CAPÍTULO 2 - La Noticia

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No puedo dejar de pensar en que tendré que enfrentar una guerra que no es mía, por culpa de esos malditos políticos arriesgaré mi vida y dejaré a mi madre y a Sierra solas.

Me levanto de la cama en donde he estado recostado como 3 horas, tomaré una ducha para ver si puedo distraerme un poco y además pensar en cómo carajos voy a decirle a mi madre todo esto.

Entro al baño y me desnudo, ingreso a la ducha y abro el grifo, el agua está fría, pero es lo que menos me importa en este momento. Cierro mis ojos y empiezan a caer lágrimas de ellos, el agua de la ducha hace que se desvanezcan en mi cara, ojalá hubiera duchas para el corazón.

Estoy a punto de terminar mi ducha cuando escucho la puerta sonar, es mi madre.

-Cariño, la cena está lista- dice con voz suave.

-En un momento bajo- grito desde el baño tratando de ocultar que estoy llorando.

-Está bien- dice mi madre cerrando la puerta

Nunca me ha gustado mostrar mis sentimientos a las demás personas, siento que simplemente no debes mostrar fragilidad ante nadie más que no seas tú mismo.

Cierro la llave de la ducha, tomo una toalla, me seco, y me pongo una bata de baño, me gusta ponérmelas porque me hacen sentir cómodo. Recompongo mi expresión para que mamá no se dé cuenta que he estado llorando, además no quiero que sepa de la noticia aún, salgo del baño y me dirijo hacia las escaleras, bajo hacia el primer piso fingiendo estar bien.

-Hola cariño, se está enfriando- dice mamá

-Lo siento, estaba tomando una ducha- digo serio.

- ¿Qué tal tu día? - pregunta Sierra.

-Bien- digo sin dejar de pensar en que tendré que ir a la guerra.

-No suenas muy convincente- dice mamá levantando su mirada hacia mí.

-Está todo bien mamá. No te preocupes. - digo tratando de comer algo.

Acabo la cena lo más rápido posible, no puedo estar más tiempo con mamá y Sierra, siento que me harán muchas preguntas. Me levanto de la mesa y le doy las buenas noches a cada una con un beso en la mejilla.

-Que descanse cariño- dice mi madre con voz dulce.

-Lo mismo ma- digo sin voltear a mirarla.

Subo a mi habitación y me meto debajo de las cobijas, doy vueltas por un buen tiempo, trato de acomodarme muchas veces, pero no logro conciliar el sueño. Después de batallar un buen rato por fin logro quedarme dormido, empiezo a soñar con mi familia, mis amigos, el instituto, toda mi vida, es como si fuera la proyección de una película en mi cabeza y al final me veo con un fusil y traje militar, me despierto asustado, me doy cuenta que es solo un sueño y me calmo un poco, aunque sé que pronto ese sueño se hará realidad.

La noche anterior fue bastante larga y traumática, tuve muchas pesadillas sobre la guerra y no pude dormir bien. Estoy acostado en la cama, hoy es el día que tendré que contarle a mi madre y a Sierra que iré a el ejército. Me levanto de la cama y realizo mi rutina diaria para ir a a la universidad. Sierra hoy también me lleva, no pronuncio palabra en todo el camino, y me despido de ella lo más alegre posible.

Entro y veo como todos hablan acerca del correo, a quienes se les fue enviado y quienes tuvieron la fortuna de no recibirlo. De pronto Sara se acerca a mí por el pasillo, veo que cambia la expresión de su cara, estaba sonriendo, pero de repente se pone seria, creo que se ha dado cuenta por la expresión de mi cara que me ha llegado el mensaje.

-Lo siento mucho- dice dándome un gran abrazo.

-Está bien, Sara- digo conteniendo las lágrimas de mis ojos. Ya les dije que no me gusta mostrar mis sentimientos.

-Te voy a extrañar, Cam- dice separándose de mí y mirándome a los ojos.

-Yo también princesa- digo mirándola de la misma manera.

Sara es una de mis mejores amigas, vamos en el mismo grado, ella es muy especial conmigo, es como otra hermanita para mí, la conozco de mucho tiempo atrás. Sé que la extrañare demasiado, extrañare sus consejos, su manera de ver la vida, esos ojitos cafés, pero sobre toda su sonrisa, esa grandiosa sonrisa.

- ¿Puedo ir a acompañarte mañana a la base militar? - dice Sara.

-Por supuesto, pequeña. Me hará bien ir con alguien como tú, necesito mucho apoyo- digo brindándole una sonrisa.

-Está bien, Cam. Nos veremos mañana entonces.

Sara se despide y se dirige a el grupo de ciencias al que pertenece, ella siempre le ha gustado mucho la química y le encanta ir a ese grupo. Yo continuo mi pasarela por el pasillo viendo caras tristes y alegres por aquello del mensaje.

El día se ha pasado bastante rápido, casi no he prestado atención a mis clases, aún sigo perdido en mis pensamientos. De repente suena el timbre de final de clases y salgo de mis pensamientos, pongo todos los libros en mi mochila y salgo del salón. Me dirijo a la salida del instituto y estando ya afuera doy una vuelta para ver la universidad, le doy un vistazo con nostalgia pues es mi último día aquí por un largo tiempo, no sé cuánto.

Llego la hora de decirle a mi madre y a Sierra la noticia, estoy en frente de la puerta de mi casa, pero no me atrevo a tocar, estoy bastante dudoso de cómo reaccionaran a la noticia. Me lleno de valor y por fin logro mover mi brazo derecho para tocar, mi madre no se demora mucho en abrir, me saluda y me da un gran beso en la mejilla, entro a la casa muy nervioso y me siento en el sofá de la sala.

-Mamá, Sierra, tengo que darles una mala noticia- digo mirando la chimenea.

- ¿Qué pasa, Cam? - dicen al mismo tiempo, se puede ver su rostro de preocupación.

-Vengan aquí- digo haciéndoles una seña para que se sienten.

Ambas se sientan junto a mí con cara de expectativa y la verdad no sé muy bien cómo empezar.

-Emmm, mamá-

-Dinos ya Cameron- dice mamá desesperada.

-Iré a la guerra- digo sin pronunciar más palabra.

- ¿Cómo? - Dice Sierra exaltada.

Les explico todo lo del correo y que he sido seleccionado para ir a la guerra, no lo pueden creer y ambas rompen en llanto al ver que es cierto y que tendré que ir. Yo trato de ser valiente y les doy un abrazo a las dos para calmarlas, pero no puedo y rompo en llanto también.

-Te extrañare tanto cariño- dice mi madre entre sollozos.

-Yo también te extrañare- digo sin poder contener las lágrimas.

- ¿Por cuánto tiempo tendrás que irte Cam? - pregunta mi hermana igual de conmovida.

-No lo sé, pero prometo que volveré- digo dándole un beso a cada una en la frente.

Este abrazo lo guardaré para siempre en mi memoria, estoy seguro que ellas también lo harán. Mañana tendré que incorporarme al ejército, tratare de pasar estas últimas horas junto a ellas, sé que me ayudara a tener fuerzas para la guerra. Es increíble como la vida te puede cambiar en tan solo un segundo, hace dos días tan solo era un chico que iba a el instituto y ahora soy un soldado más.

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Nota: Espero les guste mucho, compartan y comenten.

SOLDADO DALLAS (FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora