Llegué a la entrada de Regna Ferox. Los soldados, que había por encima de las murallas, estaban listos para recibir ordenes y acatarlas sin ningún miramiento.
-¿Qué se le ofrece?-me dirige la palabra la comandante de aquel batallón, Raimi.
-Vengo a hablar con el kan Basilio. Necesito que me muestre el lugar donde se hospeda el Venerable Morgan.
-¿Qué tiene que hablar alguien de tu calaña con uno de los Venerables?
-Cosas demasiado importantes como para que pudiese llegar a entender.
-¿Cómo osas...?
-¿Reconoce esta ave? Es la mascota del señor Morgan. Me mandó una carta citándome en Regna Ferox.-alzo el trozo de papel con la mano.
-¿Y espera que me crea esa patraña?-contesta en tono amenazador.
-No espero que lo crea, es lo que debe creer.-la reto.
-¡Ya escuché suficiente! ¡Le invito a que abandone Regna Ferox de inmediato!
-¿O sino qué?-me crucé de brazos.
-Daré la orden a los infantes de que lo dejen echo un colador.
-No tiene agallas. Su voz le flaquea.-sonrío burlona.
-¡Preparen las lanzas! ¡Se lo volveré a repetir! ¡Váyase de Regna Ferox o me veré obligada a dar la orden de que os acribillen!
-¡Ya está bien de tanto griterío Raimi! En Regna Ferox no somos así.-dice una voz varonil cuyos pasos se oían cada vez más próximos.
El hombre se asomó a las murallas para observarme detenidamente. Mostraba una expresión neutra pero ésta pronto cambió a una de duda al no poder reconocerme.
Sonreí para mí. Habrán pasado años, pero el Kan Basilio no había cambiado su carácter ni una pizca. El Kan Basilio era un hombre alto, de hombros anchos y piel oscura. Llevaba su característico parche de cuero en el ojo derecho, que había pasado a ser inservible muchos años atrás. Su traje de campeón mostraba fuerza y valentía dejando ver las numerosas y largas cicatrices que recorrían sus brazos y torso. Un digno oponente al que no desearías tener como enemigo.
-¡Señor Basilio! Afirma haber sido citado por el Venerable que se encuentra en el interior de Regna Ferox.
-No cabe duda de que ese halcón es la mascota del hijo de Chrom, ¿pero cómo sabemos que no miente?-me pregunta apoyando el brazo en la muralla.
-Es cierto. Tengo prácticamente toda la cara tapada a excepción de un ojo.-me quito la máscara para, seguidamente, liberar mi ojo izquierdo de la venda que lo aprisionaba y dejar al descubierto la marca de los Venerables. La marca de que era hija de Naga, el Dragón Divino.-¿Ahora sí, Kan Basilio?
-¡¿Naomi?!
-¡No grite mi nombre! ¡Quiero esconder mi identidad!
-¡Abrid las puertas! ¡Tenemos a una gran invitada entre nosotros!
Tal vez hubiese sido más fácil y más rápido entrar a escondidas. Que se le va a hacer. Lo hecho hecho está.
Volví a tapar mi ojo izquierdo y entré a la capital a medida que las puertas se abrían a mi paso. Ieji voló de mi hombro en cuanto vio al Kan Basilio acercarse a mi. Me abrazó y apretó, inconscientemente, el hombro que llevaba días sin curarse. Mi cara mostró una sensación de dolor y él, al verlo, se apartó y pudo apreciar en que estado se encontraba.
-Ese hombro no tiene muy buena pinta.-dice preocupado al ver como las gotas desangre empezaban a formar un hilillo de sangre que cada vez iba aumentado de tamaño a la par que resbalaba por mi brazo hasta llegara las puntas de mis dedos desde donde gruesas gotas de sangre se precipitaban al suelo.-Deberíamos llevarte a un trovador.
ESTÁS LEYENDO
Sangre maldita
FanfictionSumida en el dolor de mi corazón me alejé de las personas, guardando mi dolor en soledad.