Elena.
Todo me da vueltas. Parpadeo sin parar y las imágenes se vuelven borrosas. Siento una punzada en el estómago que no me deja tranquila. Puedo sentir sus miradas posadas en esa flecha clavada a la mitad de mi cuerpo.
Gritos desesperados salen de mi boca y mi espalda se retuerce del dolor.
Mis ojos luchan por no cerrarse y mis manos aferradas al objeto más cercano. Cada parpadeo comienza a durar más. Mi respiración agitada y mi pulso acelerado es alarmante.
Hasta que mi cuerpo ya no puede más con el dolor y se deja llevar por la inconsciencia.
Samuel.
Abro los ojos con pesar y miro a la puerta que a mi derecha se encuentra. Salen dos cirujanos con alteración de ese cuarto. Miran a todos lados ansiosos.
—Tenemos que conseguir sangre "O" positiva, ¡Ya! —le ordenó el cirujano moreno al rubio. El rubio sólo asintió y salió corriendo en dirección a la recepción.
Me puse de pie y corrí hacia el moreno. Debo hacer todo lo que esté a mi alcance por salvarla.
—Doctor, yo tengo sangre "O" positiva, ¿Le sirvo?
—¿Es usted conocido o familiar de ella?
—Soy su jefe. Quiero hacer lo que esté en mis manos por mantenerla sana, Doctor —le dije como súplica.— Haga todo lo que esté a su alcance para mantenerla viva, por favor.
—Eso hacemos, Señor, pero suelte mi traje —entonces bajé la mirada hasta donde mi puño envolvía la manga de su bata.
Me pidió que lo acompañara para poderme extraer sangre y pasarla a Elena. Yo sé el riesgo que eso implica, pero quiero hacerlo, quiero salvarla.
Elena.
Mis ojos estaban entreabiertos, podía ver gente a mi alrededor, pero muy borrosa. No había nada claro. Sentía líquido corriendo por mis venas; diría sangre pero no parecía eso, no se sentía así. Este líquido era frío como el hielo, pero mi temperatura corporal parecía aumentar a niveles increíbles.
Sentía mi cuerpo retorcerse en la cama del hospital. Podía sentir como mi cuerpo recobraba fuerza, pero era algo extremo. Ya no hay nadie cerca de mí... Espera... Aún siento calor humano...
Samuel.
Abrí la puerta de la habitación y Elena estaba tirada en el piso, convulsionando.
Corrí hasta donde estaba y aún seguía conectada a la sangre que yo había donado. Esto está definitivamente mal. No se suponía que ella se pondría así.
Traté de agarrarla con todas mis fuerzas entre mis brazos para poderla sacar del hospital, pero no hallo una manera viable de que no nos vean... Espera un momento, Elena es capaz de transportarse.
—Elena, haz algo por mí —susurré en su oído. Su cuerpo ya estaba más tranquilo y sé que me escucha porque ya respira con normalidad y al parecer su pulso ya estaba mejor. Ella sólo soltó un "Hmm..."— Trata de llevarnos a mi casa.
Sus ojos revoloteaban por toda la habitación. Yo no sabía si lo que le acababa de pedir estaba mal, pero tenía que ser ya porque escuchaba pasos acercarse al cuarto.
De pronto, sentí que mis pies ya no tocaban el suelo y Elena flotaba inconsciente junto a mí dentro de una enorme atmósfera roja.
Seguía escuchando los pasos venir, pero ahora más cerca.
—¡Elena, por favor, vamos, sé que tú puedes...! —mi susurro fue interrumpido.
Desaparecimos del hospital y, de pronto, ya estaba en mi casa. Respiré hondo y pude sentir como mis pulmones se llenaban de un aire más tranquilo. Recosté a Elena sobre la cama y me retiré un poco.
Ví que comenzó a moverse de un lado a otro, parecía inquieta. De repente, su piel comenzó a ponerse pálida, sus venas traspasaban el color de su piel...
Hasta que, de repente, abrió sus ojos. Ya no eran color café, ahora eran color sangre.
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«Monstruo» ~• Samuel De Luque •~
Science FictionDespués de una profunda entrevista con el Director General de la compañía DeLuque Inc., Elena Narváez recibió el puesto sus sueños. Sin embargo, conforme pasaban los días, Elena comenzaba a sentir una fuerte atracción hacia Samuel De Luque (Directo...