Un rayo de luz que reflecta la ventana me pega directamente en la cara y hace que me despierte. La luz no me deja abrir bien los ojos, entonces coloco mi mano en mi frente para que haga sombra en mi cara, al fin logro observar bien. Hace un día maravilloso, aunque no deja de hacer frio el sol se siente bastante fuerte, el cielo está despejado y se escuchan algunas aves cantando a lo lejos. Me levanto y coloco los dos pies en el suelo, volteo a mirar a Chris y aún está dormido, algo habitual en él. Me dirijo a la ducha y duro al menos media hora bajo la regadera, salgo del baño y camino hasta la habitación. Chris ya se ha despertado y esta recostado en el marco de la ventana mirando hacia afuera.
-Lindo día, ¿no?- pronuncio mientras entro a la habitación y me siento en el borde de la cama.
-Claro que si- dice Chris volteando a mirar y percatándose de mi presencia.
Se voltea de nuevo hacia la ventana y deja salir un suspiro.
-¿Te pasa algo? - pregunto mientras me coloco la ropa.
-No es nada, solo que aún extraño mucho estar en casa- dice recostándose de nuevo en el marco de la ventana.
-Ya saldremos de esta amigo- digo acercándome a él y dándole unas palmaditas en la espalda.
-Chicos, el desayuno está servido- nos interrumpe Beth desde la puerta.
-Enseguida bajamos- le respondo rápidamente.
Bajamos a desayunar y el olor de la comida hace que me dé aún más hambre de la que ya tengo. En la mesa hay algunos platos con fruta, una jarra de jugo de naranja, pan recién horneado, algunas galletas, tasas de chocolate caliente, todo lo que te puedas imaginar cuando te nombran un gran desayuno. Nos sentamos y empezamos a desayunar de una manera bastante apresurada, el hambre nos hace comer así de rápido. Beth nos mira y ríe.
-Chicos, más despacio se van a atorar- dice Beth riendo.
-Lo siento- responde Chris con la boca llena de pan.
-No lo sientas, solo come más despacio- responde Beth. Empezamos a comer más despacio después de su sugerencia.
Ya casi hemos acabado de desayunar y me surge una idea.
-Beth, ¿Tú tienes algún teléfono en casa?
-No, nunca lo he tenido- responde.
-Quisiera comunicarme con mi familia y pensé que tu tendrías un teléfono- explico.
-No querido, pero en el pueblo si hay- responde mientras recoge los platos de la mesa- puedes ir si quieres- me dice mientras saca algunas monedas de su delantal.
-Estupendo Beth, ahora mismo vamos- digo levantándome de la silla mientras Chris hace lo mismo.
Nos levantamos de la mesa y Beth nos explica hacia donde es el pueblo, casi no la dejamos terminar de hablar, estamos muy entusiasmados por comunicarnos con nuestra familia, salimos rápidamente de la casa y nos dirigimos al pueblo. Tardamos unos diez minutos en llegar, este pueblo es uno al que parece que los años no le han pasado y se hubiera quedado atrapado en el siglo XX, la mayoría de sus casas está hecha de madera y sus calles son de piedra, en la calle se ven algunas carretas con frutas y con pan, parece que hubiéramos viajado en el tiempo.
-Disculpe, ¿Dónde puedo encontrar un teléfono?- pregunto a un señor que pasa al lado mío.
-Por allá, joven- me responde señalándome una caseta a un par de cuadras de distancia.
-Muchas gracias- respondo, a lo que el también responde asintiendo con la cabeza y continua su caminata.
Correamos hacia la caseta del teléfono, ahora tenemos que decidir quién habla primero. Decidimos dejarlo a la suerte, tirando una moneda al aire.
-Elijo cara- dice Chris.
-Está bien- respondo.
Tiro la moneda al aire y la tomo, la pongo sobre la parte posterior de mi mano, ha caído cara así que el turno es de Chris.
Chris entra a la cabina, inserta la moneda y marca el número de su casa.
NARRA CHRIS:
Estoy muy nervioso y ansioso, por fin después de mucho tiempo puedo volver a hablar con mi madre. El teléfono suena y suena, se me hace eterna la espera.
-Aló- escucho la voz de mi madre y no puedo contener las lágrimas.
-Aló, ¿Cómo estas mamá?, es Chris- digo con la voz entrecortada.
-¡Chris! Cuanto te he extrañado hijo, yo estoy muy bien, ¿Cómo estás tú, hijo?- dice con voz exaltada.
-Bien mamá, te extraño mucho, quiero verte- digo mientras las lágrimas caen por mis mejillas.
-No llores mi Chris, todo estará bien, pronto podrás regresar- dice tratando de calmarme aunque ellas este peor de emocionada que yo.
-Dile a papá que lo extraño y que se cuide mucho.
-Lo hare hijo, él también te extraña mucho.
-Mamá tengo que irme, cuídate y te volveré a llamar en cuanto pueda- digo enviándole un beso al final.
-Chris cuídate, te quiero mucho- alcanza a decir antes de que se corte la llamada.
Salgo de la cabina y le hago una señal a Cam para que haga su llamada.
NARRA CAMERON:
Entro a la cabina y me tiembla todo el cuerpo, estoy muy nervioso. Inserto la moneda y marco el número de casa, suena el teléfono unas cinco veces y no contestan, vuelvo a marcar y nadie contesta, intento una última vez, ya perdí las esperanzas de que respondieran, estoy a punto de alejar el teléfono de mi oreja y de repente escucho la voz de mamá.
-¡Mamá, soy Cam!- digo exaltado.
-Cam, mi niño, ¿Cómo estás?- me pregunta emocionada.
-Estoy bien mamá, ¿Cómo están tú y Sierra?
De repente mamá se queda en silencio.
-¿Pasa algo mamá?- pregunto preocupado.
-No pasa nada Cam- responde rompiendo en llanto.
-Dime que pasa mamá- digo aún más preocupado y alzando la voz.
-Cam, no sé cómo darte esta noticia... tu hermana...
-¿Mi hermana qué, mamá?- digo nervioso.
-Tu hermana está en el hospital...- esto es lo último que logro escuchar, pues antes de que mi mamá termine de hablar siento que alguien me agarra violentamente por detrás haciendo que yo suelte el teléfono.
Logro voltearme y me percato que es Peterson, nos ha encontrado, ¡no lo puedo creer!
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NOTA: Chic@as perdón por tardarme en actualizar, he estado muy ocupado.
Espero este capitulo les guste mucho. No olviden votar, comentar y compartir.
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SOLDADO DALLAS (FANFIC)
FanfictionEl joven Cameron Dallas se ve obligado a ir a la guerra, la enfermedad de su hermana y algunas circunstancias lo harán regresar y conocer a el amor de su vida. Una historia romántica entre el amor y la guerra.