Capítulo 04

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El frio invierno transcurrió con todo Enero, hasta que la primera mañana de Febrero paso y actualmente estábamos a 14 de Febrero.

Mi amistad con Carissa se comenzó a hacer un vínculo realmente especial. Mis días en el hospital no habían sido para nada malos con Carissa.

Ella y yo estábamos todo el día juntos riendo y divirtiéndonos; no logramos que la trasladaran a mi piso ya que no había cuatros disponibles, ni a mí al quinto piso ya que además de que Carissa se opusiera era un ‘paciente especial”, por lo que optamos por hacer una pijamada en mi habitación cada noche. No hacíamos lo normal que era ver películas, o jugar al típico juego de la botella que terminaba con desastres fatales, nada de eso.
Mi misión era mostrarle mi mundo y la de ella mostrarme el suyo.

Yo le explicaba cómo era cualquier cosa que ella preguntara, como las aves, siempre preguntaba por ellas y cada que le explicaba cómo eran Carissa las dibujaba para ver si eran como físicamente igual a como ella las imaginaba, yo sonreía asintiendo ya que las hacía muy parecidas y guardaba los dibujos.

A veces era difícil explicarle como eran los objetos ya que por su enfermedad llamada “Amaurosis congénita de Leber” la hizo perder la vista desde que ella había nacido, por lo que Carissa solo podía imaginarlo en su mente y tomar las hojas de sus expedientes para dibujar como las imaginaba.

También otras veces poníamos música clásica en un canal de la televisión, ella se levantaba y bailaba haciendo una coreografía improvisada conforme lo que cada canción la hacía sentir.

Otra cosa que hacíamos era practicar mis sesiones de rehabilitación, y ya poco a poco pude comenzar a mover mis muñecas, no el brazo completo pero empecé a poder sentarme y cada que podía moverme Carissa saltaba y sonreía.
Y justo esta noche de Domingo tendríamos una pijamada en mi habitación, por lo que pedí especialmente un pay de manzana y dos vasos con leche tibia a la enfermera que estaba a cargo de mi cuidado, su nombre era Marie tenía 45 años era pelirroja de estatura baja y ojos verdes. Marie sabía que Carissa amaba el pay de manzana y era mi amiga por lo que me miro con una sonrisa en su rostro al escucharme.

-Está bien, Charles.- Sonrío y salió por la puerta de mi habitación-.

La luz del sol comenzaba a desaparecer desde la vista de mi ventana y se lograban ver algunas estrellas asomarse entre el cielo, mi reloj de pared marco el tac de las 8:00 pm y miro hacia la puerta. Carissa entra a mi habitación con una sonrisa, acompañada de su perro pastor alemán o como nosotros lo llamábamos “Jack, el perro guardián” ya había convivido conmigo una vez, justo al día siguiente de conocer a Carissa.

-¡Hola Charles!- Musita Carissa entrando a mi habitación recargando sus manos en las paredes, para después cerrar la puerta-.

-Hola.-Sonrío sentándome para verla mejor- Trajiste a Jack.

-Así es, necesitaba verlo ¡Pero tenemos a Jack el pero guardián en nuestra fiesta!-Se sienta en mi cama mirando hacia la pared radiando de felicidad-.

-¿Qué te gustaría hacer hoy, Cari?-La llamaba así de cariño entre amigos mientras sonreía-.

-¿Podemos jugar un famoso juego llamado “Verdad o Reto? He escuchado que es divertido.

-Bien, juguemos.-Declaro escuchando como la puerta se abre mostrado a Marie con una bandeja en sus manos que llevaba un pay de manzana recién horneado y dos vasos con leche al igual que llevaba consigo cubiertos-.

-¡Hola Chicos!

-¡Marie! Uhmm… algo huele delicioso, ¿Qué es?-Escucho decir a Carissa extendiendo sus brazos como si estuviera buscando-.

-Es el platillo principal de la fiesta, pay de manzana.- Respondo sonriendo un poco y viendo como Carissa baja sus brazos-.

-Y el mejor.-Agrega Marie dejándolo en la mesa de noche partiéndolo en rebanadas y dejándolas en platos- ¿Ocupan ayuda para comer?

-No, gracias.-Musita Carissa- He estado practicando y quiero intentarlo.

-Entonces si no ocupan ayuda o algo más me retiro y si llegan a ocupar ayuda solo griten.- Sonríe y sale de mi habitación-.

Fue entonces cuando con ayuda de Carissa y ella con mi ayuda, comenzamos a comer el pay de manzana, mientras platicábamos y jugábamos verdad o reto. Llegue a hacer una llamada de broma con Carissa, y entre risas y alegría pregunte algo que me estaba matando de la curiosidad.

-Cari, tal vez no debería preguntar esto, pero ¿Por qué tus padres no te visitan?- En eso veo como la sonrisa desaparece de su rostro-.

-Es una larga historia…Pero como eres mi mejor amigo, mereces saberlo.-Suelta un suspiro y comienza a contar- Una vez cuando mi Madre me recogía de la escuela secundaria e iba en tercer grado caminábamos para llegar a casa con mi Padre y comer todos juntos como la familia más unida de todas; yo era muy inquieta a pesar de no ver, mi Madre hasta tomaba mi mano para cruzar la calle, pero esa vez quise cruzar primero para demostrarle que había madurado, pero había muchos autos transitando rápidamente y yo simplemente no los veía, ni siquiera estaba consciente de lo que hacía. Estaba a punto de ser atropellada, pero en ese momento Mama me empujo a la orilla de la carretera para que estuviera a salvo, solo alcancé a escuchar un ¡Crash! Tan fuerte después de caer al suelo que me asuste e intente buscar a Mama pero ya era tarde, ya la habían atropellado.-Dice mirando hacia a mi reloj de pared mientras comienza a soltar lagrimas- Mi Padre me culpa por su muerte, me insultaba y me decía “Niña” a veces ni siquiera me hablaba, me ignoraba, por lo que comencé a cortar con los cuchillos de mi casa para llamar su atención y decirle que yo sufría también. Me tomo por loca psicópata y me interno aquí. No sé qué sea de el hoy en día, solo se encarga de pagarme el tratamiento para mantenerme alejada de él.







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