Dia 2

557 72 17
                                    


Como era de suponerse, iba a llegar tarde.

Iba corriendo hacia la estación de trenes, con la esperanza de que aún estuviera en el andén.

Tropezó varias veces y empujó a varias personas, pero no le importó. Sólo quería llegar.

Y para su gran fortuna, vió al tren aún allí, esperandolo.

Llegó y se escabulló entre esas personas hasta llegar a la entrada. Sin siquiera pensarlo ingresó, a los empujones y en medio de varios insultos. No le importaba. Lo único que quería era llegar a tiempo a sus clases.

Cerró los ojos, mientras se apoyaba en una de las paredes que había encontrado libre.

Su cabeza no le daba vueltas, pero si tenía allí el mismo rostro y las mismas sensaciones.

Aquellas que había sentido y visto hacía un dia y que no podía desterrar de su fuero interno.

Yesung lo había vuelto a besar. Le había hablado como si lo conociese desde hacía quien sabe cuánto tiempo y, con la misma naturalidad, se había acercado y lo había besado de aquella forma.

Y le había gustado.

Porque reconocía que había deseado esos labios otra vez.

Pero, cuando estuvo solo en su habitación, y lejos del alcance de aquel chico de pelo negro y bello rostro, se indignó. Por lo abusivo del comportamiento de Yesung y porque él mismo no era capaz de decir que no.

Deseó no volver a verlo.

No le gustaba su actitud y tampoco cómo reaccionaba él mismo.

Las puertas del tren se abrieron y Kyuhyun esperó a que la mayoría de los pasajeros descendieran para empezar a caminarvy largarse de alli. De pronto, la clautrofobia se hizo presente y deseó salir de allí.

En la universidad, las cosas no estaban diferentes a lo de los otros días.

A Donghae no lo había vuelto a ver, y cada vez que preguntaba por él, la gente lo miraba como si estuviese loco o con desdén.

Aquello le parecía de lo mas extraño, pero no había nada que pudiese hacer. Había hecho lo que mas estaba a su alcance.

Pero, al margen de aquello, lo demas iba bien. En realidad todo iba más que bien.

La tarde en la universidad se le había antojado inverósimil. Había pasado tan rápido que apenas se había dado cuenta de eso.

Afuera del gran edificio, el aire se había vuelto fresco y unas cuantas gotas de lluvia le habían dado en la cara, cosa que agradeció profundamente.

Había decidido volver a tomar el tren para regresar a casa, pero lo sorprendió aquel clima agradable y cambió de planes de manera radical.

Comenzó a caminar en la dirección que ya sabía. Quería disfrutar de su paseo, pero se encontraba cansado y abatido por no saber nada de su amigo.

Deambuló por las calles pensando en las musarañas. Se detuvo delante del escaparate que tan bien conocía.

¿En qué momento había llegado alli?

Miró a través de la vidriera, pero todo estaba oscuro. Suspiró. Se dió un azote mental. ¿Acaso no había deseado no volver a verlo? ¿Acaso no le fastidiaba la actitud de aquel desconocido?

Pero la verdad es que él seguía allí, parado esperando quien sabe que.

Se volteó y se alejó de allí con avidez. Si había reaccionado de un modo que ni él mismo sabía porque ante los besos de Yesung, se consideraba capaz de tocar el timbre y esperar a que éste lo atendiese, a pesar de haberse propuesto alejarse de él.

Un viento que arremolinaba papeles, hojas y basura, se levantó con fuerza unas cuadras antes de llegar a su casa, lo que lo llenó de tierra y polución la ropa, el rostro y principalmente los ojos, impidiéndole ver por el lapso de unos segundos.

Maldijo al universo por aquello y caminó a ciegas unos cuantos metros más y se sentó en una escalinata de acceso a una casa que alcanzó a ver. Esperó un rato, hasta que se recuperó por completo.

Entró a su casa.

-¿Mamá?

Pero solo recibió silencio como respuesta.

Sin darle demasiada importancia, se dirigió a su habitación, cerrándola de un portazo.

Tenía los ojos adoloridos por culpa de esa estúpida tierra y basura que le habían entrado y la mente completamente embotada.
Necesitaba dormir.

Se acostó tal y como estaba vestido. Los ojos empezaron a cerrarse y su mente comenzó a fluctuar entre la inconsciencia y la realidad.

"Tc.. Tc.. Tc.."

El ruido intermitente una gota que se escapaba de un grifo llegaba de manera rotunda y potente.

"Por favor, que alguien cierre ese grifo".

El sonido fue aumentando su volumen. Inundaba sus oídos y su cerebro de a poco, hasta abarcar por completo sus sentidos, volviendose algo completamente insoportable y aturdidor. "Basta... Basta... ¡¡BASTA!!"

Abrió los ojos de golpe.

-Una pesadilla. Fue sólo una pesadilla... - murmuró para sí mismo.

Se levantó aturdido y se dirigió hacia el baño. Se sacó la ropa a trompicones y se metió bajo el agua fría.

¿Eso había sido un sueño?

Era demasiado real como para ser tal cosa. El sonido del grifo goteante era real. Pero en donde comenzaba a dudar y se perdía el hilo que dividía el presente con el la subconsciencia, era en el momento en que aquel sonido había aumentado de volumen, al punto de dejarlo completamente aturdido. Desconcertado y un tanto asustado.

No le gustaban esa clase de sueños. Lo dejaban con un mal sabor y trastornado.

Suspiró y cerró la llave de la ducha. Salió del cuarto del baño, mucho mas repuesto.

Estaba a punto de entrar a la cama cuando un leve llamado de nudillos en la puerta lo detuvo.

-¿Puedo pasar, cariño?

La suave voz de su madre lo llamó.

-Claro mamá.

Ella abrió con delicadeza la puerta e ingresó a la pequeña estancia. Kyuhyun sonrió ante la mirada maternal de la mujer.

-¿Donde estabas? - preguntó Kyu.

-Fuí al cementerio, cariño.

-¿A qué? - preguntó él, desconcertado.

-¿Cómo a qué Kyuhyun? A visitar la tumba de tu padre. - contestó ella, entre confundida y sorprendida.

¿Qué? ¿A la tumba de su p.. Acaso él estaba mue..?

-¿Qué sucede Kyuhyun?

Él la miró, con la extrañeza y la incertidumbre marcada en los ojos.

-¿Papá esta...

-Kyuhyun, hijo... ¿Qué está pasando contigo? Claro que tu padre está muerto. Él murió en un accidente de trabajo cuando tú eras un niño. ¿Acaso no lo recuerdas?

Kyuhyun palideció. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acaso estaba teniendo una... Laguna mental? ¿O porqué no recordaba algo de esa caracteristica?

Se asustó, pero se calló. No quería que su madre lo viera de esa forma. Descubriría qué era lo que le estaba pasando.

Sonrió con dulzura y la señora le acarició la cabeza con cariño.

-Cabeza de novio - dijo entonces, sonriente y pícara.

-Jajajaja...

Esperen... ¿novio?

Deseo Estocolmo [YeKyu] [+18] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora