La última noche. II

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Los dos permanecieron así por un par de minutos, observando cada gesto del otro, esperando cualquier reacción del otro e imaginando miles de cosas del otro. Hasta que las puertas de la enfermería se abrieron al unisono y dejaron ver a una McGonagall bastante preocupada. Eso fue al menos unos segundos hasta que ella visualizó a Snape, consciente y sentado en la cama. Pero también se percató del ambiente tan tenso que había entre ellos dos.

- Oh Severus, ¡estás vivo! ... ¡POR MERLÍN! .. - decía esto al tiempo que corría hasta su cama. Hermione agradeció más que nunca la presencia de la profesora. Interrumpió "la escena" en el momento mejor indicado, ambos soltaron un largo suspiro de alivio inaudibles para el otro.

- Buenas noches, Minerva.- respondió Snape, no le quedaba de otra. Además, jamás le cayó mal Minerva, la consideraba una gran bruja con un enorme instinto maternal y, por supuesto, una gran amiga y compañera.

- ¡Por favor!, déjate de formalidades y ven aquí.- le exigió, sentándose en la cama y abrazándolo como si fuera un niño chiquito, cosa que a Hermione le pareció lo mas tierno del mundo y no pudo evitar que sus ojos se humedecieran ante aquella escena. < ¡pero que hipócrita, primero me regaña como si fuera mi mamá y al segundo se pone a chillar como si estuviera orgullosa de mi!... mujeres>, pensó él.

- Minerva, para seguir viviendo necesito respirar, cosa que no me permites hacer en estos momentos.- dijo Snape. McGonagall se apartó inmediatamente y dejo sus manos a ambos lados de la cara de Snape.

- Perdóname Severus, me dejé llevar por la emoción, se que no te gustan estas pruebas de afecto pero cualquiera en mi lugar reaccionaría del mismo modo.- dijo ella.

- De eso no me cabe la menor duda, la señorita Granger reaccionó del mismo modo.- dijo Snape, queriéndola encarar para hacerla pasar vergüenza, cosa que si consiguió, pero solo por ella misma.

- ¡OH, PERO CLARO!, ¿Y cómo no iba a reaccionar así, después de todo lo que hizo por salvarte?.- dijo McGonagall, volteando a ver a ambos alternativamente.

Hermione se había puesto roja al grado de que le ardían las mejillas, no supo como reaccionar ante ese comentario, no quería que notaran ninguno de los dos el color que había tomado su cara. Así que se ubicó detrás de McGonagall y posó sus manos en los huesudos hombros de su profesora, teniendo en frente a Snape solamente, quien la escrutaba con la mirada.

- ¿A que te refieres exactamente?.- le cuestionó Snape a McGonagall. El sabía perfectamente a que se refería ya que Hermione dentro de todo su sermón, le mencionó que le salvó la vida dos veces, pero el quería detalles, LUJO de detalles de como sucedieron las cosas para poder justificar aunque sea la mínima parte de las palabras de Granger.

- ¿Es que ésta criatura no te ha dicho nada aún de como te salvó de la muerte dos veces?.- dijo McGonagall asombrada, al tiempo que con una mano tomaba otra de Granger que reposaba en sus hombros, la tomó en muestra de afecto ya que no podía voltear a verla por su posición.

- Esta "criatura", Minerva, lo único que ha hecho es regañarme como si tuviera autoridad alguna sobre mi carácter y mis decisiones.- dijo al tiempo que retaba con la mirada a Hermione.

- Será mejor que me retire, profesora.- dijo Hermione.

McGonagall se levantó rápido y le impidió irse.

- De ninguna manera, necesito que te quedes aquí en lo que llamo a los medimagos para que revisen a Severus. Mañana podrás marcharte a primera hora como lo acordado. Además tengo una larga fila afuera de mi oficina para entrevistar, aún no encuentro quién supla mi materia.- dijo al tiempo que la sentaba en la cama justo a centímetros de Snape.- No hay mejor persona que tú para cuidar de él. ¿Podrías hacerme ese favor, Granger?.- interrogó McGongall.

Una Segunda Oportunidad Para AmbosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora