7. Interludio

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Nota: como el título lo dice, esto es un interludio, así que no suceden muchas cosas. Desde el próximo el argumento se sigue desarrollando con más rapidez. También debo avisar que tengo pensado que esto tenga 12 capítulos, como la serie, para crearle un ritmo similar, basándonos en eso el capítulo 10 es romántico, el 11 es amargo y así.

Ya no estoy de vacaciones así que trataré de subir todos los lunes, sino, puede que tarde un poco más, los capítulos están todos en borrador, así que habrá continuidad, pero no sé si una frecuencia establecida

7. Interludio

Viktor no sabía qué tipo de fiesta era exactamente la que se haría en la casa de Yuuri, así que unas horas antes de partir preguntó en un mensaje y recibió como respuesta: "Es una reunión por el cumpleaños de Phichit", Viktor escribió apresurado, "¡Debiste decirme!, no tengo regalo", "Casi nadie regala nada, pero si te hace sentir mejor puedes llegar con comida Tai, se supone que Leo tenía que comprarla, pero solo trajo alcohol". Con esa respuesta Viktor supo qué tipo de reunión era, se miró al espejo, se había puesto prácticamente alta costura, se sintió ridículo y se cambió por unos jeans, camiseta y chaqueta de cuero. Pidió un Uber y en el trayecto pidió treinta porciones de comida tai y cinco botellas de sato encargando que las enviaran a la dirección que Yuuri le había apuntado.

Cuando por fin llegó al edificio, se sorprendió por la apariencia de ladrillo avejentados que tenía por fuera, era uno de esos típicos departamentos viejos de la West Village en las que fácilmente podían haber cinco habitaciones o bien podían ser estudios de un ambiente. El ascensor tenía una pinta anticuada, había que abrir y cerrar la puerta manualmente y una vez en el quinto piso, Viktor pudo identificar cual puerta era por la bullaranga proviniente del lugar. Alcanzó a dar dos golpeteos y una Mila muy mareada le abrió la puerta y anunció a grito pelado su llegada.

"Son apenas a las diez", comentó Viktor escandalizado al notar a muchos jóvenes músicos desconocidos, probablemente estudiantes del conservatorio, y otros miembros de la orquesta, sentados en todos lados mirando como una pareja de músicos tocaba alrededor de una ruleta. Yuuri le hizo señas desde más adelante y Viktor zigzagueó entre el laberinto de personas para llegar a su lado. Yuuri se corrió y le ofreció la mitad del banco de madera en que estaba sentado.

"¿De qué se trata todo eso?"

"Están jugando ruleta", explicó Yuuri y al notar el tono interrogante del ruso explicó, "Un juego para beber". Viktor se alzó un poco para verla.

"¿Y cómo es eso?"

"¿En serio no lo has jugado?"

"En Rusia no necesitamos juegos para beber, cuando queremos beber, solo bebemos"

Yuuri soltó una risita. "Oh... bueno, te explico, esa botella atornillada es la ruleta, donde apunte el cuello es el estilo que te toca que puede ser barroco, neoclásico, romántico, gótico, impresionista o nihilista; lo que apunta la base de la botella son temas: amor, melancolía, muerte, heróicas. Antes de girar la ruleta tomas dos shots, para subir la dificultad, cuando te sale algo, debes en menos de treinta segundos decidir una pieza, tocar al menos dos minutos sin fallar"

"Y si pierdes"

"Debes tomar tres shots más"

"¿Mila perdió?", preguntó Viktor viendo a la pianista sentarse en las piernas de un jovensísimo chico del conservatorio.

"No, ella ha estado bebiendo por gusto desde que llegó y de hecho ganó en ese estado"

"Quiero jugar"

Yuuri on chords [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora