golpea. Ella no tiene otra solución solo puede correr y esconderse, oculta con celo su más grande tesoro mirando con amargura el espectaculo de gritos, bofetadas y gemidos provenientes de "la casa de tortura".

El niño vuelve a llorar desesperado y buscando de donde mamar, tenía hambre y ella lo sabía, pero no podía producir la suficiente leche para dejarlo satisfecho. En las calle comenzaba a helar cada vez más con miedo buscó un nuevo techo en donde poder proteger a su pequeño, era lo único que tenía, a él y al puerco que tenia de marido, simplemente no comprendía como se pudo haber fijado en él y peor aun caer tan locamente enamorada como para haber dejado todo atrás, solo tenía un objeto del pasado que cargaba constantemente y la hacia sentir en casa, el viejo reloj de bolsillo de su padre, ya no funcionaba pero eso no importaba.

Como si fuera poco la pandilla de extorsiones la estaba siguiendo desde hace bastante buscando sus servicios, ella siempre les negó que la tocaran, eran simplemente desagradables. Ahora la vida de su pequeño corría peligro debía esconderlo pero no quería perderlo pero tarde o temprano tendría que despegarse de él su sola existencia era peligrosa.

—A-ayuda— su voz ronca ya de tanto grita por un auxilió comenzaba a cortarse con el frío y los pasos huecos a la distancia se hacían más fuertes.

Sus cansados pies ya no daban más se metió por el último callejón que sus ojos pudieron ver allí  dejó a su bebé cubierto por una pobres hojas de papel en  una pequeña caja cerca a la puerta trasera del monasterio, estaba segura de que allí de él cuidarían, después de dejar a su pequeño corrió lo más lejos que pudo y se dejó caer presa del agotamiento los hombres se acercaron poco a poco la sujetaron del cabello arrastrandola por las calles a las profundidades de la ciudad.

***

Su respiración era fuerte y sus ojos se abrieron de par en par, las enfermeras trataban de calmarlo con murmullos y caricias hasta caer recostado en el pecho de una, Levi estaba asustado, agarrandose de las faldas de la efermera que la cantaba una pequeña canción para que se calmara, minutos duró hasta que se dió cuenta de que estaba en un hospital, de inmediato comenzó a buscar con la mirada a la hija de su amo, si algo le pasaba a esa niña él moriría.

—¡L-la niña!, ¿donde está?—dijo Levi separandose del pecho de la enfermera revisando hasta donde su vista llegaba.

—¿Niña?, n-no cariño tu llegaste solo te trajo tu tia— el jovén adolescente abrió los ojos como platos, el no tenía familia o no recordaba tenerla.

—Y-yo e-estoy s-so...—tartamudeaba frente tal gran impresión, pero fue callado por una mujer gigante de piel palida, mejillas rojas y cabellos rubios que tenia un gran chal rojo alrededor de su cuerpo y un vestido de terciopelo verde.

—¡Oh!, mi pequeño sobrino, ¿cómo te pudo haber pasado esto?—dijo la mujer desconocia exagerando sus expresiones tomando sus mejillas para besarlas y ahogarlo entre sus enormes pechos.—¡Tú y tu hermana!, terminarán matándome un día de estos. Hmp, ¿Cómo se les ocurrió meterse en ese lago?...

La mujer seguía hablando y hablando pero él no  la escuchaba solo estaba buscando a Mikasa por la larga fila de camas a su alrededor sin conseguir éxito en encontrarla, comenzó a preocuparse.

—¡¿Uh?! nunca me escuchas... Ten aquí esta tu hermana, vistete tenemos que tomar el tren— habló la mujer de acento extraño dejando a la chica pelinegra a los pies de su cama, ella se veia igual o incluso màs confundida y asustada que él, ese era su momento para ser fuerte.

Siguió las regla de aquella rara y extravagante mujer y se cambió en el baño, nunca antes había vestido de forma elegante, parecia otra persona, ya no parecía ser Levi el de la calles bajas  ahora era como un niñito riquillo más. Al salir del baño buscó con la mirada  a alguien del personal de aseo o a su amo, pero nada solo aquella sospechosa mujer que al fijarse bien en ella parecía un luchador callejero. 

Tomó a Mikasa de la mano y le susurró que no se separara de él, que se mantuviera en silencio, esta estaba a punto de llorar por el miedo pero obedeció al igual que él a esa mujer que ahora los estaba sacando del hospital y subiendo a su carruaje igual de excentrico que "ella", era blanco con forma de calabaza y con  banderas de terciopelo rojo un un extraño escudo color dorado en el medio, por dentro las paredes eran del mismo color del exterior pero en seda, los cojines de telas turcas y la ventanas con incustraciones de oro y piedras preciosas. Con forme subieron se fueron, iba rápido para lo que era promediado en las calles, Mikasa escondia su rostro en su pecho y él solo observaba como se alejaban cada vez mas y más.

—No se preocupen, ahora estan a salvo, algún día todo esto se aclarará por ahora debemos llegar a la estación del tren—dijo la "mujer" quitandose la peluca y rebelando su gruesa voz.

—¿Q-qué rayos es usted?—preguntó Levi  totalmente asustado, nunca había visto que un hombre se vistiera como una mujer, durante su via en el monasterio le habían dicho que Dios castigaría a todo aquel que pertubara la ley natural.

—¡Agáchate!—gritó el hombre avalanzandose sobre ambos para cubrirlos de la lluvia de disparos, Mikasa en ese momento comenzó a llorar y Levi sintió  que algo se derramaba sobre él.

—¡Mierda Moblit más rápido!— elevó la voz nuevamente el hombre  acomodando a los dos pequeño entre sus brazos protegiendolos de las curvas peligrosas por las que pasaban debían llegar rápido a los trenes o los tres morirían.

¡NO ME MATEN POR LA DEMORA!, SI, LO SIENTO :v

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¡NO ME MATEN POR LA DEMORA!, SI, LO SIENTO :v . pero pues bueeeh aquí está lo que esperaban mis jóvenes flores ewe.





La fotografía (Rivamika AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora