Elena.
Por fin, hemos llegado a la tan esperada cena. Estoy muy nerviosa, pues no sé lo que me depara el destino para esta noche.
Después de haber pedido nuestro número de reservación en la entrada, pasamos a un jardín del restaurante, donde se podía observar el bello atardecer de un Viernes fresco. Por lo que pude mirar en su rostro, Samuel se notaba algo... Nervioso. No sé qué es lo que le pasa, pero espero y no sea algo malo.
El lugar me ha sorprendido por completo. El jardín es rodeado por una barda de flores color violeta y rosadas, con faros y un pequeño kiosco en el centro del jardín. Samuel me ha sorprendido, tiene un muy buen gusto en los restaurantes. Aunque bueno, no esperaba menos de un gran empresario.
Samuel me acercó a la silla blanca y tomé asiento frente a él, de modo que no podía evitar topar la mirada.
- Y, bueno, Samuel, ¿Cuál es la razón por la que quisiste salir conmigo? - pregunté intrigada.
- ¿Quieres una razón? - asentí. - Quiero saber todo sobre ti - un pequeño escalofrío me recorrió por la espalda, haciendo que se me erizarán los vellos de la nuca.
- De acuerdo, entonces comienza con las preguntas.
- Bueno, parecerá atrevida la pregunta, pero... ¿Cómo es que una chica tan bella como tú puede estar sin un acompañante fiel? - preguntó intrigado.
- Tal vez porque mi madre siempre me ha dicho que los hombres son unos fracasados buenos para nada que sólo te enamoran, te envuelven en sus redes para después quitarte la dignidad que tienes y desecharte en la basura, como si fuese algo insignificante. Eso es... Todo, supongo - en cuanto dije eso, su cara palideció. Guau, no pensé que lo fuese a incomodar. - Samuel, de verdad, lamento si te incomodó mi respuesta, yo...
- No, no, no, claro que no me incomodó. Sencillamente me parece increíble que una joven como tú piense así. Últimamente las chicas como tú sólo quieren a un hombre que las "quiera". Pero ya me di cuenta que tú no eres como las demás que andan de ofrecidas a cualquier animal que se les interponga en el camino - supongo que él no es el único sorprendido aquí. No me imaginé que Samuel hablara de esa forma, pero bueno, la mayoría de los hombres se expresa así. Qué más da. - Siguiente pregunta...
- Creo que yo también merezco la oportunidad de preguntar - interrumpí sonriente, a lo cual él levantó un poco las cejas y sonrió de vuelta.
- ¡Oh, claro! Las damas también tienen sus curiosidades - ¿Quién no las tendría de alguien como tú, Señor fortachón? Preguntó mi subconsciente con diversión.
- Je, je, bueno, primero que nada... ¿Cuándo naciste y de dónde vienes? - pregunté haciendo contacto visual con Samuel. Se aclaró la garganta y respondió:
- Ah, pues, nací un 12 de Abril del año 1989 y nací en España, pero por cuestiones personales tuve que venir a Los Ángeles y desde hace un par de años resido aquí.
- Entonces, tienes 26 años, ¿No es así? - asintió sonriente. Guau, no me había fijado en lo contagiosa que podía llegar a ser su sonrisa... No empieces con tus cosas, Elena.
- Y, bueno, supongo que tú también naciste en un país hispano, ¿Cierto?
- Claro, soy cien por ciento mexicana - respondí orgullosa. La verdad es, que siempre he sido muy patriótica.
- Con razón eres tan bella. Había escuchado que las mexicanas eran bonitas, pero tú... Pasas de los límites de la realeza. Eres como un monumento hecho con las más delicadas manos que pueden existir sobre la Tierra - elogió Samuel con una mirada profunda, pero tierna. Sus palabras de cierta forma, me hicieron sentir bien... Y especial. Y causaron que mis mejillas ardieran de una manera increíble, como jamás lo habían hecho con nadie. Y mi corazón pedía a gritos salir de mi cuerpo para abrazarlo. - ¿Elena? ¿Acaso todavía me escuchas?
- ¿Ah...? Este... Si, sigo aquí - reí nerviosa. - Bueno, seguiré con las preguntas. ¿Por qué tienes cuadros tan... Siniestros en tu oficina? Es que, siendo sincera, dan escalofríos cuando los miras - confesé avergonzada. Escuché como tragaba saliva ruidosamente y comenzó a ponerse ansioso. Tal vez pregunté algo malo. - Ah, Samuel, ni es necesario que respondas, sólo es algo casual... -
- No me molesta responder a eso en lo absoluto. Tengo esos cuadros en mi oficina porque a mi siempre me han llamado la atención los seres mitológicos, en especial los hombres lobo. Son muy interesantes a mi parecer - respondió.
- Y supongo que también te ha de interesar la literatura, ¿no es así?
- Claro, me encanta leer ciencia ficción, porque me hace alejarme de todo este mundo.
- Coincido contigo. A veces preferiría estar con personajes como Edward Cullen o Jacob Black...
- ¿De verdad prefieres a Jacob Black, un lobo ficticio mal describido que es medio humano? ¿En serio? - preguntó incrédulo y riendo.
- Bueno, cada quien con sus gustos, ¿no? Además, seamos realistas, tú querrías tener a alguien como Bella Swan, indefensa y fuerte a la vez.
- Oh, no, ella es demasiado estúpida e ingenua; se cree cualquier cosa que le dicen de su amado. Te puedo asegurar que si le hubiesen dicho que Edward tenía cáncer e iba a morir, se la habría creído, aún a sabiendas de que él ni siquiera es humano - contraatacó con un muy buen punto.
- Tienes razón - reí. - Pero algo que si me parece muy real, es la manera en la que se aman, aún y con el pequeño "amor" que supuestamente siente Bella hacia Jacob, sabe perfectamente bien que su verdadero amor es Edward y que es con él con quien realmente quiere estar... A mi me encantaría tener un amor así... -
- Ya somos dos... - el comienzo de la canción "All Of The Stars" interrumpió a Samuel. Ambos nos miramos. Sentí una corriente eléctrica que me recorrió de pies a cabeza, haciéndome sentir viva... Y feliz. - Ah, Elena, ¿te gustaría bailar está pieza conmigo? - preguntó con nerviosismo. Asentí sonriente y sin más, nos pusimos de pie, tomó de mi brazo y me guió al pequeño kiosco, donde se hallaban cuatro bocinas en las esquinas del cuadrado con la música a un volumen moderado. Me tomó de la cintura y yo me sostuve de sus hombros mientras nos comenzábamos a balancear de izquierda a derecha, adelante y atrás al compás de la música.
Debo admitirlo, se siente bien bailar con él; es algo muy satisfactorio. Miré por encima de su hombro y pude observar como las nubes se coloreaban con los pocos rayos del sol que restaban del atardecer y como por el otro lado comenzaba a salir la luna llena y las estrellas junto con ella. Miré a los ojos de Samuel y él también me miró, y sonrió. Después devolvió su mirada hacia el cielo, pero de inmediato palideció. Sentí que un pequeño temblor recorría su cuerpo y de inmediato me soltó bruscamente. Me quedé un poco confundida. ¿Qué pasa con él en esta noche? ¿Por qué se comporta tan extraño? Hasta donde sé, no he dicho nada indebido.
- Samuel, ¿estás bien? ¿Necesitas tomar algo de aire...?
- Nos tenemos que ir. Ahora - su voz de escuchaba forzada, como si estuviera conteniendo el aliento. Sólo asentí y fuimos de regreso a la mesa para recoger mi bolso e irnos.
Todo el camino de regreso a mi casa, Samuel se la pasó retorciéndose en el asiento y repetidas veces le pregunté si se encontraba bien y siempre obtenía la misma respuesta: "Sólo son calambres, me pasa todo el tiempo".
Apenas se estacionó frente a mi casa, me acerqué para despedirme de beso y escuché un suspiro de su parte, sintiendo como se tranquilizaban sus sacudidas.
- Adiós, Samuel.
- Hasta mañana, Elena.
Y arrancó su coche a toda velocidad, desapareciendo de la vista en la oscuridad. Apenas entré a la casa, saludé a mi madre y a mi hermana, ignorando la insignificante presencia de mi padrastro y fui directamente a mi cuarto. Me quité los tacones, me cambié a una pijama y me acosté en mi cama, quedando perdida en los recuerdos de esta "cita", y cuando menos me di cuenta, ya estaba perdida en mis sueños.
Holaaaaa, perdón por el retraso de unas cuantas semanas 😂😂😂 es que ya me repararon el celular y ya pude escribir 😂
Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden picarle a la estrellita, dejar un leeeendo comentario y gracias por leerme.....
CHAUUUU:*
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«Monstruo» ~• Samuel De Luque •~
Sci-fiDespués de una profunda entrevista con el Director General de la compañía DeLuque Inc., Elena Narváez recibió el puesto sus sueños. Sin embargo, conforme pasaban los días, Elena comenzaba a sentir una fuerte atracción hacia Samuel De Luque (Directo...