La noche del sábado, Frank y Papa se fueron a las 8:00 pm porque irían al cine, y una enfermera se encargaría de mi cuidado toda la noche hasta el día siguiente.Estaba acostado en mi cama despierto aun a las 10:30 pm de la noche mirando como siempre hacia el techo; solo podía escuchar los automóviles pasar, bastantes automóviles para ser exacto.
No era el tipo de chico adolescente-adulto que iba a fiestas antes de que me diagnosticaran el tumor, realmente no era muy sociable. Tenía un único amigo, se llamaba Lucas pero se mudó a San Francisco cuando tenía 18 años y de ahí ya no supe nada de él.La única decoración que tenía la habitación numero 21 era un viejo reloj que sonaba a cada segundo con un tic y a cada hora con un tac, por lo que sinceramente no tenía sueño, pero salgo de mis pensamientos al ver que la puerta de mi habitación se abre de un fuerte empujón. Pensé que la volverían a cerrar pero pasaron los minutos y nadie la cerró y como no podía levantarme debía esperar a que viniera la enfermera. Cuando en el profundo silencio que se había hecho, unos sollozos se hicieron presentes, unos muy familiares pero que no reconocía.
-¿Hay alguien aquí?-Digo en voz alta mirando al techo-.
Nadie contesta, suelto un suspiro y cuando por fin se escucha unos pasos acercándose al igual que unas voces, por fin se cierra la puerta. Pensaba que ellos mismos la habían cerrado al pasar y que los sollozos solo fueron producto de mi imaginación, pero comenzaron a escucharse de nuevo.
-¿Quién está allí?-Menciono en voz alta de nuevo y entre sollozos obtengo una respuesta-.
-Ca…Carissa.- Era una chica obviamente, pero los sollozos de ella se intensificaron y por fin los reconocí, esos sollozos eran los de la chica suicida de ayer-.
-¿Eres...la chica del quinto piso?
Y la chica de nombre Carissa comenzó a llorar aún más.-Hay no…Perdón, Carissa ¿Verdad? Mira no puedo moverme ni levantarme, no soy paralitico, pero por favor perdóname.- Suelto un suspiro-
Ella se queda en silencio de nuevo, pero sus pasos que se acercaban a mi cama, esos inolvidables torpes pasos, pero tropieza y escucho el sonido de como unas rodillas caen al suelo.
-Wow amm, tranquila ¿Estas bien?
Pero de pronto, otro portazo irrumpió en mi cuatro con los mismos enfermeros que ayer la llevaban, y como puedo mover un poco la cabeza hacia abajo veo como la toman por los brazos bruscamente, levantándola y arrastrando a la pobre chica.
Realmente me sentí mal al ver esa escena, como la tomaban como si fuera un cuerpo sin vida, como si no les importara que la estuvieran lastimando, tenía que hacer algo, no era justo.
-Déjenla en paz.- Dije en tono autoritario y algo molesto-.
-No tranquilo, Señor Brown nos llevaremos a esta demente chica de aquí y nos aseguraremos de que no lo vuelva a molestar nunca.-Dijo con una sonrisa el enfermero pelirrojo- Vas a estar mucho tiempo encerrada Lunática.
-Hablo en serio, déjenla por favor estamos conversando pacíficamente ella es mi amiga.
-¿Al fin socializas? ¿Después de tantos años? Dejémosla George, la mocosa tendrá a alguien antes de morir al menos .-Dice el enfermero rubio con una malévola sonrisa dejando caer a Carissa al suelo para después marcharse por la puerta, dejándonos solos cuando siento una mirada en mi de una chica de ojos grises y sin vida-.
Aunque no puedo moverme por completo, si puedo asentir con mi cabeza además de mover y cerrar mis manos, por lo que abrí mi mano para que ella se acercara, y levantarla.
- ¿Estas bien?-Iba a decirle que avisara al dueño del hospital pero me interrumpió enunciando con su baja y temerosa voz-.
-¿Contigo utilizan el cinturón o la varilla?-Tocando la cama con su mano para intentar levantarse hasta llegar a donde estaba la mía y hacerlo tambaleando, cuando siento su mano pude notar marcas en líneas hincadas que claramente no eran cortadas-.
¿A qué te refieres? ¿Cómo cuando eras un niño y te golpeaban si no obedecías? Pero solo cuando ese es niño ¿No?-Sí, ¿A ti no te lo hacen? –Extiende sus manos hacia mí mostrándome las heridas con su mirada melancólica, viendo hacia la esquina de la habitación-.
-A nadie aquí se lo deberían de hacer, y am… Estoy acá.- Mirando sus cicatrices sorprendidas y conmocionadas con la crueldad de este hospital, deseando poder moverme-.
-Lo siento tal vez nadie lo nota, pero soy ciega.- Oculta sus manos en su espalda-. Desde que tengo memoria.
Me sorprendí aún más al escuchar eso, ella no había visto un color en toda su vida, tampoco a su padre ni a su madre, uy encima la golpeaban aquí, no era nada justo.
Nos presentamos y seguimos platicando hasta la media noche, me contó que había entrado a mi cuatro ya que había escapado de su habitación y quería esconderse de los enfermeros, pero me di cuenta que ella comenzaba a bostezar, por lo que deje que durmiera en el sofá de mi habitación, además de que le di una de mis cobijas.
Conocí mucha más de ella, durante esta noche. Su color favorito era el azul oscuro, aunque nunca lo hubiera visto; el perro que la acompañaba el da del parque era su mascota que la ayudaba a caminar por los lugares correctos y cuidarla su nombre era Jack, ella ya tenía 3 años en este hospital recibiendo tratamiento psicológico y siendo anestesiada todos los días, además era la única paciente del quinto piso, también me dijo que fue la primera vez que alguien la defendía de los abusos de esos enfermeros, y que estaba muy agradecida conmigo.
Finalmente no les había mentido a esos enfermeros, estuve platicando más de hora con mi nueva amiga.
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I will find you
Romance"La vida es demasiado corta para pasarla solo pensando en morir" decía su padre pero el joven Charles Brown de 19 años no pensaba lo mismo, ya que iba por su vida esperando que el tumor cerebral que residía en su cerebro lo matara de una buena vez...