Elena.
Me acerqué con timidez al amplio escritorio de madera oscura y pulida y tomé asiento. El Señor De Luque seguía de espaldas a mi.
-Bueno, Señorita Narváez, comencemos por el inicio. ¿Qué edad tiene? - preguntó con seriedad.
- Veintitrés años, Señor.
- De acuerdo. ¿Ya has trabajado antes?
- Si, pero no fue algo muy placentero - contesté honesta. Es que, sinceramente, trabajar asando pollos en la esquina de mi casa, pues no es algo muy gratificante que digamos.
- ¿Cuál fue ese trabajo, Señorita? - preguntó aún de espaldas a mi. Esto me ponía los vellos de punta.
- A-asando pollos - casi escucho como se ahogaba con su propia risa. - Yo no le hallo lo gracioso, con todo respeto.
- No, no, claro que no hay nada gracioso en esto. No estamos en una fiesta, estamos en una entrevista de trabajo, Señorita Narváez - respondió ya un poco más calmado, pero aún escuchaba un ligero tono de gracia en su voz. - Y, ¿Es usted soltera, comprometida o casada?
- ¿Disculpe? ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Por qué necesita saber eso? - pregunté a la defensiva. Su silla giró a su derecha, de modo que pude verlo de perfil. Y a lo que pude apreciar, no tenía los rasgos de un Señor. Se le veía joven, inclusive de mi edad.
- Está disculpada. Esta es la clase de pregunta que se hace en una entrevista. Y por último, esta pregunta se hace para saber la disponibilidad que tiene de horario. Sólo eso. Ahora, le pregunto de nuevo, ¿Es usted soltera, comprometida o casada? - volvió a insistir con el ceño fruncido.
- Soy soltera, sin compromiso - respondí con sencillez y algo apagada. La verdad es que es triste jamás haber tenido una pareja en mis veintitrés años. Todo por el control que ejercía mi madre sobre mi por su obsesión con mi educación.
- De acuerdo. ¿Se considera usted alguien... Imponente? ¿Incapaz de llevar el ritmo de una empresa como esta?
- Por supuesto que no. Yo me consideró alguien completamente capaz de sacar mis trabajos adelante - respondí algo seca, incluso ofendida por la pregunta. Pero recordé que es una entrevista y que por ende, me pondrá a prueba con la entrevista. De repente, giró completamente su silla hacia mi, por lo que ahora podía ver sus rasgos a la perfección. Era joven. Bastante a decir verdad. Tenía una barba un poco crecida, pero le quedaba bien. El cabello con algo de volumen. Hombros anchos y postura recta. Era... ¿Atractivo? Si, un poco. Pero su semblante seguía serio. Creo que mi manera de contestar a su pregunta le sorprendió un poco. ¿Qué esperaba? ¿Una bonita doncella?
- Guau, calma un poco tus nervios, niña - ¿Me acaba de llamar niña? ¿Qué clase de entrevista es esta? ¿Me está poniendo a prueba?
- Mire, Señor De Luque, no sé porqué razón me está tratando de esta manera, pero le pido de favor que sea más respetuoso conmigo. Ni siquiera me conoce del todo como para llamarme "niña" - me miró con una sonrisa de lado. Era una sonrisa incrédula. - ¿Por qué se ríe de esa manera tan incrédula? ¿Acaso esperaba que fuese alguien sin carácter?
- Por supuesto que no, Elena. No podía esperar menos de ti - y ahora me habla de tú. - Pero igual, creo que eres alguien... Impotente.
- Ay, por favor. ¿Cómo puede decir eso de mi? Ni siquiera me conoce - respondí molesta. Se podía ver cómo reprimía una sonrisa.
- Bueno, perdona por mi comportamiento tan agresivo, pero es que necesitaba algo de diversión y...
- Con que yo soy su diversión, eh. Pues bueno, para que se siga aburriendo, mejor lo dejo. Creo que ya fue suficiente para que usted sepa si soy o no capaz de mantener un trabajo aquí. Yo me retiro - me levanté de la silla, tomé mi bolso y caminé hacia la salida, no sin antes despedirme. - Esperaré su llamada, mi número telefónico está en mi currículo, en caso de que le interese que yo trabaje con usted. Que tenga un buen día, Señor De Luque - y cerré la oficina de un portazo, para después dirigirme a la salida del edificio, donde ya me esperaba mi hermana menor, Selma. Si, todos saben manejar, menos yo, quien realmente lo necesita.
Durante el camino a casa, fuimos acompañadas de la música de Ingrid Michealson, sin hablar, sólo escuchando las palabras de la canción "Everyone Is Gonna Love Me Now".
Una vez dentro del porche de mi casa, fui a quitar la llave de la puerta delantera, pues mis padres habían salido y tendríamos la casa solamente para mi hermana y yo. Aunque, bueno, realmente no hacíamos más que comer y ver películas de BlockBuster. Nada interesante.
Después de ver la película El Purgatorio, Selma, lamentablemente, recordó acerca de mi entrevista fallida con aquel hombre y comenzó un interrogatorio.
- A ver, Eli, ahora si, de ésta no te escapas. ¿Qué fue lo que realmente pasó con la entrevista que no quieres mencionar? - preguntó Selma con bravía.
- Ah, el tipo fue un completo tarado. Comenzó a hacerme preguntas sobre si me sentía impotente y luego me llamó niña y para colmo, insinuó que yo era su diversión. ¡¿Puedes creerlo?! - pregunté indignada, ofendida.
- ¡¿Qué?! ¿Pues qué se cree el tipo? Sólo porque es multimillonario y puede tener a cualquiera a su disposición, no significa que te tenga que tratar de esa manera. Sabes, mañana iré a hablar con él y a aclararle que contigo nadie juega - Selma era como un cerillo. Apenas la rozas un poco con el problema y se enciende de inmediato. Después de ese pequeño arranque de ira, respiró profundo y volvió a sentarse a mi lado. - Y, ¿Qué le respondiste? Supongo que le cortaste el rollo luego luego, ¿Cierto?
- Obviamente hice que le bajara a su tono conmigo. Le dije que no me faltara al respeto y de inmediato abandoné la oficina. Con personas así, sinceramente, no me gustaría trabajar - respondí seca. Ella asintió, dándome la razón y después de eso, seguimos viendo películas.
Varios días después...
Habían pasado dos semanas desde la entrevista y no había recibido ninguna llamada de ahí. Obviamente que después de cómo le hablé, no me iba a querer contratar.
«Creo que alguien tendrá que buscar un trabajo de nuevo por haber sido grosera con el jefe...» burlaba mi subconsciente.
«Callate, que todo fue por hacerte caso. » pensé molesta.
Justo cuando bajé las escaleras, vi a mi mamá lavando los trastes y entonces, comenzó a sonar el teléfono fijo.
- ¡Yo contesto! - grité mientras corría hacia el teléfono y tomé la llamada. - ¿Bueno?
- Buenos días. ¿Se encuentra la Señorita Elena Narváez? - preguntó una voz femenina aguda.
- Buenos días, con ella misma habla. ¿Qué se le ofrece?
- Bueno, Señorita Narváez, tengo el gusto de informarle que su solicitud de trabajo fue aceptada. Usted es oficialmente parte de la empresa DeLuque Inc.
Quedé en shock. ¿Qué? ¿Cómo puede ser esto posible? Después de cómo me comporté... Supongo que le agradé un poco. Creo.
- ¿No se habrá equivocado de persona?
- No, por supuesto que no. Su horario será desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde. Fue un gusto comunicarme con usted. La esperamos mañana a las ocho en punto. Que tenga un excelente día - finalizó la llamada. No me la creo. ¡No me la creo! ¡He conseguido el trabajo de mis sueños! ¡Oh mi Dios de todos los Cielos y que todo lo puede!
- ¡Mamá! ¡Adivina qué! - grité emocionada.
- ¿Qué pasó, linda?
- ¡Me contrataron en la empresa! ¡Oficialmente tengo trabajo!
Segundo Capítulo!!! Espero que les esté gustando ♥ No olviden picarle a la estrellita de aquí abajo y dejar alguna crítica constructiva.
Se les quiere. Se les aprecia XD
- SraDoblasG777.
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«Monstruo» ~• Samuel De Luque •~
خيال علميDespués de una profunda entrevista con el Director General de la compañía DeLuque Inc., Elena Narváez recibió el puesto sus sueños. Sin embargo, conforme pasaban los días, Elena comenzaba a sentir una fuerte atracción hacia Samuel De Luque (Directo...