La Desconfianza

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Para algunos, el cielo siempre es el mismo, pero la verdad es que este está en constante cambio. Desde las estrellas que se encuentran a años luz de distancia, hasta las nubes que podemos ver en él durante el día -y la noche también-. Es cuestión de cada uno el significado o importancia que le da a este, pero ciertas personas lo toman como una referencia importante en sus vidas.

Ese es el caso de Saeran. Un chico que, luego de pasar por algunas de las peores cosas del mundo, logró encontrar algo de paz al observar el cielo en soledad. Claro, ahora tenía a su hermano a su lado también, pero el cielo siempre fue algo importante para él, ya que era uno de los pocos recuerdos felices que tenía de su niñez. Le recordaba esa sensación de libertad... Algo que ahora, por fin, podría intentar experimentar por sí mismo.

Pero había un problema.

Saeran se rehusaba a establecer cualquier tipo de contacto con otros que no fuesen su hermano. Desconfiaba de cualquier persona que este llevase a su casa, creyendo que intentarían engañarlo a él y Saeyoung solo para traerles sufrimiento como otras personas hicieron en un pasado. Le disgustaba ser de esa manera, pero no tenía opción. Era casi una respuesta automática de su parte.

Pasaban las semanas, y cuando vio a su hermano un poco más estable, Saeyoung comenzó a llevar a sus compañeros de la RFA para que intentaran hablar con él. Deseaba de corazón que Saeran fuese un poco más confiado con su nueva «familia», ya que eran personas importantes y comprensivas. Personas que no les harían ningún mal. Les conocía hace años y podía dar fe de ello.

Primero llevó a Jaehee. «Es una chica, tal vez tenga algo más de tacto al hablar con él», pensó el chico de lentes. Mas, para su sorpresa, ella salió a pocos minutos de entrar a la habitación de su hermano.

Saeyoung se quedó desconcertado, mirándola, y ella le devolvió la mirada con una sonrisa algo forzada. Entonces, él entendió que las cosas no habían sido tan... buenas. Se despidió dándole las gracias, y ella se retiró.

A la semana siguiente, decidió llevar a Zen.
Pensó que llevar a todos en una misma semana sería mucho para la mente de Saeran, debido a que él aún estaba en recuperación por todo lo que había pasado.

«Tal vez Zen sea la respuesta. Alguien con menos tacto, pero sensible al mismo tiempo», pensó, mientras veía que el actor golpeaba la puerta y entraba a la habitación del chico, pidiendo el respectivo permiso.

Tras apenas tres minutos, Zen salió de la habitación más pálido de lo usual. Cuando Saeyoung le preguntó qué fue lo que pasó, este prefirió no responder. Solo se limitó a despedirse y decirle que lo sentía mucho.

Pasó otra semana, y decidió que era el turno de Jumin.

«Jumin es bastante educado y frío, así que Saeran no debería tener problema o sentirse invadido por él», meditó en silencio, al ver a su amigo entrar a la habitación en completa calma. Los minutos pasaban y parecía que nada iba mal, hasta que Jumin salió de la habitación con su misma cara inexpresiva de siempre.

Cuando Saeyoung preguntó cómo le había ido, este respondió: «Ninguno habló. Creí que no era correcto obligarlo, así que me despedí y salí».

Ante esta respuesta, no sabía si reír o sentirse decepcionado. En el fondo, esperaba eso de Jumin.

El mayor comentó que tenía una reunión importante en unas horas, así que debía retirarse. Saeyoung lo acompañó hasta la puerta y se despidió de él.

Solo le quedaba una persona... Así que, a la semana siguiente y sin falta, Yoosung estaba fuera de la puerta esperando que su amigo abriera.

Lo saludó con esa energía que siempre solía tener, aunque sentía que los nervios se lo estaban comiendo por dentro. Solo había escuchado de Saeran por lo poco que le habían contado los demás -y el mismo Saeyoung, por supuesto-. Lo asustaba un poco pensar que el hacker que había causado tantos problemas era el hermano de su mejor amigo, pero fue por esta misma razón que accedió a ayudarle.
Para eso estaban los amigos.

The Second SunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora