IV

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28 de febrero, 1985

Todos los días Yoon Oh viene a visitarme, aún no me dice desde cuando nos conocemos. Al menos alivia mi estrés y alegra mis días.

¿Por qué tiene que ser tan dulce conmigo? La forma en que me mira, en que me habla, cuando sonríe, tengo miedo de involucrarme mucho con él, nuestros mundos son tan incompatibles, y él, si supiera como me hace sentir de seguro me odiaría. Tal vez solo sea una confusión, nunca antes tuve un amigo como él.

No veo otra solución de limitar nuestro contacto y agradezco que mis padres regresen mañana, tendré algunos días para pensar, además, viene mi medio hermano chino, así que tendré otra excusa para no ver a Yoon Oh.



En ese momento solo había dos cosas en la cabeza de Dong Young, primero Si Cheng ya estaba en el aeropuerto y el aún no estaba ni cerca, por lo concurrida que estaba la carretera a esa hora de la mañana y, en segundo lugar, debía asistir a una importante reunión que su padre había agendado sin previo aviso y que lo tenía realmente angustiado.

Tras tomar algunos desvíos, pronto llegaron al mencionado aeropuerto; hace mucho no veía a su medio hermano, por lo que sería un tanto difícil reconocerlo.

Entró al enorme edificio plagado de personas que iban y venían volviendo su tarea aún más difícil. Para su sorpresa fue Si Cheng quien lo encontró a el primero, este solo sonreía tímidamente y jugaba con sus dedos, a Dong Young le pareció tan tierno que quiso abrazarlo y pellizcar sus mejillas, pero aún no eran lo suficientemente cercanos como para hacerlo.

Como la barrera del idioma de inmediato se hizo manifiesta, simplemente tomó su mano y lo llevó hasta la limosina que los aguardaba en el estacionamiento. El menor guardó silencio durante todo el camino a casa, pero no le quitaba la mirada, su padre le había advertido lo misterioso y tímido que podía ser Si Cheng, pero que finalmente terminaba siendo un jovencito encantador.

Al llegar a casa todo se complicó, los inversionistas con los que debía reunirse ya habían llegado y se encontraban esperándolo en el gran salón, el nerviosismo no lo dejaba pensar con claridad, Si Cheng no podía quedar solo por ahí, pero en ese momento su salvación llegó del menos pensado, Yoon Oh estaba en su habitación, como de costumbre, tirado sobre su cama y escuchando música en el personal stereo que le había regalado semanas atrás.

— Woo-dong ¿Ya estás aquí? Creí que estabas en tu reunión. —

— La verdad es que voy tarde y quería pedirte un favor gigante. Si Cheng ven aquí. — El nombrado se paró a un costado de su hermano mirando curioso el lugar. — Este es mi medio hermano, es chino, ¿Lo puedes cuidar y mostrarle el lugar mientras yo atiendo mis asuntos? Prometo recompensarte más tarde. —

— Solo si la recompensa la elijo yo. —

— Como tú digas, eres el mejor Yoon Oh, nos vemos. — Y sin más desapareció de la vista de ambos, dejándolos en completo silencio e incomodidad.




Estaba por cambiar de página cuando la perilla de la puerta comenzó a girar, así que como pudo escondió el libro bajo las mantas para no ser descubierto por su padre.

— Jisung ¿Puedo pasar? —

— Claro papá, solo estoy descansando. — El mayor se adentró en la habitación y se sentó a un lado de su hijo.

— Estuve pensando en nuestra conversación y creo que ya eres lo suficientemente grande como para saber la verdad de todo. —

— No quiero presionarte, sé que es difícil para ti, puedo esperar un poco más. — Dong Young lo miró extrañado por algunos segundos.

— Está bien, pero al menos debo decirte esto, la razón por la que me apartaron es una persona. La misma que aún no puedo dejar atrás. — Tras un suspiro se puso de pie y se alejó del menor, que reaccionó de inmediato y corrió a abrazar a su padre.

— Todo estará bien pá, debes estar seguro de ello. Yo me encargaré de que seas feliz otra vez. —

Apenas su papá se fue de su habitación, retomó el libro para de una vez por todas descubrir la verdad de todo este obscuro misterio.


"Memorias De Un Príncipe Desventurado" [JAEDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora