Recordando el inicio de semestre

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Se estarán preguntando cómo es que llegué hasta ese punto, en el que estoy a punto de reprobar por primera vez en mi vida, el profesor quiere un trabajo sexual y muchas otras cosas, como por ejemplo, por qué estuve en el hospital.

Es algo difícil de contar, me duele el hecho de recordarlo y eso que sólo es el principio.

Comenzaba un nuevo semestre, nuevos profesores, nuevos compañeros; el primer mes y medio sin mucho que contar más que nuevos amigos, mis calificaciones no eran tan malas, claro, no era perfecta como Blanca la niña consentida, favorita, la estrella del salón, con las mejores calificaciones y a pesar de no ser muy bonita, era a quién todos adoraban, yo estaba con ella y con Bianca porque me convenía en algunas cosas, como trabajos en equipo que era más fácil porque nadie se quejaba de nada, y porque me gusta aprender cosas de personas inteligentes, aunque a veces me hartaba que las pusieran como ejemplo la mayoría de las veces, mientras yo pasaba completamente desapercibida.

Mis profesores no eran tan malos enseñando, explicaban lo mejor que podían, no tenía problema con ellos a menos de que pusieran a Blanca como ejemplo, eso me molestaba y no les hablaba el resto de la clase. Entendía la mayoría de las cosas, algunas veces no entregaba las cosas por flojera o por olvido, algo que a la mayoría de estudiantes le puede pasar.

El problema comenzó como a los 3 meses y medio, quizá 4, mi profesor de biología que por más que trataba de aceptarlo no lograba caerme bien, se veía que era un doctor frustrado pervertido; hasta el día en el que me pidió que me quedara a hablar con él porque notó que no entendía nada de la clase, casi nunca participaba, apenas y conocía mi voz, en cada clase se sentaba a mi lado y yo me sentía bastante incómoda pero nunca dije nada.

-¿De qué quiere hablar conmigo profesor?

-He visto que no has entendido nada últimamente, ¿pasa algo? ¿No te gusta la clase o la asignatura? – Preguntó mientras cerraba la puerta

-No, quizá sólo estoy estresada y no presto demasiada atención

-Tal vez sea eso, pero te quería preguntar una cosa en especial...

-¿Qué cosa?

-¿No te molesta qué siempre pongan a Blanca como ejemplo?

-Usted también lo hace

-Sí, pero he notado tu enojo cuando la menciono, ¿te pasa lo mismo en las otras clases?

-Un poco, ¿por qué?

-Porque no quiero que te sientas de esa manera – Dijo y comenzó a acariciar mi rostro - que no sepan valorarte como se debe

Me aparté de él un poco, y no dejaba de tocarme la cara, tomé su mano y la quité de mi rostro. Me sentaba hasta el rincón, cerca de la puerta que llevaba al almacén del salón.

-Profesor, no creo que esta plática nos lleve a ninguna parte, es mejor que yo...

-Shh... - Interrumpió – No tienes por qué irte todavía

-Prefiero hacerlo, tengo clase en 15 minutos

-Tiempo suficiente – Dijo lujuriosamente

Me tomó de los brazos y me besó fuertemente, me miró a los ojos y luego abrió la puerta del almacén, me cargó sobre su hombro y estando dentro del almacén me dejo en el piso suavemente, me senté y él cerró la puerta con llave. Comenzó a desabrocharse la camisa.

-¿Qué está haciendo?

-No seas tonta, ya sabes lo que voy a hacer, voy a hacerte sentir especial, te he puesto a ti como mi primera opción, no como los demás que siempre ponen a Blanca, y aunque yo también lo hago, esta vez tú eres a la que puse en primer lugar

-No me haga esto – Dije comenzando a llorar

-Me dijiste que tienes 15 minutos y en menos de eso logro hacerte mía, no trates de gritar porque nadie te va a oír, el edificio está vacío y no hay clase después, pero para que no sospechen por qué llegaste tarde a tu próxima clase, lo haré rápido

Comenzó a quitarse el resto de la ropa, posteriormente se agachó hasta donde yo estaba y me comenzó a limpiar las lágrimas.

-Shh... No tienes por qué llorar, te va a gustar al igual que te debería gustar que alguien te tome en cuenta y te ponga de primera opción

-No soy un objeto como para ponerme en primera opción

-Para mí sólo eres un objeto, y verás cómo trato a los objetos como tú

Comenzó a besarme el cuello salvajemente mientras me desabrochaba la blusa, me besaba y sentía un asco terrible, estaba encima de mí, era imposible liberarme de todo eso y si lo hacía no podría escapar, no sé dónde dejo la llave. No podía hacer nada.

-No siga, no quiero, suélteme por favor

-Cállate o te doy un golpe

Preferí no decir nada más por ese momento, en el que no hacía más que besarme el cuello y parte de la cara; hasta que se levantó tan sólo para quitarme el resto de la ropa.

...

La peor experiencia de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora