Era un día de mil demonios para todos aquellos que corrían bajo la lluvia. El local estaba más vacío de lo normal. Los pasteles seguían en su repisa de cristal, esperando, radiando dulzura y jugosidad.
Jin, el omega propietario, tenía un gusto exquisito en decoración. El local era pequeño, acogedor y reservado. Las paredes eran de un castaño claro, como caramelo de un caramel macchiato. La cristalera daba vista al interior de la pastelería lo suficiente para hacerle la boca agua a alguno y que decidiese entrar a ahogar su hambre.
Mucha gente odia su trabajo. He de apreciar la suerte que tengo: trabajar en esta pastelería es una delicia. Recuerdo bien el día en el que vi un cartel pidiendo ayuda, entré sin dudarlo. Un sonriente beta Kim Taehyung se presentó detrás de el mostrador lleno de confites.
La prueba fue sencilla, Seokjin me pidió que preparara mi postre favorito. Sin dudarlo fue una tarta de chocolate blanco y galleta. Él y Taehyung la degustaron hasta terminar con ella, el brillo en los ojos de los dos me dió la esperanza de que me aceptarían. Después de una semana de trabajo temporal, mi jefe decidió que mi contrato sería definitivamente fijo. Realmente tenía mucha suerte.
Ellos dos pasaron a formar gran parte de mi vida. Era muy feliz en esas tardes en las que preparábamos masas, cremas y esponjosos bizcochos mientras hablábamos. Eran mis dos más preciados amigos, sin dudarlo, aunque Seokjin tuviera complejo de madre y me cuidara y mimara como tal. Sinceramente parece que no recordaba que es mi jefe.
Pensaba que mi vida no podía ser más feliz. Pasada la horrible adolescencia y estudios finalmente era tranquila y satisfactoria. Los pocos momentos tristes se compensaban con bonitos recuerdos felices. Siempre que Taehyung me veía decaído, no tardaba en agarrarme de las mejillas, asegurando que tenía el título de manipulador de alimentos y tenía todo el derecho de jugar con ellas, incluso morderlas.
Mi vida simulaba ahora, un sueño dulce, repetitivo, como resultado de comer demasiadas chucherías, como un chicle de fresa, hinchándose y estallando consecutivamente.
El sonido de las campanillas me sacó de mis pensamientos.
Un ya conocido moreno por su frecuencia entró con una gran sonrisa. Era un alfa alto y de gran porte, al situarse a mi lado, como siempre me hacía sentir pequeño. Taehyung al verle a través de los circulares cristales de la puerta de la cocina, me sonrió y corrió a buscar a Jin.
— ¿Qué se le ofrece, Kim Namjoon? —alcé una ceja.
Rió, y apoyó sus manos en la mesa.
— Lo de siempre, unas rosquillas y quizás... una charla con tu jefe.
— Marchando. — respondí.
Jin salió por la puerta de la cocina en ese mismo momento. Le di un suave codazo y marché dentro de la cocina junto Taehyung para dejarles un rato a solas. Él estaba sentado sobre una de las amplias mesas con un montón de ingredientes encima y manchas de harina.
— Ese desgraciado se quiere llevar al repostero estrella —farfullaba. De repente, se levantó como si le hubiesen prendido fuego a sus pantalones blancos. — POR ENCIMA DE MI BATID-
— ¡Cállate Tae! ¡A nadie le importa tu batidora! —coloqué una mano sobre su boca rápidamente, pero el asqueroso empezó a lamerla— EWW QUE ASCOOOOO.
Taehyung cayó al suelo retorciéndose de la risa mientras yo corrí a lavarme la mano. Cuando la sentí lo suficientemente limpia volví hacia él, todavía revolcándose cual cerdo que era. Le pisoteé las piernas con enfado. El malnacido todavía seguía riéndose estruendosamente.
— ¿¡SÓIS UNOS CACHORROS DE 5 AÑOS O QUÉ OS PASA EN LA CABEZA!? —Jin interrumpió en la cocina, con un tono rojo en su rostro, producto de la rabia (o quizás de un comentario del alfa al otro lado del mostrador).
Me quedé petrificado, temeroso de la ira de Seokjin. Taehyung se levantó tan rápido como pudo y se quedó también inmóvil, de pie a mi lado. Nos vio fijamente por unos instantes y luego suspiró. Como un bostezo, se propagó a Tae y a mí, y suspiramos a la vez. Esa era la seña que Jin se había calmado. Algunas veces tardaba más en ello, pero no evité aliviarme y deseé salir sano y salvo de esta. Todo lo relacionado con Namjoon lo ponía más nervioso y hormonal de lo común.
Devolvimos la mirada a Seokjin con un leve puchero, rogando por piedad.
Dulce, dulce técnica persuasiva.
Jin rodó los ojos y esbozó una pequeña sonrisa. Dulce, dulce y efectiva técnica persuasiva.
Salió de la cocina con un poco menos de color en su cara, dejándonos a Taehyung y a mí de nuevo solos.
— ¿Tu te quedarás conmigo verdad Jiminnie? No me abandones por un alfa, seremos los solteros de canela
— ¿Canela? ¿No es solteros de oro?
— No,no, somos canelita en rama, la mejor calidad del mercado señores. Los mejores y exclusivos pasteles de la carta
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Sweetie Pie y.m. [Omegaverse]
Fanfiction~ Donde Jimin es un repostero que embauca a uno de sus clientes con su dulzura. ~ Porque los alfas también sufren. ~ Omegaverse. ~ Portada por: @_LiSugar_ ~ Actualizaciones irregulares