Aparcó el auto en el amplio estacionamiento que disponía aquella gran mansión. En ella, se llevaría a cabo una distinguida fiesta de gala a la que él y su familia estaban invitados.
Por diversos motivos, llegaría más tarde y se encontraría con su familia adentro.
Una vez dentro de la mansión, buscó con la vista a su familia- que estaba compuesta por sus padres y su hermana menor- y al divisarlos, se acercó a ellos.
- Buenas noches, padres, hermana menor.- saludó formalmente, como era costumbre. Su familia lo saludó de la misma forma.
Tras una breve charla, el rubio anunció que iría a buscar una copa de Champagne, razón por la cual se alejó del grupo.
Se dirigió a la zona de cócteles y agarró una copa de Champagne.
Cuando estuvo apunto de irse, detuvo su paso, su atención se había centrado en un joven de cabellos oscuros y de una fiera mirada color rojiza que descendía majestuosamente por las escaleras de la mano de un hombre que, casualmente, era uno de los solteros más adinerados de la fiesta.
Si el rubio pudiera asegurar algo, era justamente que el azabache no se encontraba nada contento con su actual ubicación, su rostro delataba fácilmente su disgusto.
Inesperadamente, cruzaron miradas por unos pocos segundos hasta que el azabache se deshizo del contacto visual.
No sabe cuánto tiempo paso, sólo recuerda que cuando salió del aquel trance en el que lo había dejado el azabache, éste ya se había marchado y él había adquirido una gran curiosidad por conocer a más afondo a aquel muchacho.
Un poco más despejado de sus pensamientos en los cuales se hallaba involucrado cierto joven de rojiza mirada, salió al enorme jardín para relajarse del bullicio provocado por los invitados de la fiesta.
Se apoyó sobre una pared y observó la luna que se reflejaba sobre el pequeño lago.
Todo era paz y tranquilidad hasta que dos voces, que extendían el tono regular para hablar, llamaron su atención .
- ¡Quítame las manos de encima!-escupió con asco una voz.
- Se supone que pagué por tus servicios, tengo el derecho de hacer lo que quiera contigo. -dijo la otra voz como si fuera lo más obvio del mundo.
El rubio sintió la necesidad de ver quiénes eran aquellas dos personas, por lo cual, con sumo cuidado, se escabulló sigilosamente hasta el lugar de donde provenían aquellas voces.
Se sorprendió al ver que los dueños de aquellas dos voces eran del joven que había visto a hace unos momentos y del hombre que lo acompañaba.
- ¿Sabés? Si Hikaru no hubiese estado ocupado, ni siquiera te habría contratado.-comentó el adinerado caballero con reproche.
- ¿Acaso me lo dices para que me sienta mal? Idiota, a mi no me interesas tú, ni ninguno de los subnormales que compran a personas con su estúpido dinero.-contestó de forma arrogante.
- ¡¿A quién le dices idiota, imbécil?! -gritó con enojo.
Cuando aquel hombre levantó su puño en señal de que lastimaría al jóven que lo acompañaba, Kazuna se apresuró en llegar hasta aquellos dos, posicionándose delante del muchacho, recibiendo él el golpe.
Una vez hubo sentido el impacto en su rostro, empujó al hombre y tomó de la mano al jóven, quien para su sorpresa no opuso resistencia. Así, ambos comenzaron a correr hacía la dirección que el rubio los guiaba.
El azabache no sabía por qué, pero había seguido a aquel rubio sin chistar. Lo que sí sabía era que aquello traería consecuencias, pero no le importaba. Si fuera por él, ¡que aquel burdel y aquel idiota que había intentado golpearlo se fueran a la mismísima mierda!
Al cabo de unos minutos, los dos jóvenes llegaron hasta el estacionamiento donde el rubio se subió a un auto y le hizo un ademán al azabache para que imitara su acción.
El azabache se subió al auto, realmente no le preocupaba que el rubio le hiciera algo, parecía ser bueno. Pero si intentaba hacerle algo, le rompería la cara sin pensarlo.
Kazuna comenzó a conducir hacia cualquier lugar aleatorio que los alejara de la fiesta.
Al darse cuenta que ni siquiera se había presentado, comenzó a hablar:
- Mi nombre es Kazuna Masunaga. Por lo general, nunca actúo de esta forma, pero no podía permitir que ese sujeto te golpeara -confesó.
De alguna forma, la presencia del rubio le inspiraba confianza, algo muy raro, ya que desde hace mucho tiempo nadie le había inspirado tal cosa.
- Mi nombre es Goushi Kaneshiro. Y sigo creyendo que no hacía falta que te entrometieras, yo podía arreglármelas solo.
- De todas formas, me alegra haber intervenido- comentó.- Por cierto, ¿dónde quieres que te deje?- preguntó.
El azabache le indicó el camino hacia el burdel -sin mencionar que éste era un burdel- y se bajó del auto.
No fue grande su sorpresa al ver a algunos hombres que vestían trajes de guardias y a aquel sujeto llamado Yashamaru Sakutaro, más conocido como su jefe, en la puerta del edificio. Éste último no tenía una buena cara. Eso significaba más problemas.
¡Genial! Como si no tuviera suficientes.
Ríe mentalmente. En realidad, no le importaba en lo absoluto nada de lo que sucedería más adelante.
Se despidió del rubio siendo lo más cortes posible, si es que eso era posible, pues en estos momentos sus ánimos no eran los mejores.
A Kazuna no le convencía mucho la idea de dejar al muchacho con aquellos sujetos, pero viendo que el azabache no permitiría que se adentre más en su vida personal, se retiró del lugar.
- Estas en grandes problemas, querido Goushi.- informó Yashamaru junto con una escalofriante sonrisa.
- Tch...- chistó con enfado.
Continuará...
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Esta actualización se debe al cumpleaños de mi querida amiga, MikiELuna!
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Lazos del Destino [B-Project: Kodou Ambitious]
FanfictionA veces, el amor puede darse, incluso, en el lugar menos esperado como por ejemplo, un simple Burdel. Eso es lo que descubrirán estos jóvenes, además de que el amor puede venir acompañado de pequeños pedasitos de alegría. Parejas: -TomoRyu (Tomohis...