Dia 7

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Sentía los nervios en el estómago, a pesar de que ya hacía unos días desde que había estado en su habitación y casi le había hecho el amor alli mismo, en su cama, si no hubiera sido por su mamá.

Cada vez que recordaba aquel momento, la sangre le arrebolaba el rostro y el corazón arremetía con fuerza contra su pecho.

Pero, en parte, agradecía a su progenitora de haber interrumpido aquel festival lascivo de besos, que estaba a punto de cruzar el límite. Aquel que, de pasarse, no tenía ninguna clase de retorno.

Miró a la nada. ¿A quién quería engañar? Él lo deseaba. Como jamás había deseado a alguien.

No sabía porque, pero existía una fuerza enorme que giraba en torno a aquel chico de aspecto rebelde que hacía que terminase junto a él de manera inexorable.

Como ahora.

Porque, por mas que intentaba pensar en algún porqué que lo convenciese, no podía llegar a una conclusión.

Lanzó un suspiro largo y profundo, tratando de calmarse a sí mismo. Pensar en Yesung nunca lo dejaba coherente. Y ahora eso se le estaba volviendo rutina.

El ruido de cerrojos detras de sí le anunciaron que ya estaba allí.

Kyuhyun cerró los ojos y trató de aparentar una calma que no tenía, para luego girarse y enfrentar al protagonista de sus pensamientos desde hace ya unos cuantos meses.

Yesung le sonrió de lado y se acercó hasta donde estaba. Lo tomó del cuello y lo besó de manera repentina, dejándolo sin aliento.

Kyuhyun separó los labios sin siquiera pensarlo y Yesung introdujo su lengua hasta rozarle levemente la suya, para luego separarse.

-Hola..

Kyu bizqueó, con la mente en blanco. ¿Porqué lo dejaba de esa forma? Buscó por todos los medios encontrar en su mente las palabras justas para responder a su saludo. Pero solo pudo sonreir como un imbécil, ruborizándose en el acto y pidiendo a los dioses que lo ayudasen.

Tenía que reconocer que Yesung lo trastornaba. Y mucho.

Y tambien que le encantaba sentirse así.

-Ho.. Hola.. - pudo decir al fin. 

Entonces Yesung levantó su mano y rozó su mejilla con suavidad. Aquel gesto lo descolocó y, en respuesta, su pulso se desbocó y cerró los ojos.

-Me gustas demasido...

La voz de Yesung resonó en sus oídos apenas. Él boqueó unas cuantas veces, sin saber qué contestar en ese momento, por lo que sólo atinó a esbozar una sonrisa y mirar hacia abajo.

Allí, parado en el escaparate de la tienda de antigüedades, se sentía un estúpido.

Le había pedido a Yesung que lo llevara hasta el cementerio, pero ahora sopesaba la posibilidad de  girarse y echarse a correr.

Además de estúpido, gallina.

Entonces la voz de Kim interrumpió sus pensamientos, para preguntarle si iría o no. Cuando alzó la vista, vió a aquel chico ya en su moto y con la pregunta grabada en el rostro.

Asintió al tiempo que empezaba a acercarse hasta él y encaramarse en el asiento trasero del motovehículo. Suspiró y se preguntó por enésima vez si estaba haciendo lo correcto.

El cementerio de la ciudad quedaba al sur de la misma. Lindaba a éste, un terreno baldio y descuidado, que evidenciaba su abandono desde hace quien sabe cuanto tiempo.

Deseo Estocolmo [YeKyu] [+18] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora