Habían dormido poco, habían hecho el amor mucho (y muy bien), y se habían despertado, aún abrazados y desnudos, con el parloteo de Michelle en el monitor. Ya eran las nueve de la mañana.
Lana dio un salto, literalmente. A Sean le dio la risa.
- "¡Sean! La niña está sola, y despierta. Pensará que nos hemos olvidado de ella, pobrecita".
- "Mich es un encanto, no oigo que proteste. Si algo estuviera mal, lloraría". Ella se había puesto la bata y se dirigió a su cuarto. Michelle estaba de pie en la cuna, buscando la manera de salir. No parecía muy preocupada.
- "¡Buenos días, tesoro mío... ¿Así que escalando?". Michelle intentaba subir un pie hasta el borde de la cuna, pero se desequilibró, sentándose sobre su trasero. Su cara hizo reír a Lana, que la cogió en brazos.
- "Vamos a ver qué hay en ese pañal... Me parece que se impone un cambio urgente"
- "Pis, ufff" Dijo Michelle
- "Sí señorita, mucho pis". Lana le quitó el pañal. "Y como ya sabes decirlo hay que empezar a pedirlo para no hacerlo en el pañal"
- "Sí, sí" Michelle asentía con la cabeza, como era su costumbre. Lana le refrescó la colita con la toallita húmeda, y le puso su crema mientras ella pataleaba como en una imaginaria bicicleta invertida. Protestó un poco al ponerle el pañal limpio, estaba más cómoda sin él, pero se le pasó cuando Lana la llevó a la otra habitación, donde Sean se hacía el dormido en la cama, y la puso a caballito encima de su estómago. Sean hizo "Augggg" y Michelle se reía a carcajadas. Lana los dejó mientras iba a ducharse, vestirse y preparar los desayunos.
Pero Sean ya lo tenía todo listo cuando ella salió. Había hecho zumo y tostadas, el café estaba humeante y la niña tomando el biberón en su sillita.
- "Vaya, Maguire, qué despliegue... estoy impresionada"
- "A ver, hay que empezar a entrenarse... Si hablas de cuatro como Michelle da mucho trabajo"
Lana se acercó a abrazarlo. Michelle ñdejó por un momento su biberón para decir:
- "Kiss" Los dos se rieron, y no tuvieron inconveniente en complacer a la niña. Ella posó el biberón y aplaudió ruidosamente. Los tres acabaron riendo a carcajadas.
Pasaron un domingo muy divertido en el zoo. Michelle se asombraba ante todos los animales, y sus gestos y caras de sorpresa hacían reír a Sean y Lana. Era una comediante. Sean estaba convencido de que un día ganaría un Óscar, era cómica por naturaleza.
Como todos los hombres, Sean prefería conducir. Lo que quiera que fuese que tuviera ruedas, incluso la silla de paseo de Mich, de modo que era él quien empujaba el carrito todo el camino. Lana hizo cientos de fotos. No dejaba de maravillarse del poder de atracción de Sean para las mujeres cada vez que se alejaba un poco de ellos. A la vuelta de los baños, ya había alguna chica cerca de él comentando lo lindo que era el bebé... Cuando fue a comprar unas bebidas, lo mismo. Sean se empeñaba en defender que la gente es muy amable, pero Lana no lo veía tan claro. ¿Por qué sólo se acercaban a él cuando ella no estaba? Sean adoraba verla celosa, y curárselo con un beso. Y cada vez que eso ocurría, Mich estaba al quite con su "¡Kiss!".
Ni una sola llamada de emergencia para Lana les interrumpió el día. A mediodía, después de dar de comer a Michelle, Ginnifer y Joshua habían llamado de nuevo. Estaban disfrutando su tiempo libre en pareja, pero les costaba estar alejados de su pequeña. Michelle había tenido una conversación muy divertida con sus padres, contándoles, más o menos, que estaba bien, que la madrina Lana la había puesto "bapa", que había comido "bucho" y algo que Ginnifer no entendió acerca de "dino-chean" y "Kiss" y ·Dina-Ana".
Lana no podía dejar de reírse.
- "Sean, esta enanita es Miss Cotilleo, cuando hable más claro estaremos perdidos... Nosotros, sus padres... y todo el que se cruce en su camino"
- "Sí, Mich..." Sean la miraba, enarcando las cejas, y sonriendo de medio lado. "¿Nadie te ha dicho que la discreción es una virtud?"
- "Es toda igual que Josh en eso" Los dos se rieron, y Michelle con ellos, muy contenta, afirmando con la cabeza
- "Papi Josh, sí, sí"
El día pasó tan rápido que no se dieron cuenta. A la vuelta, Michelle estaba tan cansada que ni siquiera tuvo fuerzas para grandes salpicones en el baño, y casi se duerme antes de terminar su cena. La acostaron en seguida. Mañana por la noche ya estaría en su casa, con sus padres.
- "La voy a echar de menos" Confesó Lana con un suspiro, mirándola dormida en su cuna.
- "Yo también" Se besaron. Sean no pudo evitar hacer la broma, aún respirando boca con boca. "¡Kiss!". Lana se sentó encima de él y permanecieron allí, en una sesión de besos y caricias digna de adolescentes cargados de hormonas descontroladas. Cuando casi se quedaron sin aliento, recordaron que tenían pendiente su cena.
- "Hay que alimentarse, Sean Maguire, que se esperan grandes cosas de ti..."
- "Bueno, sabes que yo cumplo con mi deber en todas las ocasiones"
- "Lo sé, lo sé... Anoche me quedó muy claro"
Mientras cenaban, Lana sacó a relucir un tema que la traía preocupada.
- "Sean... ¿tú crees que lo notarán? Que estamos... ya sabes, juntos"
- "No sé, no creo. Quizás sea mejor que nos lo tomemos con calma y disfrutarlo nosotros, de momento... ¿No te parece?"
- "Creo que sí, aún no estoy preparada para todas las consecuencias que esto puede traer, cuando todos se enteren"
- "Y no los culpo, todo este tiempo..." Lana se inclinó hacia él y lo calló con un beso
- "Prepárate, porque pretendo recuperar todo ese tiempo perdido". Sean tendió otra vez su plato hacia ella.
- "Doble ración, por favor"
El lunes amaneció como el día anterior, dos amantes enlazados en un abrazo estrecho, como lo era la cama de la habitación de invitados. No se habían atrevido a estar juntos en la cama de Lana, estando la niña en su cuna al lado, a pesar de que Michelle dormía como un lirón. Su entendimiento sexual era total y tan satisfactorio que ambos se maravillaban de ello. Lana no creía haber disfrutado tan plenamente nunca, y al mismo tiempo haberse sentido tan respetada, tan mimada, tan... amada, jamás en su vida. Sean era más, mucho más, de lo que ella se había atrevido a soñar. (Mucho más que Alfredo)
Era festivo, y no grababan. Podían alejarse del centro, y de hecho habían decidido dar la sorpresa a Ginni y a Josh y acercarse por la tarde al aeropuerto a recibirlos. Estaban seguros de que ver a su hija esperándolos sería un regalo para ellos. Por la mañana disfrutaron en el parque y en el teatro de marionetas, que dejó a Michelle maravillada. Aplaudía entusiasmada cuando lo hacían los demás niños, gritaba cuando salía la bruja, y se tapaba la cara con las manos... Lana no sabía cuál era el mejor espectáculo, si lo que sucedía en el escenario del teatrillo o mirar a Mich. Comieron en un pequeño restaurante en el que también les calentaron la comida de la niña, y después se tumbaron en el césped a dormir la siesta, aprovechando los últimos retazos de un otoño tan seco que permitía aún esas cosas. En tres semanas sería Acción de Gracias, y después llegarían sin duda los rigores del invierno. Pero de momento, el sol calentaba y daba gusto estar al aire libre. Estaban tumbados, mientras Mich, sentada, jugaba con su pelota, que había rodado fuera de su alcance. De pronto la niña se levantó, apoyándose en el cuerpo de Lana, junto a ella, y avanzó en dos pasos vacilantes hacia el juguete. Lana había sentido su movimiento y la estaba mirando. Movió a Sean, que estaba medio dormido, y le señaló a la niña, que daba otros dos pasitos, y luego otros dos, intentando llegar hasta la pelota. Sean y Lana se miraron, con la boca abierta. Era la primera vez que andaba sola. Lana se arrodilló tras ella, sin hacer ruido, previniendo una caída, pero Mich llegó a su juguete, se agachó, agarrándola con ambas manos, se impulsó para erguirse de nuevo y se volvió con sonrisa triunfante. Después, se sentó de colita. Sean aplaudía, entusiasmado. Lana no podía hacer nada, se había quedado allí, de rodillas, mirándola. Después de un rato, la ayudó a levantarse de nuevo y se volvió a sentar junto a Sean. Mich hizo el camino de vuelta, esta vez sin pararse, todos los pasitos seguidos, hacia los brazos de Lana que la esperaban abiertos. Al llegar, casi se arrojó en ellos, riendo. Lana y Sean se la comieron a besos.
- "Sean, esto se va a quedar entre nosotros ¿Vale? No quiero que Josh y Ginni piensen que se han perdido algo importante en la vida de su hija. Cuando la vean hacerlo, que crean que es la primera vez"
- "Sí, será mejor. Si no, pensarán que han sido unos malos padres por no estar ahí en una ocasión como ésta..."
Cuando se anunció la llegada del vuelo en el que venían los Dallas, Sean y Lana con la pequeña Michelle sentada en sus hombros se dirigieron a la puerta indicada de salida. Mich, desde su privilegiado asiento, vio a sus padres antes de que ellos se dieran cuenta de nada. Pero la voz de su bebé llamándoles les avisó de la sorpresa
- "Papi, mami..."
Ginnifer dejó su maleta y se dirigió hacia ellos corriendo. Se abrazó a Sean y él se agachó para que la madre bajara a Mich de sus hombros. Ya con la niña en brazos, después de besarla por todas partes, Ginnifer abrazó también a Lana.
- "Gracias, gracias, gracias, no sabes cómo te lo agradezco"
- "No hay por qué, Lo hemos pasado muy bien. Han sido unos días... maravillosos" Miró a Sean, y luego a Josh, porque si seguía mirando a Sean con semejante cara de bobal que se le ponía, los Dallas se darían cuenta de que algo había cambiado. De hecho, Ginni vio algo sobre lo que ya investigaría más tarde, se dijo a sí misma. Ahora estaba muy ocupada con su hija. Se la tuvo que pasar a Josh, que también había abrazado a Sean y a Lana.
Aún pasaron unas horas ajetreadas mientras llegaron a casa de los Dallas, y luego los hombres se dirigieron al apartamento de Lana para recoger todo el equipaje de Michelle. De vuelta en casa, motaron de nuevo la cuna y organizaron las cosas de la niña en su cuarto. Decidieron pedir la cena por teléfono, una vez acostada Mich, para tener ocasión de charlar de los días que habían pasado, unos en su vacación y otros estrenándose como padrinos a tiempo completo y finalizaron la velada pronto. Ginnifer veía algo especial en Lana. Estaba radiante, estaba feliz, estaba guapísima. Josh veía a Sean más abierto y sonriente que nunca desde que le conocía. Las arrugas de su frente parecían haberse esfumado, sus ojos estaban alegres... El fin se semana les había sentado, al parecer, tan bien como a ellos, o incluso mejor. Cuando les despidieron en la puerta, Ginni le preguntó a su marido.
- "¿Tú crees que estos dos... ya sabes?
- "¿Sí?... Pues ya que lo dices... Yo diría que... Sí, sí... definitivamente sí". Mientras lo decía, asentía con la cabeza, tal como su hija había aprendido de él. Josh continuó:
- "De todas forma, mañana nos lo contará Mich"
Ginnifer se abrazó a su marido, riendo.
Una vez en al coche, ya sin sillita en la parte trasera, Lana y Sean se dirigieron al apartamento de ella.
- "Sean, ¿te quedarás?"
- "¿Tú quieres que me quede?"
- "Claro que sí. Esta noche podremos dormir en mi cama"
- "No sé, yo le estaba tomando cariño a esa cama pequeñita que te obliga a estar siempre encima o debajo de mí..." Lana lo miró, aparentando escandalizarse.
- "Sean Maguire, sólo piensas en una cosa... Yo lo decía por dormir más cómodos..."
- "Sí, sí, en dormir es en lo que tú pensabas..." El semáforo rojo les permitió acercarse y compartir un beso, que duró hasta que el siguiente en la fila les tocó la bocina cuando el color cambió a verde y los tortolitos no arrancaban.🌟15 y sigo🌟
📍penúltimo capitulo📍Amen mucho a andeli13OP ya que gracias a ella actualice, te amo chama ❤️
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Ensayo General.
Fanfiction¿Que pasa si Joshua y Ginnifer hubieran tenido una niña? ¡En vez de un niño! ¿Y sus padrinos fueran Sean Maguire y Lana Parrilla? Padrinos de diez ¿no? Lana tenía 1 año y medio de haberse separado de Alfredo DiBlasio, por obvias razones. Las pelea...