Capítulo 2. Ha pasado mucho tiempo, Luci

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Sentada, en la mesa de una cantina de mala muerte, miraba fijamente los papeles doblados, que Ieji me había entregado hace unas horas, pensando en si leerlos o no. Estaba segura de que eran de parte de Morgan, pero no quería saber nada de él por un tiempo hasta que se me pasase el enfado. Había traído a Gerome con él a Regna Ferox. ¿En qué estaba pensando?

Puede que...la carta hable sobre Gerome. Es posible que Morgan consiguiese persuadir a Gerome y convencerlo de que todo lo que había hablado conmigo hace unas noches solo había sido producto de su imaginación a causa de la pérdida de sangre.

-¿A qué se debe que esté tan triste mi Señora?-me pregunta Íñigo sentándose en frente mío.

-¿Cómo es que siempre das conmigo?

-Intuición. ¿La carta es de Morgan?-pregunta cambiando de tema.

-Así es. Si quieres puedes leerla.-le paso los papeles doblados.-Y deja de tratarme como a su Majestad. Sabes que siempre lo he odiado.

Íñigo ríe. Él, al igual que a muchos de nuestros amigos, le gusta incordiarme llamándome su Majestad, mi Señora...todos esos términos para referirse a la realeza. No soy la única a la que se lo hace. También a mi otro yo, para después recibir un escarmiento por mi parte y la de Lucina. Echaba en falta nuestras discusiones en las reuniones, mis enfrentamientos contra Owain y mis enfados con Severa llevándole la contraria a todo lo que dijese.

-Por tu tono de voz puedo apreciar que sigues enfadada con él.-desdobla los papeles.-No te preocupes por Gerome. Piensa que fue un sueño creado por la culpa que siente al no haber podido salvarte la vida.

-No es el único que echa en falta al otro.

-Os complementabais muy bien el uno al otro, tanto dentro como fuera del campo de batalla.-le da la vuelta a la hoja.-Me ofende que no nos recuerdes a los demás.

-Si que lo hago y lo sabes. Pero con Gerome es diferente.

El gesto de Íñigo iba cambiando, poco a poco, a uno alarmante. ¿Qué había escrito en la carta para que se pusiese de esa forma? ¿Se habrá enterado Morgan de que Íñigo sabe que sigo viva? No. Si fuese eso Íñigo estallaría a carcajadas. ¿Algo de Ylisse?

-Nao.-me llama con voz preocupante.-Hay que volver a Ylisse. Valldar va a matar a tu familia y a raptar a tu yo de este tiempo junto con el de Morgan.-me entrega los papeles para después atar la espada a su costado e ir a preparar los caballos.

Íñigo hizo una muesca en un costado a mitad de hoja. Ahí estaba lo que me incumbía.

¡Naomi vuelve ya! ¡Valldar va a atacarnos! ¡Sabe que sigues viva! ¡Un espía nos vio en Regna Ferox!

Partimos de inmediato a la capital de Ylisse, Ylisstol. Por el camino,  numerosas hordas de resurrectos nos atacaron. No debíamos andar muy lejos de Valldar. Cambiamos de ruta y entramos por el pasadizo oculto en la parte de atrás de la muralla. Cynthia y Severa preparaban a los caballeros pegaso.

-¡Ya era hora de que volvieras Íñigo! ¿Dónde estabas escondido esta vez?-estalla Severa.

¿Cuánto tiempo llevaría Íñigo fuera de la capital?

-Tenía asuntos que atender. Por cierto, él es N.-me señala.-Nos ayudará contra Valldar.

-¿Por qué un extraño iba a ayudarnos?

-Valldar me arrebató a mi familia.-esa respuesta dejó helada a Severa.

No había mentido. Por culpa de Valldar perdí a mi padre en batalla y Grima resucitó apoderándose del cuerpo de mi verdadera madre. Todos los que habíamos viajado en el tiempo sabemos de lo que es capaz Valldar. De toda la destrucción que puede ocasionar si nos utiliza a Morgan y a mí como sus herramientas. Además, todos perdimos a nuestros padres por su culpa.

Sangre malditaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora