Capítulo 06

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La primavera paso hasta que llego el verano. Fue cuando teníamos nuestras vacaciones del hospital, yo fui a casa con mis padres y Frank; Al igual que Carissa fue muy dudosa a casa con Padre. Pasaron meses hasta que yo pudiera verla de nuevo pero nos manteníamos en contacto por llamada telefónica.

Como yo me podía mover aún más, jugué con Frank día y noche todas las vacaciones pero lo mejor de todo fue que aunque no estaba perdonada del todo, mi Mama estuvo con nosotros todo el verano. Fue como si todos estuviéramos sanos y fuéramos la misma familia de antes.

Cuando el tiempo se llevó a Julio, Agosto y a Septiembre, Octubre arribaba por lo que volvería al hospital, decirlo ya no sonaba tan malo, porque vería a Carissa de nuevo.

He estado pensando mucho en ella y creo que me preocupo, y como dicen Frank, Papa y Mama hablo de ella todo el tiempo, pero supongo que es normal sentir eso cuando alguien te importa demasiado, además solo somos mejores amigos.

De camino en el auto de Papa al Hospital San Robert’s llevaba conmigo una pluma de ave para Carissa, esta era gris como los ojos de ella.

Al llegar a mi habitación e instalarme de nuevo dejo la pluma en mi mesa de noche y miro mi habitación una vez más, escucho como se abre la puerta y de esta entra Carissa recargándose del marco de la puerta.

-¡Charlie!-Brinca a mi cama buscándome mientras en sus labios podía delatarse una enorme y hermosa sonrisa-.

-¡Acá estoy!-Muevo mi silla hacia ella y la envuelvo en mis brazos sonriendo al igual que ella corresponde a mi abrazo-.

-Te extrañe tanto Charlie.-Menciona ella abrazándome fuertemente-.

-Yo también… ¿Cómo estás? ¿Te fue bien con tu padre?

-Mejor que bien.-Contesta sonriéndome y separándose para seguir hablando- El me pidió disculpas por todo, dijo que la soledad en casa era insoportable y que me extrañaba tanto,  también dijo que Mama se sentiría mal si estuviéramos así, nos abrazamos y cenamos como una familia y ¿Adivina? El comprendió como me sentía y decidió sacarme dl tratamiento psicológico ¡Soy libre! –Busca mi rostro con sus manos-.

-¿Entonces te vas a ir?-No esperaba esto, no quería que se fuera y me quedara solo de nuevo-.

-No, me quedare.-Vuelve a sonreír-. Llegaron unos nuevos doctores y vieron mi caso, por lo que están trabajando en una operación que podría ayudar a que recuperara la vista ¡Veré el mundo por primera vez! ¡Tú mundo Charlie!

-Sera nuestro mundo, Cari.-Sonrío emocionado abrazándola de nuevo- Me alegro mucho de verdad.-Miro hacia mi mesa de noche y tomo la pluma de ave-. Ahora yo tengo un pequeño regalo para ti, algo que te ayudara a saber cómo es algo que te gusta, abre la mano.

-Bien, estoy ansiosa por sentirlo,-Abre su mano y yo coloco la pluma, mientras que ella con su otra mano comienza a acariciar la pluma curiosa-Es suave, me gusta su textura da como cosquillas ¿Es como la ropa que visten las aves? ¿Es una pluma?

-Así es ¿Te gusta?

-¡Me encanta!- Se abalanza sobre mí en un nuevo abrazo duradero- ¡Muchas gracias de verdad! Tal vez no conozca tu rostro y tus facciones, pero con escuchar tu voz sé que eres la mejor persona del mundo.

-No es verdad.-Sonrío mirándola- Me alegro mucho de que te gustara.

Salimos a la cafetería para desayunar y hablar sobre lo que hicimos en las vacaciones, ella comento que fue a México. Cuando hablaba no me miraba ya que no sabía dónde estaba, pero sabía que sus palabras eran para mientras hablaba y contaba su viaje, no pude escucharla por un momento ya que me quede perdido en sus ojos. Muy pronto volverían ver los colores y espero que lo haga hacia mí también, últimamente siento cosquillas en el estómago al verla y mis mejillas suelen enrojecer, le pregunte a Papa sobre eso y me dijo que prestara atención a lo que yo sentía cuando estuviera con ella, así que eso fue lo que hice.

Tuvimos una pijamada especial que tuvimos ya que fue cuando la cambiaron a la habitación número 20 que estaba enfrente de la mía.
Hicimos dibujos y bailamos riendo, sonaron las manecillas del reloj indicando que eran las 10:00 pm, nos acostamos e su cama juntos y arropados con las cobijas, Carissa callo dormida al instante cerrando sus ojos grises. Yo la abrace y estudie las facciones de su rostro, parecía magia pero cada que mencionaba cualquier parte de su rostro no evitaba decir en mis pensamientos que ella se veía hermosa, y se miraba aún más con su cabello rizado suelto en sus hombros.

Y fue ahí cuando caí en cuenta de que me había enamorado.
                                                                                                         

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